PREOCUPANTE en verdad que la autoridad municipal en turno no pueda resolver el grave problema de limpieza, seguridad y control ambiental, que significan los tiraderos de basura conocidos oficialmente como “centros de transferencia”.
El incendio, intencional o accidental, del basurero al aire libre que funciona a un lado del tanque elevado en la colonia Los Ángeles, es un claro ejemplo de esa problemática citadina que exige, a la voz de ya, una solución definitiva.
Además de la ineptitud o negligencia municipal, la conflagración puso al descubierto la falta de recursos humanos y de equipamiento al Cuerpo de Bomberos, así como la nula coordinación entre los titulares del Departamento de Limpieza Pública, de Control Ambiental y Protección Civil.
JOSE ANTONIO HUERTA, JORGE MORA SOLALINDE y SAUL HERNANDEZ BAUTISTA, además de poner en entredicho su responsabilidad oficial, hicieron ver mal a la administración municipal del alcalde ERICK SILVA SANTOS.
Los centros de transferencia de desechos domésticos surgieron ante la falta de capacidad de Limpieza Pública para brindar ese servicio urbano a las más de 400 colonias de la ciudad y la relativa lejanía del relleno sanitario.
Hasta esos lugares llegan personas, que por medio de vehículos de tracción animal, ofrecen servicios particulares de recolección de basura, misma que depositan en los pomposamente llamados “centros de transferencia”.
En teoría, personal y equipo especial motorizado del Departamento de Limpieza Pública cargan y trasladan los desechos domésticos para llevarlos al confinamiento final ubicado en el kilómetro 22 de la carretera a ciudad Victoria.
Sin embargo, en la práctica esa labor no se lleva a cabo por las carencias humanas, económicas y de equipamiento, por lo que acumulamiento es cada día mayor con las consecuencias que tienen que ver con la salud, seguridad y protección del medio ambiente.
Justo ahí, es donde la negligencia, incapacidad y falta de iniciativa se pone de manifiesto entre el encargado de mantener libre de basura la ciudad, de quien tiene bajo su responsabilidad evitar impactos ambientales y de quien se supone debe impedir cualquier eventualidad que signifique un riesgo para los ciudadanos.
Bastó el incendio en el centro transferencia Los Ángeles para que ANTONIO HUERTA, JORGE MORA y SAUL HERNANDEZ comenzaran a evadir sus respectivas responsabilidades al tiempo de lanzarse acusaciones mutuamente.
Con relación a esa problemática que se convierte en un serio obstáculo para lograr que Matamoros sea una ciudad de calidad y desarrollo sustentable, para mala fortuna de sus habitantes, la actual administración municipal no ha encontrado la solución adecuada.
Ya en plena segunda mitad del trienio, el Ayuntamiento que preside el ingeniero ERICK SILVA SANTOS, aún no encuentra la hebra de la madeja que permita, de una vez por todas, terminar con el grave problema que representan los desechos domésticos en cuanto a su recolección y confinamiento.
Los incendios tanto en el basurero al aire libre en plena mancha urbana, como en el relleno sanitario, son casos concretos que deberían obligar a los integrantes del actual cuerpo edilicio a tomar una sana y responsable determinación.
Si la decisión final es la concesión de esa actividad a una empresa privada o bien el servicio lo sigue prestando el Ayuntamiento, eso es lo de menos, lo importante es que se proteja la seguridad, salud e integridad física de los ciudadanos y evitar la contaminación ambiental.
Que si la empresa Colibrí es la mejor opción, que si BALTAZAR HINOJOSA falló con el relleno sanitario, que si ERICK SILVA no quiere invertir, que si es un asunto de otra instancia gubernamental, etc., etc. son argumentos que deben pasar a un segundo término.
Lo importante, lo responsable, lo justo, lo obligatorio, es que la autoridad municipal en turno enfrente el problema optando por la mejor solución, evitando caer en los dimes y diretes que nada, absolutamente nada, positivo aportan.
Cuestión de recordar que el relleno sanitario matamorense, galardonado a nivel nacional, actualmente está convertido en un tiradero de basura a cielo abierto, similar al que funcionara por el rumbo del aeropuerto internacional y, al menos oficialmente, clausurado.
Independientemente del impacto ambiental y riesgo de salud por emanaciones tóxicas, tal orgullo de la pasada administración municipal es un ejemplo claro de la urgencia de que exista-en la práctica, no en teoría-une verdadera planificación citadina.
Es tiempo que, bajo un plan rector, los alcaldes vayan dando seguimiento a un plan definido de crecimiento y no que en cada trienio se avance o se retroceda, según el criterio o capacidad de administración pública del presidente municipal en turno.
¿No lo cree así, estimado lector y radioescucha?
Y hasta la próxima.
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