Apuntes para náufragos/Luis Sergio Miranda *Misivas, misiles fallidos

Tras la estrepitosa derrota de Acción Nacional en las elecciones del pasado 5 de julio se desató una guerra de misivas en las entrañas del añejo partido… En sendas cartas abiertas a sus correligionarios, el senador Santiago Creel y el ex dirigente panista, Manuel Espino, cada uno por su cuenta y riesgo, enderezaron duras críticas a quienes, precisaron, eran los responsables de la “peor derrota” blanquiazul en su historia: Felipe, El Pequeño y Germán, El Mínimo… Al tiempo, ambos panistas desplazados por el ocupante de Los Pinos advierten que dicho personaje pretende imponer a otro incondicional (Léase César Nava) en la presidencia vacante de su quebrada agencia para colocar amigos y ariete del conservadurismo criollo… Como el lector recordará, luego del fracaso de la estrategia electoral que Acción Nacional siguió durante los recientes comicios federales y estatales, Germán, El Mínimo fue obligado a presentar su renuncia a la dirigencia panista, cargo que ahora intenta ocupar César Nava, quien fuera secretario particular de Felipe, El Pequeño… Para alcanzar dicho propósito, César Nava, el discreto ex confidente presidencial, ofreció, al registrarse oficialmente y sin pasar la prueba de un detector de mentiras, las que, asegura, son, algunas de sus cualidades: “Represento a una generación joven, no a una corriente, no a un grupo, no a algún interés en particular, no tendría la base ética ni de valores para venir ante ustedes a plantear mi propuesta para dirigir Acción Nacional si no pensara en todos los panistas”… Inmediatamente después agregó otros de sus ideales: “Mi proyecto y mi agenda no son el proyecto o la agenda de una persona o de un grupo, mi proyecto es el PAN y mi agenda es el PAN”… Aunque puso un par de condiciones: “No renunciaré a la diputación, para la que fui electo en representación de los habitantes de la delegación Benito Juárez… No pediré licencia”… A cambio de esa pequeñeces amplió su oferta: “Asumiré la responsabilidad legislativa a plenitud, y de ser electo presidente nacional seré un diputado raso, sin cargo y me pondré al servicio del coordinador o la coordinadora de mi grupo parlamentario”… Concluyó con una propuesta que ningún panista conciente podría rechazar: “No cobraré ni un peso como dirigente panista”… Los milicianos austeros de la Tendencia Franciscana de El Yunque le agradecieron a él, y a Dios, tan noble gesto… Por su parte, Cuauhtémoc Cárdenas, otro apestado por quienes detentan el poder en su partido, escribió una carta a los perredista… En su misiva, Cárdenas devela que el PRD atraviesa por una grave crisis que le impide darle viabilidad al proyecto democrático y progresista de Nación que esa formación política se propuso alcanzar cuando fue fundada… Como quien orgulloso descubre el agua tibia, en esa epístola, Cárdenas afirma, que en sus actuales condiciones, el PRD, “no le es de ninguna utilidad al pueblo mexicano”… En un extenso texto, el tres veces fallido candidato presidencial indicó que es indispensable la desaparición de los grupos de presión, mal llamados corrientes políticas, pues éstos son los causantes de inhibir, afirmó, “la libre discusión de ideas y propuestas, ahondando las fracturas y los desencuentros”… En ese documento, ignorado por los aludidos, Cárdenas también pidió la renuncia del Comité Ejecutivo Nacional, del Consejo Nacional y el nombramiento de una dirección provisional que tendría facultades para conducir la reconstrucción del partido desde sus bases… Y desde luego, sin rencores ni resentimientos, propuso un ajuste de cuentas en contra de sus rivales internos (AMLO y compañía) al recordar que la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, se había pronunciado en 2007 por suspender los derechos partidarios de los perredistas que apoyaron a otras fuerzas políticas en las elecciones celebradas en esa entidad en ese año… En mi opinión, las tres cartas en cuestión son misivas inútiles, recaditos que ya olvidaron Felipe, El Pequeño, Jesús, Gris Oxford, El Oso Encinas y demás aludidos… En fin…