Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Tianguis “piratas”

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Quien conoce a Maricela Patiño Loya sabe que es una victorense comprometida con su pueblo, su gente: es comerciante y participa en el patronato para embellecer nuestra tradicional calle Hidalgo, y también tiene una importante cartera en la Cámara Nacional de Comercio y Servicios en ciudad Victoria.
La dama estaba contenta con el tianguis que promovió la Procuraduría Federal del Consumidor –PROFECO- en estos días, y que se puede aprovechar en la plaza Hidalgo, aquella que se encuentra junto a la calle Juan B. Tijerina (conocida como el 8), y arropada por el legendario teatro Juárez, la Basílica de Nuestra Señora del Refugio y los hoteles que cuidan que su estructura permanezca ahí, y salvaguardando el quiosco que ya alguna vez fue retirado de ese sitio y que durante la gestión del ingeniero Américo Villarreal Guerra, y a instancias del alcalde Ramón Durón Ruiz volvió a instalarse.
Justo en los alrededores de la plaza se ubican los puestos de comerciantes victorenses, y ahí se puede adquirir cualquier material escolar, zapatos y uniformes, lentes para los chicos y otras cosas. El esfuerzo es importante y digno de aplauso, porque son los propios comerciantes de Victoria los que ofertan sus productos ahí, en la plaza, para que el consumidor, en una sola vuelta, pueda comprar todo lo que necesita.
Maricela Patiño hace énfasis en que son productos cuya procedencia se conoce perfectamente, que son sujetos al pago de impuestos y que, si alguno sale defectuoso, se puede cambiar en la tienda, porque todos sabemos quién lo vendió, a diferencia del tianguis de ropa que recientemente se instaló en un hotel del norte de la ciudad, y que, desde Moroleón y León vinieron a vender muchas cosas, aunque nunca se supo la procedencia de éstas.
Critica el que se permita que venga gente de otras partes a quitar el ingreso a los victorenses; así lo visualizan, ella y los miembros del comercio organizado, ya que no están de acuerdo en que venga gente, se instale, venda y se vaya, porque eso no deja mucho beneficio y atenta contra los comerciantes que, en ocasiones, tienen que recortar su plantilla de personal. Seguramente, quien les permite venir no considera esta acción, o de plano, no le interesa mucho que digamos.
Maricela Patiño es de esas personas que gustan de luchar por su tierra, por su sangre: se entrega a la causa y como comerciante, en tiempos de crisis y recesión, hace la lucha por mantenerse, por crecer, obviamente, por ganar más dinero, lo que conviene mucho porque implica abrir más negocios, que requieren de gente de aquí, es decir, crea empleos.
Quizá sean 3 o 4 los empleos que genere, pero es una gota que va humedeciendo la seca tierra de la crisis y desempleo que vivimos. Si los comerciantes, como ella, van dejando una gota similar, seguramente la sequía de recursos podría conjurarse. Eso es lo más valioso, sin lugar a dudas.
El tianguis de la calle Hidalgo tiene sus cosas buenas, sin lugar a dudas, y sobre todo, permite al comerciante poder ampliar sus ingresos, y es justo mencionarlo porque luego somos injustos con ellos: criticamos cuando suben los precios, criticamos muchas de sus acciones, pero no consideramos que ellos tienen un importante capital invertido ahí, que cuando vamos por algo, ellos tienen un stock de mercancía, y eso cuesta. Son gente que arriesga parte de su capital para ofrecernos bienes, y claro, es negocio para ellos, pero nosotros ganamos mucho con eso.
Cierto es que hay comerciantes abusivos, gente que lucra en mal plan con los victorenses, pero podemos decir que la mayoría son gente comprometida con su ciudad, con su gente, con su raza.
La crítica fuerte es porque la mercancía que se ofrece en eventos como el de la semana pasada, proveniente del estado de Guanajuato, tiene sus pormenores para la gente de Victoria, ya que prácticamente vienen, venden, se llevan nuestra “lana” y se van. No dejan nada ni pagan impuestos, o sea, no es precisamente algo positivo para la entidad.
Lo curioso es que se permita este tipo de eventos y que no se les haga obligatorio el pago de sus obligaciones fiscales.
Pero eso es otro tema, y luego entramos en detalles de riesgo que no deben manejarse.
El comercio organizado tiene cosas buenas y malas, insistimos, pero es justo hacer ver lo positivo que se hace, y en este caso, el hecho de ofrecer precios de ganga a la población es interesante. Cierto es que no son las ofertas del 50 por ciento que digamos, pero sí se puede encontrar mucho y barato, y sobre todo, si llevamos la lista de útiles escolares, podremos adquirir todo eso que nos exigen los profes para nuestros hijos.
Interesante, sin duda, el ver las estrategias del comercio organizado, ahora falta que nos ofrezcan otro tipo de eventos también para poder ir quitando de los proyectos de viaje esos que tenemos para ir a Mc Allen a surtirnos de algunas cosas. Sería ideal el no tener que salir a otros lugares.
Dejar a un lado el viaje al “otro lado”, a Tampico o a Monterrey para surtirnos de algo.
El comercio debe dar ese paso para ofrecernos productos de toda índole, precios accesibles y sobre todo, promociones que nos alejen el pensamiento de traer de fuera lo que podemos adquirir aquí, que significaría, ahorro para nosotros, ganancia para ellos y así, todos contentos, ¿no cree usted?
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