Maremágnum/Mario Vargas Suárez *El descontrol

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– “La humildad del ser humano es su principal fuente de sabiduría.”

Fredy Alayon (us)

Es muy cuestionable, pero en mi opinión, una de las profesiones más nobles es la docencia, porque quienes la ejercen, deben ser conscientes de que el ser humano es mimético, es decir, el hombre imita a sus semejantes, por lo que su desempeño frente a los escolares –esté o no dentro de la escuela- debe ser por lo menos aceptable, lo ideal: excelente.

Leí alguna ocasión, en el Reglamento de las Condiciones Generales de los Empleados de la SEP que una de las obligaciones del profesor es que su conducta debe ser socialmente intachable, dentro y fuera de las instalaciones escolares.

La docencia en México desde su establecimiento como profesión, ha sido socialmente aceptada, quizá no tan bien retribuida, porque hasta en textos del mismo Manuel Altamirano y del político y pedagogo mexicano, Rafael Ramírez hablan del maestro, sobre todo el maestro de la escuela rural.

La idea de Lázaro Cárdenas del Río, “Tata” Lázaro, fue que durante su presidencia en México (1934-1940) el país gozara de una educación socialista, pero interpreto no como una cuestión ideológica marxista, sino, como aseguran algunos de sus analistas, que la educación alcanzara a toda la población, sobre todo a las sociedades pequeñas de esas zonas muy marginadas.

Con ésa idea, la educación socialista del Cardenismo prohijó las Misiones Culturales (MC) que se conformaron de una brigada multidisciplinaria de especialistas en un trabajador social, un médico, una enfermera y un maestro que juntos buscaban auxiliar a las comunidades, pero no los fines de semana o un día cada cuando. Las MC se involucraban de tal forma con la población que pasaban hasta 6 meses viviendo en esas apartadas comunidades, hasta iniciar un avance, un progresar, aún lento, pero para ellos mismos.

El maestro entonces fue quien más se arraigó porque la lectoescritura no es una acción rápida, es lenta, porque exige de mucha paciencia y de recursos múltiples para llegar a dominarla. Si usted desea probar, intente enseñar a leer o escribir a un niño, para que no se le dificulte mucho con un adulto que posee mayores distractores.

Seguramente usted ha escuchado que México ha requerido docentes, sobre todo en la primaria, al grado de que en algunas zonas rurales (entre 1920 y hasta 1960) se reclutaron a los niños y niñas mayores de 4°, 5° ó 6° para contratarlos como maestros de la escuela primaria. De ahí nació el otrora Instituto de Mejoramiento Profesional que pretendió y logró hacer que todos esos maestros estudiaran las normales los fines de semana y en los periodos vacacionales.

Los docentes, principalmente de la educación básica, en las últimas cuatro o cinco décadas ha mermado su imagen hasta de apóstol, ante la sociedad en general y la sociedad mexicana no ha sido la excepción.

En una apreciación personal, me parece que los únicos docentes que socialmente son aceptados y hasta muy bien vistos, son quienes ejercen su magisterio en la educación superior, aunque si hablamos de salario le aseguro que en algunos casos es mucho menor que el de un profesor de la educación básica pública, mayormente acentuado el bajo salario en algunas escuelas privadas dedicadas a la educación superior.

La llegada del nuevo milenio no ha sido diferente para los maestros, para los tradicionales maestros de la escuela, porque este personaje sigue siendo la descarga social de toda la “mala vibra” sobre todo al principio y al final de cada ciclo escolar, cuando acusan al maestro de todo.

Mentes tortuosas han llegado a responsabilizad a los maestros de la obesidad de los escolares, sin considerar que son los papás quienes alimentan a sus pequeños, además dan el dinero para que el “niño compre lo que quiera”.

Alguna vez escuche a una mamá decir “…por eso me c/%&$# a trabajar para darle a mi hijo lo que él quiera…” en este tenor hay un tema muy importante de investigación formal y seguro que han de salir muchos “trapitos al sol”, pero le aseguro que el menos responsable es el maestro.

Recientemente leí en un diario local que un director de escuela justificaba el cobro de inscripción de la escuela argumentando que la secretaria no destina ni un peso para material de oficina, desde una pluma, papel, toner, clips, carpetas, etc., o los gastos de la oficina como agua, no pagan energía eléctrica, teléfono, mantenimiento, remodelaciones, etc., etc., etc. Bueno pues ya ni mobiliario reparte la SEP, por lo menos una vez al año. Es mucho lo que se gasta.

Es cierto que algunos maestros exigen se compren los uniformes y útiles escolares en determinado comercio. Existe la presunción de la “comisión” pero ¿Por qué no pensar también que puede ser que haya un convenio de mejor precio? Decía mi santa madre que la lengua no tiene hueso y por ello se mueve para donde quiera, pero en estos temas se llega a la difamación. Otros casos, la verdad es que si hay “maestros bañados” como se dice por el norte del país.

En fin el descontrol se vive cuando se ve, se oye, se siente que el mundo se viene encima del profesor por tanto acoso que los padres, los abuelos, las autoridades y sobre todo la sociedad se desquita con los maestros, porque no hace mucho el maestro lo era todo, es mas en su día –aún diferido- resultó que hasta casas y vehículos les rifaron algunos presidentes municipales… ¿Somos o no somos?

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