Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *A clases

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No cabe duda que hay personajes que siempre “dan la nota” aunque sea en aspecto jocoso, cómico, chusco o mal encausado. Tal es el caso de la señora Elba Esther Gordillo, quien ya el día del maestro se había equivocado haciendo gala de su ausencia de capacidad lectora, para, ahora, cambiar de nombre a una epidemia mundial. Cosas de la vida.

En el inicio del presente ciclo escolar, donde unos 25 millones de estudiantes regresan a las aulas, los gobiernos estatales y federal se preparan para hacer frente a posibles conflictos que parten de una enfermedad que amenaza con resurgir con mayor fuerza que la que atacó al mundo entero el pasado mes de mayo: la Influenza AH1N1 tiene a todos en alerta.

En cada una de las escuelas de Tamaulipas se dejaron ver los angustiados padres de pequeños que inician su educación primaria; es típico ver las recomendaciones y caras de preocupación, aunque los pequeños, al cruzar el pórtico se olvidan de muchas cosas y se integran a lo que será su nuevo ambiente escolar.

Maestros, compañeros, instalaciones… todo nuevo para ellos, en una aventura que durará seis años para posteriormente, iniciar un cambio total, al llegar a la secundaria.

Es clásico en estos tiempos, solamente que ahora hay algunos factores que son importantes de mencionar: las medidas de higiene y en general de precaución ante el probable brote de la Influenza que nos dejó millonarias pérdidas, están creciendo. La Secretaría de Salud, en voz de su titular, el doctor Juan Guillermo Manzur Arzola ha hacho todo un plan de contingencia para evitar los contagios masivos que obliguen a una nueva suspensión de clases. Hay mucho qué hacer en este sentido, pero todos tenemos una misión que cumplir en la campaña.

El doctor Manzur ha pedido extremar medidas de higiene y estar pendientes si alguien tiene los síntomas propios de esta enfermedad. Brigadas de trabajadores de la Secretaría de Salud están trabajando horas extras para conjurar el peligro que, seguros estamos, si todos hacemos lo que nos toca, seguramente no impactará en la educación y la economía de nuestro querido Tamaulipas.

Y en tiempos de enfermedad se agrega el tiempo de crisis que ha anunciado el gobierno federal que está por finalizar. La verdad es que los padres de familia tuvimos que hacer una y mil peripecias en aras de poder completar los útiles escolares de nuestros hijos. El dinero cada vez es más difícil de alcanzar a cubrir las necesidades prioritarias, pero hay formas de ingeniárselas para lograr que los muchachos puedan estudiar sin problemas.

Muchos profesores han tenido una etapa de preparación para el ciclo que inició este lunes. Hoy, se generaliza el uso de nuevas tecnologías para mejorar la calidad de la educación, y una clara muestra de ello es, sin duda alguna, lo que sucede en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde, a pesar de la crisis, la infraestructura sigue creciendo, pero también las exigencias de la autoridad: cuidar los recursos en todos sentidos, porque luego somos muy dados a desperdicia energía, agua, tiempo… no está el país para perder nada en los días que nos ha tocado vivir.

Hay profesores con mucha calidad, pero también están los “chambones”, los que no han entendido que la misión del “profe” es educar, formar, hacer que el niño, joven o adulto que pasa por las aulas tenga un aprendizaje integral.

Las autoridades educativas han hecho un muy importante esfuerzo, y ante la embestida de la crisis, el gobierno del estado ha dispuesto una muy considerable cantidad de recursos para becas, que garantizarán a los tamaulipecos una educación completa, llena de satisfacciones en el aspecto de la formación personal.

¿Qué esperamos del ciclo escolar? Muchas satisfacciones que nos permitan ubicar a Tamaulipas en un buen lugar en el contexto nacional en materia de educación, y el exhorto a los padres de familia para que tengamos el tiempo suficiente para ayudar a nuestros hijos.

Las tareas resultan fundamentales en esta función, y si no apoyamos con una buena vigilancia y orientación, los profesores no podrán hacer mucho por nuestros hijos.

Cabe destacar que también tenemos que estar pendientes de lo que suceda en la escuela; procurar que los nuestros lleven alimentos de casa para evitar contagios y malos hábitos, y que podamos cambiar el panorama del estado en materia de obesidad y sobrepeso. No tenemos por qué tener tantos gorditos en casa, en las escuelas, a sabiendas que el exceso de peso nos lleva a padecimientos que a veces provocan complicaciones insuperables.

Al inicio del ciclo crecen las expectativas de muchos estudiantes. Hoy es el tiempo de aprovechar al máximo estos tiempos y hacer de la experiencia académica una oportunidad de crecer en todos sentidos.

Hay que aprovechar el tiempo de escuela en todos sentidos, pero como padres-formadores, también es justo pensar que si apoyamos, si entregamos nuestro tiempo y esfuerzo, la recompensa será el tener hijos mejor preparados, con una calidad académica que les abrirá –seguramente- las puertas a un mejor futuro, que, finalmente, es por lo que luchamos cada uno de nosotros.

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