Un joven de 25 años se mató al ser culpado por su fábrica de robar un prototipo de iPhone chino; la empresa niega haber sido la causante del suceso e indemnizó con 44,000 dólares a su familia.
Por: Philip Elmer-DeWitt
Mucho se ha escrito (sobre todo en China) con respecto al caso de Sun Danyong, el ex empleado de Foxconn de 25 años que hace dos semanas saltó hacia su muerte desde un doceavo piso en Shenzhen, después de haber sido interrogado por el extravío de un prototipo del iPhone de la siguiente generación.
La historia muestra un ángulo áspero en cuanto a las condiciones laborales en Foxconn, nombre de la marca Hon Hai con base en Taiwán, una de las más grandes fabricantes de componentes para computadoras. Asimismo muestra la cultura del secreto que rodea al desarrollo de la producción de Apple (la empresa publicó una declaración la semana pasada en la que lamentaban la trágica pérdida del joven empleado.)
La publicación del lunes del New York Times le da seguimiento a la historia en varias direcciones, incluyendo las afirmaciones de Foxconn que indican que los productos a cargo de Sun ya habían desaparecido antes; así como un informe en el que se muestra que la compañía ha intentado reparar el daño dándole a la novia de Sun una computadora portátil Apple y a su familia 300,000 yuanes, más de 44,000 dólares.
El artículo, escrito por el reportero de negocios David Barboza establecido en Shangai, resume los hechos como los conocemos: a Sun le dieron 16 prototipos de iPhone a principios de julio para enviar al área de Investigación y Desarrollo, pero sólo entregó 15. Después se quejó con sus amigos de haber recibido maltratos y humillaciones por parte del equipo de seguridad de la fábrica (un cargo que el guardia de seguridad niega con vehemencia), además de que supuestamente poco antes de morir, la mañana del 16 de julio, Sun envió un mensaje de texto que (parcialmente) decía: “Mi amor, lo siento. Regreso a casa mañana. Tengo algunos problemas. No le digas a mi familia. No intentes contactarme. Por primera vez te lo ruego, hazlo. Lo siento”.
James Lee, director general de operaciones en Foxconn, dijo al Times que su compañía tenía la misión de proteger la propiedad intelectual de sus clientes, lo cual no es fácil lograr en Shenzhen, un lugar caracterizado por la piratería de electrónicos y contrabandos.
Lee también argumentó que ésta no era la primera vez que la compañía tenía problemas con Sun Danyong. “Varias veces se le desaparecían algunos productos y después los regresaba”, dijo Lee al Times. “No sabemos quién tomó el producto, pero estaba bajo su cuidado”.
Para defender a su compañía de cargos de prácticas laborales injustas, Lee concedió al Times un extraño recorrido dentro de dos instalaciones de Foxconn, incluyendo en la que trabajaba Sun. “Las instalaciones eran muy grandes”, escribió Barboza. “Contaban con tiendas, bancos, oficinas postales y enormes dormitorios con albercas al aire libre”.
Tal vez la parte más reveladora de la historia es la parte en la que el Times entrevista a la familia de Sun y a su hermano mayor, Sun Danxiong, comenta al periódico sobre el regalo de 44,000 dólares y la computadora Apple que le regalaron a la novia de Sun.
“El jueves, con su hijo Danxiong a su lado, y sosteniendo una caja con las cenizas de Danyong, su padre, Sun Yangdong, dijo que Foxconn había tratado bien a la familia, pero comentó que aún estaba impactado de que su hijo haya saltado de un edificio, pues él era muy bueno y tierno.
Poco después, un guardia de seguridad, al que se le unieron dos hombres con playeras de Foxconn, amenazó con golpear a la intérprete de un periodista si insistía en hacer preguntas a la familia. Las autoridades de Foxconn dijeron después que el guardia no era parte de su equipo y que tal vez pertenecía a la oficina de la policía”.
Según Evan Osnos, colaborador del New Yorker, Sun era un miembro arquetípico en el mundo de la fábrica de Shenzhen: un hombre joven y callado que creció en una comunidad aislada en la montaña y se mudó a la ciudad poco después de graduarse del Instituto de Tecnología Harbin, una de las mejores escuelas en China. Las descripciones de Sun que se han publicado en el periódico en chino Southern Daily dicen que su familia era tan pobre que Sun borraba las notas que hacía en sus cuadernos a lápiz para poder usarlos de nuevo, una y otra vez.
Osnos cita de otra historia del Southern Daily información sobre Gu Qinming, el agente de seguridad que interrogó a Sun. Gu dice que sospechaba que el empleado mentía, pero niega haberlo golpeado o confinado. Dice que lo único que hizo fue tomarlo del hombro y decirle: “¿no eres un hombre?”, después de que Sun presuntamente acusara a una colega mujer por el caso del teléfono perdido. Gu, cuyo nombre, dirección e información personal fueron hechos públicos en China por medio del Internet, dijo al Southern Daily que no le es posible regresar a su casa.