POR LA ESPIRAL/Claudia Luna Palencia

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-Inmigración: la nueva plaga
-Más allá del factor económico
-Visa para mexicanos, futuro incierto

La imposición del visado para los mexicanos que desean viajar a Canadá por motivos de negocio, placer, turismo o estudios desvela un futuro incierto para la relación de México y sus dos socios estratégicos en el Tlcan-Nafta.
Han corrido ríos de tinta para destacar la falta de equilibrio en el tratado, no basta con señalar en el papel la ubicación estratégica de México dentro de América del Norte, un aspecto que para los europeos sigue pasando de noche al considerar a mexicanos como “sudamericanos” y ubicar a México en la geografía de Centroamérica o peor aún en América del Sur.
Tampoco es plausible construir nuevos puentes de entendimiento, a futuro, sino existe la buena disposición de hacerlo por parte del gobierno de Estados Unidos, Canadá y México, ¿cuándo sucederá una ampliación del tratado y una revisión a fondo para plantear bases de igualdad?
En primera instancia hay que tomarse en serio la seguridad del eje de América del Norte y para ello deben homologarse acuerdos, crearse un ente común de seguridad formado por los mejores soldados canadienses, estadounidenses y mexicanos para que vigilen desde la frontera de Canadá hasta la colindancia al sur de México con Belice y Guatemala.
No es suficiente con la Iniciativa Mérida deben surgir entes supranacionales para luchar de forma común e insisto homologada contra el narcotráfico, el tráfico de personas, órganos, los secuestros y otros crímenes que laceran a nuestra sociedad y que en buena medida pululan por las fronteras.
Cada vez cuesta más trabajo creer que el boom de la droga y el tráfico de armas no encuentren en el Tlcan-Nafta una correlación directa, como la hay en el caso de la explosión del éxodo de mexicanos hacia Estados Unidos y luego a Canadá.
Por ende, el gobierno del presidente Felipe Calderón, tendrá a mediados de agosto próximo una gran oportunidad para exponer y proponer nuevos aires para el tratado en Guadalajara, Jalisco.
En el marco de la Cumbre de Líderes de América del Norte, el presidente Calderón debe asumir un liderazgo propositivo ante el presidente Barack Obama y el primer ministro Stephen Harper, para solicitar que la seguridad sea un eje común tripartito basado en instituciones supranacionales y partidas especiales concedidas por los tres países.
De una vez por todas proponer la libre movilidad del factor trabajo, hacerlo bajo un esquema delineado para que suceda de forma ordenada y garante de los derechos humanos.
Si México no logra nada de positivo en la próxima cumbre será inadmisible que el país siga siendo coladera del traspatio, que sea el único país de los tres del tratado que no solicite visado ni para estadounidenses, ni para canadienses.
Aquí no se trata de una venganza azteca, ni de revanchismos históricos, sino de un asomo de dignidad y más que ello un acto de justicia y trato recíproco.
La razón más poderosa para imponer un visado tanto a estadounidenses como canadienses es el bien de la seguridad de los ciudadanos mexicanos porque todos los delincuentes y prófugos de la justicia estadounidense acuden a vivir a México. Porque en cada ciudad donde predominan las colonias estadounidenses proliferan a la par la droga, el alcoholismo, aumenta la prostitución, pornografía y hasta la pederastia.
Todo aquel que desea vivir en México tiene que demostrar la falta de antecedentes penales y la solvencia económica para sufragar su residencia. ¿Cuántos negocios ilegales de compra-venta de bienes raíces son manejados por estadounidenses sin papeles en México?
Por el bien de la seguridad de la región va siendo tiempo que se dedique de forma seria y decidida a construir ese andamio de igualdad para turistas canadienses, estadounidenses y mexicanos; otro canal para los estudiantes canadienses, estadounidenses y mexicanos; uno distinto para personas con expectativas de residencia y negocio; lo mismo para quienes buscan emigrar con trabajo; y otro para los que en edad de retiro desean hacerlo fuera de sus fronteras. Habrá como se sabe muchos otros casos especiales refugiados, asilados, perseguidos, etc.
A COLACIÓN
En los flujos migratorios inciden una enorme cantidad de variables partiendo por aquellos que consideran que pueden abrirse camino más fácilmente en el vecino país que dentro de su propio pueblo. O aquellos que deciden dejar de sembrar fresas en Guanajuato para recoger naranjas en Florida porque la diferencia de salario es abismal aunque también lo es el costo de la vida. No es lo mismo vivir en Guanajuato que en Florida, aunque lo que cambia es que en Estados Unidos seguramente tendrán mayores oportunidades de inclusión en los canales financieros formales.
Hay quienes van por estudios, se enamoran, les gusta el lugar, argumentan que huyen de la violencia local o simplemente están hastiados de los mexicanos aunque lo primero que hacen es involucrarse con otros mexicanos.
Por las razones que sean no creo que haya mexicano que no añore su tierra y más de una vez se arrepienta. Porque vivir y trabajar en otro país es mucho más duro que en la tierra natal. Adaptarse en un mundo en el que el inmigrante quita oportunidades y genera problemas, no es nada fácil.
Por otro lado, en la medida en que Estados Unidos ha ido endureciendo sus controles migratorios es verdad que Canadá ha ido figurando en la lista de opción de residencia de mexicanos aunque el clima imponga duras condiciones.
De acuerdo con diversas estadísticas de Canadá, al menos hay 50 mil mexicanos viviendo de forma permanente; 100 mil viajan anualmente para realizar estudios por el bilingüismo francés e inglés; y 200 mil mexicanos se trasladan anualmente por turismo.
Con el tiempo Canadá fue convirtiéndose en esa segunda opción para inmigrar, ni siquiera España donde existe una colonia de 40 mil mexicanos (país al que cada vez cuesta más caro viajar por la condición del peso respecto al euro) a pesar de que los mexicanos no necesitan un visado hay que demostrarle a las autoridades españolas que el turista mexicano cuenta con billete de regreso, hotel y al menos 500 euros para sufragar su estancia.
A todos nos toma por sorpresa la imposición del visado por parte de Canadá, de la noche a la mañana e insisto a unas semanas de la reunión de Guadalajara, por eso el presidente Calderón tiene que armarse de buenas propuestas para igualar el trato.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: [email protected]

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