Benny Cruz Zapat/EnLineaDIRECTA
Victoria, Tamaulipas.-Perdida en los vericuentos de un sistema laboral en donde las obreras son el eslabón más delgado y cuando de justicia se trata llevan todas las de perder, María Luisa Ruíz Ramos a entregado más de seis años de vida y su salud a la Maquiladora Kemet asentada en esta capital.
Ahora; enferma y con una carga de trabajo que ya no pueden soportar su organismo agotado por una enfermedad crónica degenerativa – orto artritis- a sus 44 años de edad ya no encuentra ni a que santo encomendarse; pues cuanta puerta a tocado en la empresa y en el sindicato que en teoría representa sus intereses; se le han cerrado todas, con todo y la intervención del líder máximo de la CTM, Edmundo García Román, quien era su última esperanza:
“El ya sabe de mi caso y me mando a la CTM, pero hasta ahí fue como hablar con la pared; no me hicieron caso y no le dieron importancia a mi petición de justicia, no estoy pidiendo nada fuera del otro mundo, en la maquiladora me enferme, de acuerdo a lo que me dicen los doctores, mi enfermedad va ir de mal en peor y eso lo he visto en los últimos tres años hay días que no me puedo ni levantar, pero tengo que hacerlo pues no puedo faltar; ya que me corren en la maqiladora; por si fuera poco la atención médica que me dan en el IMSS deja mucho que desear, ya que para atender mi mal, no me dan más que diclofenaco, neproxeno y paracetamol, cuando doctores que me han visto, me aseguran que con medicina adecuada, mis molestias serían menos y los daños de la ortoartritis no serían tan severos ni tan acelerados; pero como ese medicamento no está en el cuadro básico, me dan los que si están; nunca he podido conseguir que me hagan estudios especializados.
Ruiz Ramos, lleva ya tres años persiguiendo su pensión por enfermedad:
-Yo no entiendo de leyes y menos como se manejan en la maquiladora, lo que si se, porque lo vivo, que tanto los patrones, como el sindicato y el Instituto Mexicano del Seguro Social, están cortados por la misma tijera, con la cual lastiman a la parte más débil, que somos las obreras, que como yo, tienen la mala fortuna de resentir en su organismo, jornadas de trabajo en donde no hay descanso ni condiciones adecuadas; por ejemplo ahorita con todo y mi enfermedad, solo por pedir vacaciones y andar pidiendo mejor atención médica, a una área en donde tengo que estar todo el tiempo de pie, ya no aguanto más, pero además de la necesidad que tengo del trabajo, no voy a perder mi antigüedad solo porque los encargados me presionan de esa manera.
Con todo y su insistencia de lograr una mejor atención clínica y el respeto al derecho que tiene de una pensión por enfermedad por parte del IMSS, hasta el momento ninguna persona con facultades dentro del Sindicato de la Federación Regional de Trabajadores de Tamaulipas o de la propia empresa ha prestado atención a su desesperación.
María Luisa le pone nombre y apellido a quienes por acción u omisión son los causantes de la situación que sufre.
Da cuenta que lleva tres años entre el papeleo y las citas médicas prolongadas entre una y otra en el Hospital de Zona del Seguro Social, mientras Javier Castillo Reta, representante del Sindicato de Maquiladoras en Ciudad Victoria no le ha cumplido las repetidas promesas de levantar la mano en su defensa ante Edith González Flores, encargada de Recursos Humanos de la empresa, o con el supervisor de personal Juan Rolando Vallejo.
Ellos mismos, los representantes de la empresa y del sindicato conocen cada renglón del historial clínico y laboral de María Luisa; lo han llevado de un lugar para otro sin resolver efectivamente lo que se llama incapacidad derivada de la relación laboral, y que impide desempeñar a la obrera o empleado las funciones para las que fue contratado, y que establece la Ley Federal del Trabajo en su Artículo 475.
Y no sólo violentan la LFT por omisión de su cumplimiento al haber pasado al hostigamiento laboral negando el derecho a vacaciones y permisos con un claro objetivo de nulificar y lastimar moralmente a Ruiz Ramos.
“Han llegado al grado de negarme mis vacaciones y permisos que pido cuando ya no resisto los dolores en todo mi cuerpo, a ellos poco les importa, muestra de ello es que hace dos meses les pedí un oficio con el cual pedir atención de médicos especialistas en el IMSS, pero hasta la fecha no terminan de redactar ese documento, que para ellos es nada y para mi representa un mejor servicio médico”.
Dentro de su historial clínico existen dos diagnósticos de diferentes médicos del IMSS que describen su enfermedad como Ortoartritis, cuyo tratamiento desde luego es con el rey de los hospitales de ese instituto: una cápsula de Naproxen cada 8 horas.
El propio IMSS por medio de sus especialistas del servicio de Reumatología del Centro Médico Nacional Siglo XXI, tienen reconocida la Ortoartritis como una de las enfermedades reumática más frecuentes en México así como de las más discapacitantes en el trabajo que impiden el desarrollo de una vida con calidad y puede mermar considerablemente la economía de las familias.
Cada año el número de pacientes va en aumento y son 3 millones de mexicanos que la padecen, sin embargo María Luisa nunca ha sido remitida a ese centro de especialidades para recibir un tratamiento adecuado y si en cambio se le programó una cita en el Hospital del IMSS de Madero donde su consulta con el especialista duró menos de 20 minutos y no le hicieron ningún estudio
En ese transitar clínico surgió una complicación que la aterra: una mancha negra en un hueso del brazo izquierdo que los doctores del IMSS le detectaron pero se negaron a documentar.
“El doctor nada más me dijo que esa mancha era de una radiación y le pregunté a un compañero de la planta y pues dice que en la línea de limpieza de material donde yo estuve hay radiación así como plomo en la sustancia que se usa para limpiar los capacitares, pero nadie me dice nada, nadie quiere meterse en problemas ni con el sindicato ni con la maquiladora”.
Esa mancha propició una consulta con los jefes del área médica del IMSS a los que explicó los procesos de trabajo en la sección de la planta que se denomina DPD y en la cual los equipos anteriores se componían de un horno con funcionamiento a base de Rayo Laser.
“Después de eso me siento peor, tengo muchas complicaciones con mi brazos izquierdo y agréguele el maltrato que recibo en la planta y sin ayuda del sindicato no se que va a pasar”.
De acuerdo a su percepción no es la única que atraviesa por situaciones laborales adversas:
“Solo que siempre se impone el miedo a perder el trabajo o de ser acosada por los jefes, que ven mal hasta que uno pregunte la fecha de sus vacaciones, en mi caso estoy dispuesta a dar la lucha, porque en ello me va la salud y los derechos laborales que me corresponden”.