Sea cierto o no lo que se escribe y lo que se especula, pero este hecho es para él un nuevo devastador gancho al hígado que agrega a su colección.
El va de tropiezo en tropiezo y se niega a asimilar que los puntos malos que va a cumulando lo alejan de la posibilidad de que levante la bandera azul en las elecciones locales del próximo año en Tamaulipas, porque los ciudadanos que lo veían como un redentor de las causas justas y como una víctima del sistema ya se retiraron la venda de los ojos.
Esta puñalada certera que le asestó uno de sus cuates lo dejo frío y, ni modo de que niegue que se pasearon juntitos y que fueron compañeros de aventura el 5 de julio pasado, si en Reynosa existen testigos de su entrañable amistad.
Y también que se afronte de él si hay fotografías que no parecen trucadas en las que se exhibe a su lado, sonriente y muy satisfecho de su agradable compañía.
Y cómo no, si hace más de una década fue su primer comandante en la Policía Municipal de Reynosa cuando él gobernó bajo los colores del PAN a esa famosa frontera tamaulipeca y se desgastaba en deferencias hacia su colaborador policiaco, porque simplemente le demostró que era muy ducho para desarrollar la encomienda que se le asignó.
Lo que en Reynosa muchos no se explican es cómo de figurar como un insignificante policía de crucero él se gano el corazón de Francisco Javier Cabeza de Vaca, si el actual diputado local panista presume de exigente, de pulcro y de cuidadoso, por aquello de que le vaya a salir malo el muchacho.
Las malas lenguas en aquella ciudad fronteriza dicen que precisamente lo descubrió en un crucero y que quedo cautivado por su enorme estatura y su rostro frío y calculador, por eso decidió jalarlo a su “staff” para que empezara a brillar como las estrellas.
Se trata de Alfredo Leal Guerra, quien fue detenido en un lugar de Texas en posesión de una buena cantidad de cocaína, de quien ahora Panchito Javier asegura que no lo conoce ni en fotografía y que mucho menos sabe a que se dedique en sus momentos de ocio.
En realidad todo Reynosa sabe que esta relación existió y que tal vez prosiga, porque a Alfredo lo vieron de manera discreta, casi tras bambalinas, durante el desarrollo de los comicios federales que se desarrollaron en Reynosa y en los que apoyo a Acción Nacional.
De lo que se dice y que se publica en el sentido de que es el actual escolta de Pancho Javier como diputado local no existen elementos contundentes, porque por lo menos en el Congreso de Tamaulipas no se cuentan con fotografías en las que se le aprecie a su lado.
Si le hizo piojito o no al legislador local tal vez fue en otro lugar, pero en Ciudad Victoria ningún reportero que cubre esa fuente identifica a Alfredo como colaborador cercano del polémico diputado panista.
Este sería un punto a su favor, pero tiene varios en contra, porque ya empiezan a circular en los medios varias fotografías en las que ambos aparecen muy juntitos y en plena charla.
Y este asunto ya lo acapararon los medios nacionales y seguramente eso no le agradara ni a la cúpula del PAN ni al presidente de la república, Felipe Calderón, quien está decidido a limpiar a México de todo lo que huela a delincuencia organizada para que nuestro país recobre el sagrado y buen nombre que, según él, perdió bajo los gobiernos del PRI.
En sus últimas declaraciones Pancho parece que está arrepentido de esas compañías peligrosas que otra vez lo sacuden y que lo incomodan, sobre todo porque este hecho se da en momentos en que ya se pasea con garbo y gracia, como lo sabe hacer, por los municipios de Tamaulipas para buscar la candidatura del PAN a la gubernatura el año próximo.
Y es que a pesar de su sagacidad, experiencia y visión política aun no asimila que lo que hizo en el pasado le cobra ahora la factura y hace que le broten nuevas canas.
Es, éste, un escándalo mayúsculo.
Que no tiene salida.
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