Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Ineficiencia total

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El hecho de que todos tenemos derecho a salir de vacaciones no implica dejar abandonada una función necesaria para la sociedad. Habrá empresas que puedan cerrar sus puertas a sabiendas que otras suplirán las necesidades comunitarias.

Podemos pensar, por ejemplo, que una tienda de misceláneos cierre por unos días y que los clientes vayan a otro lado a surtirse de la bolsa de sopa o el cubo de consomé de pollo, que alguien en lugar de comprar un refresco ahí lo busque en otro lugar pero… ¿y los servicios básicos?

Hay funcionarios que se han ido de vacaciones y la gente no ha notado su ausencia, poniendo de manifiesto que su incapacidad para colaborar es total, a grato tal que nadie se da cuenta que no están. Específicamente, sobre la avenida Francisco I. Madero hay muchas personas que están oficialmente de vacaciones, aunque la verdad sea dicha, en casi dos años no han trabajado nada.

Cuando el ingeniero Américo Villarreal Guerra llegó a la gubernatura de la entidad, Victoria tenía problemas muy serios de abasto de agua potable; el entonces gerente de la COAPA –así se llamaba- Antonio Navarro Beltrán comentaba al reportero sobre los esfuerzos que se hacían por encontrar fuentes de abastecimiento para la capital tamaulipeca. Recordamos que en una entrevista nos decía: “si hubiera un aparato para fabricar agua, te juro que ya lo habríamos comprado, pero el agua hay que encontrarla de los mantos de la naturaleza, no se fabrica”.

Entonces, Américo tuvo la iniciativa de hacer un acueducto desde la presa “Vicente Guerrero” que, desde entonces, ha conjurado los problemas de abasto en la capital: ya no padecemos esas “sequías temporales” como el hecho de que, viviendo en pleno centro de la ciudad, en ciertos sectores el agua llegaba a las doce de la noche o una de la mañana, para dejar de salir por la llave a las 4 o 5 de la madrugada. En ese lapso había que lavar, almacenar y demás. Eran tiempos difíciles que, gracias a la visión del ingeniero Villarreal Guerra se pudieron aliviar.

Hoy, la situación es difícil, porque la gente que tiene esas responsabilidades no tiene el talento de aquellos funcionarios. La Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado ha caído en manos de gente sin vocación de servicio, sin talento y sin responsabilidad, prueba de ello es que el día de ayer simplemente descolgaron los teléfonos ante la andanada de quejas: de una forma vil y cobarde no dieron la cara por algo que probablemente no fue culpa suya, pero la irresponsabilidad les hizo co-partícipes de esta carencia del vital líquido.

Muy temprano nos dijeron que a las 4 de la madrugada se rompió un tubo de 32 pulgadas allá por el Santuario, y que ese “tubote” es el responsable de abastecer a la mitad de la población que tiene tomas de agua, pero “a las 3 de la tarde estará arreglado, sin temor a equivocarnos”, dijo la mujer que todavía contestaba.

Horas después, simplemente, descolgaron el teléfono. La línea del conmutador, a donde uno puede buscar al gerente para una explicación oficial, simplemente, la descolgaron desde muy temprana hora. Imaginamos que quien esté de responsable –palabra que es dudosa en este caso- dijo “descuélgalo, porque no vamos a tener agua y no vamos a aguantar a los mugrosos que nos llaman para quejarse… ¡que se jodan!”

Porque esa es la actitud que tienen los que presumen de certificados de calidad de esos que se llaman ISO y algo más, y que sirven para engalanar las paredes de una dependencia ineficiente, mala y con una pésima atención hacia el usuario en todos sentidos: desde las mal encaradas cajeras hasta los divos que fungen como “servidores públicos” y no tienen la delicadeza de atender las quejas.

No supimos el motivo por el cual se rompió la tubería; pudo ser por falta de mantenimiento –lo más probable, dada la ineficiencia de sus trabajadores- o por algún hundimiento en el subsuelo, por desgaste natural o por un accidente físico provocado por algo fuera del alcance de los señores de Comapa, pero el caso es que, eran las 6 de la tarde y media ciudad seguía sin el vital líquido.

Nadie se hace responsable, y lo peor: no se puede uno quejar en ninguna parte porque andan de vacaciones y no hay quien pueda resolver.

Qué bueno que descansen, pero no es posible que no haya algún responsable ahí que pueda hacer frente a las contingencias.

Esperamos, por el bien de todos, que en cuanto nuestras autoridades regresen de vacaciones –merecidas, por supuesto- puedan solicitar informes a los irresponsables que no tuvieron la inteligencia suficiente para encarar este tipo de problemas que surgieron.

También, deseamos fervientemente, que haya alguien con capacidad de servicio y una buena preparación, para que pueda ser instalado como titular de un área tan especial y significativa como es la de servicios a la comunidad, el abasto del vital líquido que no se puede dejar a un lado por culpa de dos o tres individuos que no supieron hacer nada por servir.

No tenemos idea de cuántos problemas de abasto de agua tendremos antes de que los responsables tomen cartas en el asunto, lo que sí es que, en plena canícula, con las temperaturas que hemos tenido, no nos queda más que pensar tres cosas de los que deberían ser responsables: que no hacen nada, que son buenos para nada y … hay que imaginar la última.

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