Desde hace algún tiempo, las mujeres han pretendido logar independencia, respeto y reconocimiento del género masculino, para ello han usado muy diversos métodos y han logrado muchas victorias: Aceptación en todas las profesiones, empleos y trabajos, el voto político, el reconocimiento de igualdad con su congénere varón y muchas otras victorias.
En Tamaulipas existe un esfuerzo por lograr consolidar esas victorias, la constitución de las “redes de mujeres periodistas”, pero como sucede con cualquier miembro del género humano, cuando la política toca las relaciones de las redes, extrañamente éstas se enredan.
El caso de Matamoros es significativo en ese contexto, porque dos o tres dirigentes de las redes han pretendido llegar a un puesto político y no lo han conseguido, no sólo por lo que dice la compañera periodista Arabela García, quien se refiere a las tensas relaciones que siempre existen entre periodistas –al menos los que somos críticos- y los políticos, sino al miedo de los políticos a que una mujer tenga injerencia directa en los asuntos del gobierno.
Así que desde luego descartamos la idea de que en la política interna de las redes esté involucrada una ambición política, pero no descartamos que estén involucrados los políticos, que pretenden usar a éstas nobles féminas para sus aviesos fines.
En un par de días decidirán por votación, las damas de las “redes”, quién será su dirigente en Matamoros: Blanca Isela o Ruth Adriana; debo hacer algunas reflexiones al respecto.
Conozco a ambas desde muy jóvenes, a la primera desde primer año de la carrera de Periodismo, a la segunda desde sus inicios en la radio, ambas son excelentes personas y tienen mi respeto.
Blanca Isela es impulsiva, de carácter fuerte, obstinado, rebelde, le gustan las luces y llamar la atención.
Ruth Adriana es el reverso de la moneda, fuerte pero suave, si hay que hacer una comparación diría que es como una mano de hierro con guante blanco, crítica, le gusta investigar profundamente sus reportajes, es discreta y no le importa pasar desapercibida.
Será una lucha entre los polos opuestos, y hasta ahí todo bien, como siempre, hay un pero…
Pero al lanzar la convocatoria, de manera inadecuada la actual dirigente: Samara del Toro dijo que el puesto se lo merecía Blanca Isela por su trabajo previo, y eso es cierto, pero dicho por la dirigente en funciones parece que está dando línea
Además ha expresado Del Toro que “no hay reglas” o sea ¿qué es una lucha súper libre? Es pregunta, pero al mismo tiempo es una gran inquietud, porque se presta a abrir las redes a todo público y eso si esta previsto en sus estatutos que no suceda, o al menos que no deba suceder.
Cobijada con esas declaraciones y un espíritu de lucha con deseos de brillar, Blanca Isela se lanzó al gran público y con el pretexto de hacer convivios, ha reunido a dirigentes empresariales principalmente, ha hecho campaña en los medios, periódicos, radio y TV. No obstante sólo las mujeres que pertenecen a las “redes” la elegirán.
Muy bien, si ya la dirigente actual dijo que sería sin reglas, Blanca está haciendo las reglas.
Aquí hay dos situaciones que no cuadran con el deseo de independencia y libertad de las “redes de mujeres periodistas” que la elección vaya a ser en las instalaciones de la Asociación de Periodistas y que el Presidente de esa asociación pague los gastos de las reuniones.
Eso es, por decir lo menos: Extraño. Sin que quiera decir que está metiendo la mano en la elección lo que sería muy grave para la supervivencia de las redes, por ello, démosle el beneficio de la duda a todos los que han propiciado y protagonizado esa situación y pensemos con optimismo y positivamente que sólo quieren ayudar, sin buscar provecho alguno.
Siguiendo mí costumbre de no dejar un planteamiento sin una sugerencia, me atrevo a pedirle a todas aquellas damas que son miembros de las redes que reconsideren el lugar donde llevarán a efecto su elección, que dejen a un lado a todos los hombres que por definición son ajenos a las “redes de mujeres periodistas”, que voten luego de haber razonado, sin dejarse presionar ni impresionar, en suma: Que decidan sólo las mujeres cuál será su rumbo.
Tengo la firme esperanza de que así sea.
Hasta la próxima.
