El grito de los pobres: Lluvia de necesidades

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Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA

Victoria, tamaulipas.- Hoy es día grande para la patria, se celebra el Grito de Independencia en recuerdo a quienes nos dieron patria …¿Patria?…¿Independencia? se pregunta a sus 75 años de edad, Doña María Ramos Medina, quien afirma que para los pobres es una burla hablar de eso que se pregona:
-Para uno de pobre ya ni la ceremonia del grito que más antes se disfrutaba lo anima, porque a como están las cosas uno ni para pagar el micro tiene, mucho menos para comprar un antojo, pues apenas se sobrevive.
Habitante de la Manzana J, Lote 196 de la Colonia Estudiantil de esta capital da las razones de su descontento:
-Tengo una deuda que no me deja vivir con el ayuntamiento de Victoria, debo 800 pesos de predial y aunque tengo toda una vida viviendo en mi terreno, no me entregan las escrituras si no hago ese pago, ya toque puertas y ninguna se me ha abierto, ese si sería mi grito y el de toda la gente como yo; que nos ayuden de verdad.
En iguales circunstancias esta Norma Idalia Chávez, quien a sus 35 años de edad y con cinco hijos y un marido trabajando de ayudante de albañil, ya no encuentra ni a qué santo encomendarse:
-Vivimos en la Colonia Estudiantil cuarta etapa, en la manzana 42, lote 13, no tenemos luz y solo dos hidratantes nos pusieron para toda la colonia, a veces no es suficiente porque van gentes de otros rumbos por agua, con las calles llenas de piedras y la delincuencia a todo lo que da, lo que más queremos es que la autoridad voltee a vernos, que escuche nuestros gritos desesperados, porque no es justo que no podamos entrar ni a un solo programa social, pues dicen que nuestra colonia sigue siendo irregular, aunque ya tenga 28 años de formada.
Por eso para ella, el 15 de septiembre no tiene ningún significado:
-Con cinco hijos pequeños ni pensar ir a la plaza, con lo que mi marido gana de ayudante de albañil muy apenas nos alcanza para mal comer.
En este mismo contexto; cuando Don Esteban Barrón Martínez ve el cielo nublado y la amenaza de lluvia, le gana la angustia y la desesperación; motivos tiene de sobra ya que los últimos 15 días la ha pasado a pan y agua, porque las escasas ventas de banderas, sombreros y otros artículos para el festejo de estas fechas patrias, no le han dado buenos dividendos:

-Por cada bandera que vendo, me pagan un peso o dos, depende del tamaño, pero con las lluvias este año me ha tocado la peor temporada, no he sacado ni para pagar el pasaje del regreso al rancho, así que ahí mismo casi a bordo de calle que he acomodado la cama, las banderas grandes me sirven para atajarme el viento, pero la lámina vieja del techo, no me protegen del agua, así que cuando llueve ya se la que me espera.

Don Esteban pertenece al casi millón de tamaulipecos que, de acuerdo a las cifras manejadas por la Secretaría de Desarrollo Social hay en el estado, más allá de los apoyos institucionales y programas oficiales para reducir los índices de quienes carecen hasta de lo indispensable como es techo y comida, hay testimoniales que dibujan con precisión lo que es vivir a la deriva:

-Para los pobres no hay más que necesidad y desesperanza, ese es nuestro grito, y no se da cada año, ni cada 15 de septiembre, se da todos los días y a todas horas, por desgracia no tiene eco, ya que años van y años vienen y nosotros seguimos sin oportunidades de salir adelante, sobre todo cuando llegamos a cierta edad y ya no nos quieren contratar en labores en donde se necesita gente joven, con energía, por ejemplo, hoy que se celebra el Grito de Independencia, lo sabemos por ejemplo nosotros, porque vendemos los artículos que sirven para el festejo, y es visto con gusto, ya que al menos hay la esperanza de que la emoción patriota le gane a la gente y nos compre.

De acuerdo a los reportes oficiales que se manejan a nivel municipal, en ciudades como en esta capital hay 12 mil 500 habitantes que pueden ser considerados padeciendo pobreza extrema.

Cabe mencionar que la pobreza y la extrema pobreza es un fenómeno que tiene muchas dimensiones, por lo que no existe una única manera de definirla. Para efectos de su estudio práctico, la mayor parte de las veces la pobreza se ha definido como la incapacidad de una familia de cubrir con su gasto familiar una canasta básica de subsistencia.

¿Pero, qué hacer cuando no se tiene ni lo más indispensable? Se le pregunta a doña Rita Torres López quien con la sabiduría de sus 65 años de edad, comparte que de no ser por el apoyo que le dan sus hijos, ya se hubiera vuelto loca:

-Por mi gusto vivo sola en mi casita de la Luis Echeverria, pero gracias a Dios tuve cinco hijos, de los cuales dos hijas nunca se olvidan de mi, y aunque a veces me da pena depender por completo de ellas, me la aguanto.

Para ella, los festejos patrios no representan más que un recuerdo :

-Cuando mis hijos iban a la escuela, los maestros les ponían bailables y dos que tres veces mi esposo -que ya murió hace años- y yo los llevamos al grito, pero ahora ya nada de eso hay para mi?

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