Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Se fragua la maniobra

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Finalmente, César Nava llegó a la presidencia nacional del Partido Acción Nacional, en evento celebrado este sábado, donde los muchos consejeros hicieron lo que se les había ordenado: apoyar al ahijado de quien manda en Los Pinos, o por lo menos, de quien representa la titularidad del Poder Ejecutivo Federal.
El diminuto ex legislador, ex secretario y ex muchas otras cosas más, ha asumido la encomienda que le ha sido conferida por su jefe político, y las protestas de los panistas de toda la vida no fueron escuchadas, en una práctica singular: se ha dicho hasta el cansancio que los dinosaurios son del Partido Revolucionario Institucional, que los vicios son del PRI y muchas otras cosas más, y vemos los ciudadanos que las tres fuerzas políticas no tienen muchas cosas distintas.
Con la llegada de Nava se asegura la continuidad de los lineamientos de Felipe Calderón Hinojosa, aunque se pone de manifiesto la fractura existente en el seno del partido blanquiazul. Tamaulipas no es la excepción, y algunos miembros distinguidos de ese instituto político ya comienzan a moverse para defender a su partido de los embates oportunistas que más bien parecen embestidas con todo y cornamenta, que maniobras políticas.
Es una realidad la que se plasma a diario: el PAN está fracturado y van a batallar mucho para configurarse como una real y verdadera fuerza política unida ante la inminente llegada de las elecciones en las que habrá cambio de gobernador, alcaldes y diputados locales. Sin lugar a dudas, con este tipo de estrategias, el PAN se convierte en el mejor aliado del PRI, ya que es tal su desesperación, su guerra interna y golpes bajos que quien sale más fortalecido es el tricolor, que a su vez ha estado trabajando muy fuerte para lograr recuperar toda la fuerza perdida durante años, aunque en Tamaulipas no se ha sentido: somos una entidad priísta y eso lo deben aceptar integrantes de otras fuerzas: PAN, PRD y los demás, es decir, los que se consideran “partidos chiquitos” por su poca fuerza y por su oportunista existencia.
Seguramente, luego de haber escuchado el mensaje de Nava, los panistas tamaulipecos se la creyeron: pensarán que su dirigente nacional estará pendiente de todos los presidentes estatales, municipales y también que se convertirá en la sombra de cada uno de sus militantes. Nunca se ha dado, y dudamos que se dé, el hecho de que un presidente de ese partido se atreva a vivir rozándose con el pueblo, con la gente “común y corriente”, porque por lo general, solo acuden a reuniones en los estados, con la élite de su partido, con quienes llegan a las reuniones envueltos en ropa de marca y onerosos aromas.
El discurso de Nava, sinceramente, rayó en la exageración. No nos imaginamos al dirigente en el ejido Mariposas y Mahuiras, o en el NCP Constitución del 17, soportando los inclementes calores de más de 40 grados, escuchando las demandas de sus pobladores. Hay que pensar que si no lo ha hecho Francisco Javier Garza de Coss, menos lo hará “Navita”.
Sin embargo, los ya pocos panistas que existen en la entidad estarán más preocupados por las maniobras que lleva a cabo el señor García Cabeza de Vaca con tal de ganar la candidatura que en lo que pueda darse a nivel nacional, ya que no tendrán acceso a esos niveles. En Tamaulipas hay crisis dentro del blanquiazul porque un tipo se aferra a querer demostrar que es el consentido del presidente Calderón, que lo era de Germancito y que ahora tiene importantes ligas con el flamante dirigente nacional, a grado tal que se ha filtrado la información por parte de allegados a él de que, cuando Nava visitó la entidad, fue transportado en el avión propiedad del reynosense que, luego de haber ocupado la alcaldía y haber sustraído hasta el último peso de los recursos del pueblo reynosense, se ostenta con fuero para evitar ser detenido o para ser sujeto a proceso, convertido en diputado, claro, plurinominal, pero con fuero.
Y así como se ha dado la reunión nacional de Acción Nacional, sucedió lo mismo con el Partido de la Revolución Democrática, cuando se reunieron hace unos días y dieron el voto de confianza a Jesús Ortega, aunque a los tamaulipecos no nos preocupa mucho lo que haya sucedido en aquella cita, dado que el PRD ha perdido la muy poca fuerza que tenía en el estado, gracias, también, a la falta de capacidad para tener dirigentes casados con la honestidad, ajenos al influyentismo y oportunismo, capaces de escuchar a la gente.
Lo único que tiene el PRD en la actualidad es dos o tres dirigentes que, amparados con algunas mujeres que fungen como “líderes” populares se creen el cuento que reza “primero los pobres”, y hacen como que les dan una despensita de vez en cuando, para que ellos les puedan utilizar en sus “enjuagues”, los que les reportan buenos dividendos.
En otras palabras, el PRD no cuenta como fuerza política real, lo que nos hace un estado priísta, y lo anterior obliga al tricolor a hacer una casi perfecta estrategia, a no confiarse, porque si es una realidad que la gente está convencida que los gobiernos emanados de sus filas nos reportan beneficios, no podrían dejarse ganar por partidos que ni representatividad ni fuerza tienen.
En ese sentido, Ricardo Gamundi Rosas seguramente ya estará trabajando: tiene la costumbre de hacer todo un gran esfuerzo para lograr los objetivos trazados, y no pensamos que esta sea la excepción. Seguramente, con la “manita” que dan el PAN y el PRD, aunado al buen trabajo del gobierno actual, el abanderado del PRI será el próximo gobernador.
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