Apple acaba de aprobar una nueva aplicación para su dispositivo móvil que localiza los dispensarios legales de marihuana en Estados Unidos.
San Francisco, California.- Tal vez el “todopoderoso” iPhone aún no pueda preparar una taza de café o batir el cóctel perfecto, pero al menos podrá “colocar” a sus usuarios.
Apple acaba de aprobar una nueva aplicación para su dispositivo móvil que localiza los dispensarios legales de marihuana en Estados Unidos para los consumidores de cannabis medicinal.
El programa, que se puede bajar por 3 dólares, lista y ubica convenientemente sobre un mapa Google las localizaciones conocidas de colectivos de salud, médicos, clínicas y organizaciones. En caso de necesitar una dosis rápida, los usuarios del iPhone pueden activar la aplicación para encontrar la fuente más cercana de cannabis legal.
Si bien no se trata de una innovación tecnológica, esta última aplicación del iPhone refleja la creciente aceptación de la marihuana medicinal en Estados Unidos y en otros lugares. El uso médico del cannabis es aceptado en alguna medida en Canadá, Austria, los Países Bajos, España, Israel, Finlandia y Portugal.
En Estados Unidos, 13 estados aceptaron la marihuana para usos médicos: Alaska, California, Colorado, Hawaii, Maine, Maryland, Michigan, Montana, Nevada, Nueva Mexico, Oregon, Rhode Island, Vermont y Washington.
Sin embargo, la marihuana para usos médicos sigue siendo ilegal ante la ley federal estadounidense, que la clasifica en la misma categoría que drogas pesadas como la heroína y la cocaína.
A pesar de este obstáculo, en los últimos años abrieron cientos de dispensarios de marihuana alrededor de California. Funcionarios estiman que la cosecha anual total en este Estado alcanza la elevada cifra de 17.000 millones de dólares.
Este monto deja muy atrás todos los otros cultivos legales en el más grande de los Estados norteamericanos. En medio de la crisis financiera que afecta a California, algunos políticos ven un impuesto a la marihuana como una forma de preservar algunos servicios públicos esenciales, que de otro modo están por ser recortados.
La semana pasada funcionarios impositivos californianos estimaron que el impuesto a las ventas de marihuana le aportaría al presupuesto del Estado una ganancia imprevista de 1.400 millones de dólares anuales.
La ciudad de Oakland no esperó a los burócratas del Estado para tomar acción. Esta zona densamente poblada, ubicada al este de San Francisco, tiene ya tantos dispensarios de marihuana que la llaman Oaksterdam. Sus votantes decidieron el martes con un 80 por ciento de apoyo que se convierta en el primer municipio de Estados Unidos en gravar con un impuesto las ventas de marihuana.
“A esta altura, seriamente, deberíamos asumir el hecho de que todo el mundo está fumando”, dijo Jaime Galindo, el propietario del Club Z, uno de los más conocidos dispensarios de marihuana en Oaksterdam. “Los conductores de ómnibus, la policía, tu propia abuela”.
Los Angeles, donde se estima que hay más de 400 dispensarios, también está considerando un impuesto municipal a la marihuana que permitiría recaudar ingresos de cientos de millones de dólares anuales.
Aunque escapase a la aparente inevitabilidad de ser gravado con impuestos, no cabe duda de que el consumo de marihuana es ya una parte establecida de la vida cotidiana en California, más que una actividad furtiva que se hace a escondidas como otros usos de drogas.
The Farmacy, una cadena popular de dispensarios de marihuana de Los Angeles, se parece más a un elegante emporio de cosméticos que a un fumadero, con sus locales decorados con sofás de cuero blanco y paredes pintadas color crema. Además de 25 variedades diferentes de marihuana, ofrece también un amplio espectro de artículos de tocador orgánicos, aceite de oliva e incienso.
Muchos otros operadores prescinden de poner la marihuana en un escaparate y ofrecen un servicio más conveniente de entrega a domicilio y pago con tarjeta de crédito. Como todos los dispensarios de marihuana, Kine2b controla la marihuana medicinal de sus pacientes antes de realizar la entrega.
Según el propietario, el servicio de entrega es popular entre sus clientes, mientras le permite a él ahorrarse la renta del local y evitar problemas con los vecinos que no quieren tener un club de marihuana a su lado.
“Es lo mismo que pedir pizza, sólo que más rápido y más profesional,” opina el cliente John Gutierrez, un vendedor de computadoras de 56 años que dice que la marihuana le alivia el dolor de la gota. “Es como haberme muerto e ido a parar al paraíso de la marihuana”.