Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *El día de los Niños Héroes

0

Este día, dentro del calendario de fiestas mexicanas, la patria celebra a los niños de Chapultepec: los cadetes del Heroico Colegio Militar que defendieron en aquella batalla contra tropas estadounidenses, las instalaciones del glorioso lugar, así como a México mismo.
Hoy se les recuerda en el país entero, y seguramente las ceremonias serán un poco discretas, dado que como es día de asueto para muchos, las autoridades seguramente o adelantaron el recuerdo o lo harán este lunes.
Suele suceder en nuestro país, que las fechas se manejan de acuerdo a los intereses actuales de quienes se encargan de dirigir.
El caso es que se recuerda a Juan Escutia, Agustín Melgar, Juan De la Barrera, Francisco Márquez, Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez como los que encabezaron la defensa de ese hermoso edificio cuyo significado era algo más que arquitectónico.
Hoy, hay más niños héroes en el país, en el estado, en el municipio y en cada rincón donde detrás de ellos existe un padre o una madre que procura el alimento y otras cosas para ellos. Hoy, los niños héroes tienen que subsistir en una nación que se queja de muchas cosas, padece otras tantas, pero no encuentra una solución adecuada para salir adelante.
Hoy, los niños mexicanos viven secuestrados en una serie de conflictos y problemas que tienen origen económico y social, y que nos dejan, sin alimento y dinero y sin conciencia y voluntad, respectivamente.
Hace años, seis cadetes eran la cabeza representativa de una juventud que luchaba junto con su patria y su ejército por la independencia, por la libertad; hoy, las cosas han cambiado, porque la lucha es otra, aunque muchos quisieran vestirla con una chaqueta revolucionaria.
Héroes son esos niños que todos los días tienen que salir a las calles exponiendo su integridad física ante la complacencia de las autoridades que permiten que locos sin escrúpulos ni responsabilidad manejen como desquiciados porque no llegan a dejar a sus hijos al colegio.
Héroes, son aquellos que con un gansito o un refresco de cola mitigan el hambre, porque sus padres, o no tienen o no quieren darles de comer. En el primero de los dos casos, sabemos que miles de hogares batallan para poder juntar siquiera lo básico que les permita mantener a los miembros de la familia, que siendo el núcleo más importante de la sociedad, porque de ella emana, es la más descuidada y la que tiene menos privilegios.
En el segundo caso, porque los padres tenemos que trabajar y eso es un buen pretexto para que, ni papá ni mamá se tomen unos minutos en preparar una leche con chocolate o un pan con mantequilla, para evitar que lleguen a la escuela con la “panza vacía” y tengan que exponer a su organismo a problemas como gastritis y otros más.
Héroes son los niños que tienen que soportar el poco criterio de quienes se encargan de proporcionar educación básica, y que han convertido a las últimas generaciones en un conjunto de entes sin capacidad de razonar ni discernir: les obligan prácticamente en las clases a sentarse y recibir el dictado, que ahora se ha sustituido por fotocopias, para memorizar y sacar un “diezote” en el examen y presumir excelencia educativa, concepto del cual estamos llenos de certificados, pero alejados de una realidad palpable.
Los niños que tienen que ir a las escuelas, privadas y oficiales, tienen que padecer los problemas que enfrentan los docentes y llevan a las aulas, profiriendo un pésimo trato y además, una serie de malas costumbres que, cuando llegan a la educación superior sacan a flote, logrando que quienes están mal informados piensen que el error de su educación estuvo en la universidad, olvidando todo lo que hubo de suceder para llegar a ese nivel.
Por eso pensamos que son héroes los que se enfrentan a los problemas “cotidianos” de la actualidad: desempleo, desintegración familiar, falta de comunicación con los padres y un egoísta reparto del tiempo para hacer nuestras actividades, sacrificando la convivencia a cambio de un buen video juego de consola, preferentemente, en 3D, para que sea más emocionante.
Y, curiosamente, luego les exigimos a nuestros hijos ya jóvenes que sean buenos estudiantes, o les reclamamos que no tienen capacidad para leer siquiera un libro al mes, y que no saben comprender las lecciones de la escuela y piden al profesor se las explique una y mil veces, para evitar hacer el “gran” esfuerzo de pensar por sí mismos.
Esos son nuestros niños héroes del siglo veintiuno, y en ellos debemos poner toda nuestra atención.
Evitar que sigan viviendo con el estrés de saber si llegarán a casa o a la escuela sin sufrir un accidente… o un atentado. Procurar que siempre estén satisfechas sus necesidades nutricionales, fundamentales para garantizar un buen desarrollo físico y mental.
Pero sobre todo, dar el tiempo que necesitan para decirnos que somos buenos o malos padres; para quejarse que no les gusta la sopa de coditos o que prefieren una coca cola en vez de agua fresca. Para salir a caminar con ellos o jugar un momento con la pelota, aunque tengamos una enorme flojera que siempre anteponemos a sus necesidades, deseos y prioridades.
Hoy, hagamos un justo reconocimiento a los Niños Héroes, tratando de que los de casa sean niños, si no héroes, sí con un compromiso social integral, provocado por la reflexión propia, producto de una capacidad de pensamiento, raciocinio y un responsable espíritu patrio.
Comentarios: [email protected]

(Visited 1 times, 1 visits today)