Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *El litoral tamaulipeco

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Tener la oportunidad de caminar por las arenas que conforman la Playa Miramar, en el municipio de Madero, allá por el sur de Tamaulipas, constituye un verdadero placer para quienes buscamos tranquilidad y esparcimiento, salir un poco de la rutina y sobre todo, disfrutar los días de descanso en uno de los muchos sitios que nos ofrece la entidad para descansar.

Como es natural, el paseo del sur de Tamaulipas está ahora repleto de paseantes; durante el trayecto de Victoria, la capital, acá por el centro del estado hacia Miramar hemos encontrado una cantidad impresionante de automóviles con el mismo destino, pero con placas de Nuevo León y San Luis Potosí principalmente, aunque también de otras entidades donde conocen las bondades de este maravilloso sitio turístico.

Claro, como todos, tiene sus cosas buenas y malas. Desde siempre ha habido un cobro por uso de las palapas instaladas en la playa, y ahora se cobra también un estacionamiento que no tenemos idea de quién es el concesionario o a donde va a parar el recurso, el caso es que la verdad, miles de automóviles a lo largo de esta parte sur del litoral tamaulipeco.

Hemos encontrado paseantes de todas las edades y condiciones socioeconómicas y culturales: de diversos puntos del país han llegado para disfrutar nuestras playas que, ahora en julio ofrecen una cálida y deliciosa agua marítima y la delicia de poder descansar en sus arenales. Tampico tiene mucho que ofrecer al paseante, y lo mejor de todo es que estas acciones están permitiendo que quienes se dedican a alimentar la industria turística tengan forma de allegarse recursos.

Es cierto, hay algunos sitios que no contaron con la cantidad de clientes, o algunos tamaulipecos que no han podido vender todo lo ofertado en cuanto a productos típicos, alimentos u otros artículos, pero sí es un hecho que hay la recuperación importante que seguramente tendrá un positivo impacto en muchas familias de nuestra entidad.

El tiempo ha sido generoso. No hay lluvias ni vientos muy fuertes, aunque sabemos que el litoral tamaulipeco tradicionalmente tiene en ciertas épocas del año el molesto y fuerte viento que no nos permite disfrutar, principalmente en La Pesca y en ocasiones en Miramar, lo que todos conocemos como la playa de Tampico y que se encuentra en otro municipio.

Dicen los paseantes: “venimos a Tampico”, sin embargo, no podemos dejar de reconocer el hecho de que las autoridades de los tres municipios como son Tampico, Madero y Altamira han hecho algunas acciones para poder captar un mayor número de turistas, lo que, insistimos, deja dinero a mucha pero mucha gente.

Hay que destacar que si bien es cierto que hay sitios sub aprovechados en la zona, existen proyectos muy interesantes que parten de la administración estatal para poder dar más vida a la zona conurbada, y de esa manera poder hacer que la gente tenga una mejor forma de vida.

La ocupación hotelera no es aún lo que la gente desea, pero es mucho mejor que cuando estalló la epidemia de la Influenza A y que dejó a la industria turística temblando, sumida en una muy severa crisis que amenazó con acabar con muchos negocios; logró terminar con muchos, pero quienes soportaron la difícil época ahora están recogiendo el fruto de su espera.

Decíamos que Tampico nos ofrece muchas cosas; hay quien acude a la playa como terapia, para poder encontrar momentos de tranquilidad, de meditación y descanso, y eso es muy interesante de aprovechar, porque esas personas pueden dar un vuelco a su vida a partir de este viaje a la costa, y regresar con mucha mayor fuerza y entusiasmo al trabajo de todos los días.

Tampico, sin lugar a dudas, es una de esas joyas del Golfo de México que hay que apoyar. En este sentido, consideramos interesante el que la iniciativa privada, sociedad de la zona y los gobiernos municipales, así como el estatal y federal, tengan la visión de pensar en inversiones que permitan que la infraestructura hotelera y de servicios crezca, para que los habitantes de este sector puedan tener una entrada económica que garantice su manutención.

El fin de semana, la playa Miramar se encontraba repleta literalmente de paseantes de todas las edades, quienes hacían lo mismo una carne asada que un castillo de arena o jugaban futbol en la arena; claro, los que acostumbran ir a bañarse al mar no faltaron.

Los estacionamientos se encontraban repletos y los restaurantes también nos mostraron que hay vacaciones, y que pese a la crisis económica hay clientes para todos.

La industria turística tiene que desarrollar estrategias que le permitan tener una mayor oferta. Seguros estamos que no se compara en nada la playa y frías aguas del norte de España con la maravilla que implica estar en Miramar, bañándonos con la especial agua del Golfo.

Es, desde nuestra óptica, en cuanto a playas se refiere, mucho mejor la costa del Golfo de México.

Quizá falte ahora pensar en desarrollar otros recursos, como playas con otro tipo de público y diversidades, e inclusive considerar la posibilidad de tener un espacio para la gente que ama el naturismo.

La extensa costa tamaulipeca nos puede dar este tipo de sorpresas, que seguramente se reflejarían en una mayor cantidad de visitantes y por consiguiente, de recursos para la entidad.

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