Interiores/CARLOS LÓPEZ ARRIAGA *Defunción pública

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* Contralorías: más gracia que justicia.
* Prensa de la UAT: un cambio esperado.

Cd. Victoria, Tam.- Desde su creación en 1983, la contraloría federal despertó sospechas de operar al servicio de las “vendettas” presidenciales, al margen del propósito explícito de trabajar en bien de la buena administración pública.
Eran los días, ciertamente, de la “renovación moral” lamadridista y el nuevo presidente tenía cuentas pendientes que saldar con los renglones torcidos del lopezportillismo como el ex-director de Pemex JORGE DIAZ SERRANO y quien fuera director e la policía capitalina ARTURO DURAZO.
La naciente dependencia muy pronto se avocó a perseguir por la vía contable a los enemigos sexenales, aunque en términos generales jamás frenó la corrupción.
Peor aún, para quedar bien con el presidente en turno, inspirados en el más sumiso centralismo, los gobernadores de todo el país se dieron a la tarea de reformar las leyes locales para crear sus propias contralorías.
Instancias que, por igual, de muy poco sirvieron, salvo el proveer a los mandatarios estatales de un “latiguillo” útil para disciplinar a sus huestes.
Aunque la aplicación fue, por lógica, muy aislada. Para los amigos siguió habiendo justicia y gracia, mientras que a los indisciplinados se prescribiría la justicia a secas.
Huelga decir que el resultado global de esta fiebre de contralores estatales y federales se resume en pocas palabras: raquítica justicia y abundante gracia.
Y mire usted lo que son las cosas. El primero de los nueves ocupantes de este cargo, FRANCISCO ROJAS GUTIEREZ, acaba de regresar al primer plano de la política nacional, en calidad de pastor legislativo, léase coordinador de la bancada priísta en San Lázaro.
Recordará usted que DE LA MADRID premió a ROJAS con la Dirección de Pemex y por ello duró sólo cuatro años (1983-1987) en la naciente función de “policía contable”, dejando el cargo a mexiquense IGNACIO PICHARDO, quien terminaría la chamba en el bienio final (1987-1988).
Con la llegada de CARLOS SALINAS a Los Pinos, la Contraloría (rebautizada como Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo) queda en manos de la economista MARÍA ELENA VÁZQUEZ NAVA.
Ella sería responsable de documentar la escalada de golpes de timón ordenados por SALINAS contra sus enemigos políticos, desde las corruptelas en PEMEX imputables a JOAQUIN HERNANDEZ GALICIA, hasta las frivolidades del gordo PESQUEIRA.
Con el mismo nombre y en manos de otra mujer (NORMA SAMANIEGO) la dependencia citada seguirá su curso durante el gobierno de ERNESTO ZEDILLO.
En 1995, la señora SAMANIEGO dejará el puesto en manos de don ARSENIO FARELL, quien ejercerá el mando hasta el año 2000, convirtiéndose en el último contralor priísta.
Con SAMANIEGO y FARREL, el doctor ZEDILLO habría de cobrarle afrentas al pasado inmediato, en la tenaz persecución emprendida contra el salinismo.
Viene luego la época panista con el ex-gobernador chihuahuense FRANCISCO BARRIO (2000-2003) quien tendría por responsabilidad hacer realidad las promesas de VICENTE FOX que hablaban de un “México sin mentiras” con cero tolerancia a la corrupción. ¡Lo cuál jamás sucedió!
A la mitad del sexenio (en 2003) FOX decide cambiarle de nuevo el nombre a la dependencia, rebautizándola como “Secretaría de la Función Pública” y aceptando la renuncia de BARRIO, a quien releva otro chihuahuense, el abogado EDUARDO ROMERO, quien continuará en el mando hasta el 2006.
En la actual administración calderonista, han sido dos los titulares. El primero de ellos fue GERMÁN MARTÍNEZ, quien luego de un gris desempeño como secretario, asumiría la presidencia del PAN con los infaustos resultados que ya le conocimos en las urnas, razón directa de su caída.
La novena de contralores y encargados de la función pública termina con SALVADOR VEGA, hoy camino a la banca.
Tras cuatro sexenios y medio, 26 años de operación y nueve titulares (siete hombres, dos mujeres), la oficina abierta de manera explícita para combatir la deshonestidad pública cierra sus puertas.
Quizás el lector desee preguntarse si hay menos corrupción ahora que en 1983.
Sobrará quien diga que hay más y acaso tenga razón.

ZIGZAG
*** ESTE LUNES la Universidad Autónoma de Tamaulipas amanece con el nombramiento de un nuevo titular en la Dirección de Comunicación Social, responsabilidad que ahora recae en el ingeniero HOMERO TREVIÑO VILLARREAL, quien llega en sustitución de un señor de apellido LOZANO. *** EL AJUSTE se antoja perfectamente acorde con el proyecto de renovación que tiene en marcha el rector JOSE MARIA LEAL GUTIERREZ, con miras al inminente proceso interno en el que todo indica que habrá de buscar la reelección. *** HOMERO TREVIÑO tiene una amplia experiencia en medios impresos regionales y conoce bien el manejo de prensa universitaria, pues fue brazo derecho de don MANUEL MONTIEL GOVEA, en esta misma oficina de la UAT que ahora habrá de dirigir. *** EN LOS ULTIMOS cuatro años, el ingeniero TREVIÑO VILLARREAL colaboró como director de prensa en la estructura del gobierno tamaulipeco, cuya estrategia de comunicación corre a cargo de MARIO SANTIAGO RUIZ PACHUCA. *** OTRO nombramiento interesante se registró en Palacio de Gobierno con el ascenso de RAUL HERNANDEZ CHAVARRIA a la Subsecretaría de Ingresos, tras renunciar a su cargo como Auditor Superior del Estado, donde cumplió sobradamente con la tarea encomendada por el gobernador EUGENIO HERNANEZ FLORES. *** ¡Enhorabuena! ***

BUZON: [email protected]
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