Interiores/CARLOS LÓPEZ ARRIAGA *La economía, por fin…

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Cd. Victoria, Tam.- Hace un año hubiera sido impensable que el Presidente FELIPE CALDERON HINOJOSA dirigiera el grueso de sus objetivos gubernamentales hacia el campo económico.
A estas alturas del pasado 2008, la prioridad incuestionable y epopeya favorita de CALDERON era su muy peculiar guerra contra el crimen organizado.
Todo indica que esto ya cambió. Cuestión de observar los diez puntos programáticos anunciados por CALDERON en su mensaje de ayer, repartidos de la siguiente manera:
– Cinco de ellos formulan propósitos económicos directos. El primero habla de combatir la pobreza; el cuarto aborda las finanzas públicas; el quinto formula la necesidad de una segunda reforma petrolera y retoma el tema de la transparencia; el sexto promete una mayor competitividad en el sector telecomunicaciones y el octavo anuncia una reforma (des) regulatoria que facilite la vida ciudadana.
– Tres más apuntan hacia factores que, teniendo personalidad propia, inciden de cualquier manera en la economía, como son el segundo (cobertura universal de salud), tercero (educación de calidad) y séptimo (reforma laboral).
– Finalmente, la lucha contra el crimen organizado quedó restringida al propósito número nueve, mientras que el décimo se pronuncia por una nueva reforma política.

¿LOS BOLSILLOS PRIMERO?
ESTAS SON las prioridades de un mandatario al que finalmente le “cayó el veinte” de que la principal dolencia nacional es de carácter económico y se expresa en realidades lacerantes como el desempleo, la inflación y la baja del poder adquisitivo.
Se diría que el Presidente entendió la lección un poco tarde, pues necesitó perder (¡De calle!) los comicios intermedios, para aceptar que las prioridades de México estaban precisamente al revés de la estrategia aconsejada por GERMÁNCITO MARTÍNEZ y su atajo de mercadotecnistas ramplones.
Tan mal andaban persiguiendo narcos como “meta electorera” que en los últimos meses menudearon las comparaciones con la elección norteamericana de 1992, cuando el demócrata BILL CLINTON le dio fama mundial a su eslogan de campaña que decía, en pocas palabras: “¡Es la economía, estúpido!” (“the economy, stupid”).
Se recordará que con ello CLINTON reprendía a su contrincante republicano GEORGE HERBERT BUSH, cuya obsesión era publicitar sus hazañas de guerra en Irak, cuando el clamor generalizado apuntaba hacia el deterioro de las finanzas familiares.
Al final CLINTON derrotó a BUSH y dejó para la posteridad una verdadera lección de sentido común.

DURO Y TUPIDO
ESTE MIÉRCOLES, a pocas horas de concluido el mensaje presidencial, la comunicadora ADELA MICHA comentaba por radio que el presente 2009 es el “peor tercer año de gobierno” de las últimas cuatro administraciones federales.
Doña ADELA hacía la observación en el marco de una entrevista con PORFIRIO MUÑOZ LEDO, flamante diputado del PT, provocando con ello una reacción del propio PORFIRIO quien añadió que, en todo caso, se trata del peor año “no de cuatro sexenios, sino desde los tiempos de GUADALUPE VICTORIA”, en referencia, desde luego, al primer presidente de México.
Desde el martes, en la sesión inaugural de la 61 Legislatura, MUÑOZ LEDO había solicitado la renuncia de CALDERON, empleando en ello lo más florido de su repertorio.
Como, por ejemplo, su propuesta de cancelar “la esquizofrenia política”, “el entierro de la simulación y el rescate del orgullo”, ante la existencia “de un hoyo negro en la producción y la moral pública”, invitando a los diputados a que “reduzcamos sus concupiscencias y votemos con transparencia nuestras prerrogativas”.

REPLANTEAR LA SEGURIDAD
POR OTRA parte, en el único inciso dedicado a la seguridad nacional, resulta significativo que CALDERON ya no prometa acabar con el narcotráfico y más bien se fije metas más viables (y urgentes) como “el fortalecimiento de acciones contra delitos como el robo, la extorsión y el secuestro”.
Igual podríamos añadir que aquí también le cayó por fin “el veinte” a FELIPE CALDERON, aunque todavía falta que lo demuestre en los hechos.
Y es que al grueso de la ciudadanía le importa más su seguridad personal y familiar ante amenazas como la “venta de protección”, el “cobro de piso”, la extorsión y el secuestro, que el trasiego, venta y consumo de enervantes.
Ello, amen de que en las condiciones actuales (no sólo de México, sino del mundo), resulta un gesto de ingenuidad imperdonable el que un gobierno se proponga terminar con el negocio de los estupefacientes, dadas las dimensiones multimillonarias de dicho mercado.
Utopía pura, la lucha antinarco jamás debió ser ubicada como prioridad número uno, ante necesidades más apremiantes de la población como son la tranquilidad de las familias, la seguridad de sus vidas y patrimonios.

BUZON: [email protected]
WEB: http://vivatamaulipas.blogspot.com

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