Deportados retoman su vida de cero en suelo mexicano

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Diana Martínez
El Diario

Después de vivir y trabajar durante siete años en varias ciudades de Estados Unidos, Everardo tiene que comenzar de cero en éste, su país, luego de que el jueves fue deportado por tercera ocasión por las autoridades de migración americanas por esta frontera.
El oriundo de Zacapuato, Guerrero, dijo que no quiere regresar al vecino país, no quiere arriesgarse a ser detenido otra vez, ya que el juez que ordenó su deportación le indicó que la próxima vez podría enfrentar una pena de hasta 18 meses en prisión por contar con antecedentes de haber cruzado la frontera sin papeles.
“Yo no soy un delincuente, la cárcel no es un lugar para mí, y aunque voy a ser el único de mi familia que viva de este lado y voy a tener que empezar de cero, será mejor que me quede aquí”, explicó.
Agregó que su madre y dos hermanas radican en Dallas, Texas, donde él vivió hasta febrero de este año cuando fue expulsado de Estados Unidos.
En lo que va de 2009, al igual que Everardo, han sido deportados por esta frontera casi 25 mil connacionales, de acuerdo a estadísticas del Instituto Nacional de Migración (INM).
Muchos de ellos son atendidos en el Servicio Estatal de Empleo (SEE) a donde ayer acudió Everardo, de 25 años, para recibir ayuda y regresar a su lugar de origen.
Ahí se atiende a un promedio de 30 personas que fueron regresadas por las autoridades estadounidenses por esta localidad. Los que deciden quedarse reciben información para que se acomoden en un trabajo, explicaron funcionarios del SEE.
El responsable del área de movilidad laboral de la dependencia estatal, Gustavo Rodríguez, dijo que en esa oficina les brindan un apoyo económico para cubran los gastos que se generen durante su viaje de regreso a sus lugares de origen, además de que otra parte les servirá para que subsistan un tiempo mientras encuentran cómo ganarse la vida.
“Llegan desorientados, a muchos de ellos tenemos que convencerlos de desistir de su idea de volverse a cruzar, ya saben que se enfrentan a grandes riesgos, acaban de vivirlo”, indicó.
Dijo que durante el primer semestre del año reciben a muy pocos paisanos, un aproximado de 60 en un lapso de seis meses. Pero comentó que a partir del mes de agosto la situación cambió radicalmente, ya que la afluencia de connacionales se incrementó al grado de que llegan a atender a 30 cada día.
“Lo que pasa es que durante los primeros meses atienden a los migrantes el módulo del Gobierno Municipal y nosotros los relevamos durante el resto del año”, explicó.
Dio a conocer que Everardo forma parte de un grupo de más de 80 deportados que llegaron a esta ciudad la noche del jueves, los cuales fueron regresados a México por el puente De las Américas, mejor conocido como Libre.
Después de que realizaron todos los trámites ante el INM, poco más de 30 de ellos fueron trasladados a la Casa del Migrante, luego, en la mañana, los llevaron a las oficinas de Gobierno del Estado. El resto se fueron o se quedaron por su cuenta, no solicitaron ayuda gubernamental.
“A ellos los deportaron ya muy tarde, así que se los llevaron a la Casa del Migrante, ya que a esa hora ya no están abiertas ni las oficinas municipales ni las estatales, en las que les prestamos ayuda”, dijo el funcionario estatal.
Explicó que llegan en grupos numerosos, entre los que se encuentran quienes traen dinero consigo y ven la forma de irse cuanto antes a su destino al interior de la república.
“Otros más, los que nosotros recibimos, no cuentan con recursos para pagar su boleto de autobús, ellos tendrán que esperar a que se lleve a cabo el papeleo, lo que es un poco más tardado”, comentó.
Rodríguez explicó que en la dependencia de la que forma parte tienen que asegurarse en primer lugar de que quienes vayan a ser beneficiados con el apoyo económico, no vayan a utilizarlo para pagar un ‘pollero’ y pretendan cruzar la frontera de nuevo.
“Vemos en las papeletas que les dan en el INM donde nacieron, la mayoría se van a ese lugar, a reencontrarse con sus familiares, pero hay quienes dicen que quieren que los ayudemos a llegar a otro lugar en la frontera y tenemos que investigar si tienen un lugar ahí a donde llegar”, expresó.
Dijo que cerciorarse de que algún familiar los recibirá en otro punto fronterizo toma algunos días, por lo que les piden un número telefónico y una dirección, información que verifican sea real.
“Me han dicho: ‘me quiero ir a Tijuana, porque allá viven mis familiares’, nosotros llamamos y resulta que sí tienen familiares, pero estos no quieren que lleguen a su casa, y les decimos: ‘con la pena pero no tienes con quien llegar allá’”, señaló.
Añadió que también se han dado los casos en que “efectivamente la familia que tienen en México, sí radica en el lugar que nos indican”.
Este tipo de investigaciones se realiza únicamente cuando tienen la intención de trasladarse a otra ciudad en la frontera con Estados Unidos, ya que de esta forma podrían intentar cruzar sin documentos una vez más, señaló.
Tan sólo durante el año pasado, datos estadísticos del INM revelaron que un total de 49 mil 274 personas fueron repatriados por los distintos puentes internacionales de Ciudad Juárez.

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