Pasó la fecha que todos los mexicanos tenemos en mente, sea por el grito, por el desfile o por ser día de asueto, pero ya pasó.
Durante la noche del 15, en todo el país se llevó a cabo el recuerdo de la ceremonia donde Miguel Hidalgo inicia simbólicamente la lucha por la independencia hace 199 años; afortunadamente, todo sucede sin contratiempos.
Sin embargo, es de todos reconocido que los gobiernos estatales han hecho una muy importante y gran labor en materia de seguridad, pero nos da tristeza vivir lo que vivimos en esta ocasión.
Explicamos: en la plaza Juárez de Ciudad Victoria había detectores de metales así como elementos de todo tipo de cuerpos de seguridad –federales y estatales- para llevar a cabo una exhaustiva revisión a cada ciudadano que pasó para el área donde había garnachas, pozole, tostadas y un número importante de antojitos, todos, ofrecidos por instituciones de la iniciativa privada, de asistencia social, escuelas, asociaciones scouts y de otra índole, así como uno que otro particular que quería sacar un provecho de la lucha independentista.
También, en esa área, se podía encontrar un sitio para escuchar, en voz de Eugenio Hernández Flores, gobernador Constitucional del estado de Tamaulipas, el grito, la parte medular de la ceremonia. Todo se podía a través de un espacio en la plaza.
Pero, comentábamos, los detectores y la revisión nos dieron seguridad y confianza a todos, pero…. ¡Qué tristeza llegar a esto!
No hay como disfrutar de cualquier espacio de nuestro México sin problema alguno, sin el temor de sufrir un atentado o ser “cosidos” a balazos, secuestrados o robados.
La seguridad que se instrumenta es muy importante, pero no teníamos por qué llegar a esos niveles.
Sin embargo, hay que reconocer lo que se hace para garantizar a cada uno de nosotros el tránsito libre y tranquilo, y eso tenemos que reconocerlo.
Ya la ceremonia sucedió sin contratiempos. El año pasado, tuvo que llevarse a cabo en medio de un temporal que acabó con trajes finos, vestimentas, bolsos de mano y muchas caras con maquillajes ordenadamente ubicados que terminaron corriendo por las mejillas de las damas que sufrieron una mojada como pocas.
Hoy, el clima fue generoso con los mexicanos, y tuvimos oportunidad de gritar ¡Viva México! Sin problema alguno, y también, de disfrutar de unas tostaditas de pollo o de puerco, el tradicional pozole y los inolvidables trolelotes con su respectiva agua fresca. Todo, producto de muchas manos perfectamente vigiladas por inspectores de la Secretaría de Salud, también, para garantizar hasta donde es posible, que no haya enfermedades gastrointestinales y las de la temporada.
La verdad, fue una noche que se pudo disfrutar por muchos motivos, y qué bueno que la gente tuvo oportunidad de vivir una jornada de fiesta y los inolvidables y tradicionales fuegos pirotécnicos que hicieron las delicias de chicos y grandes. El ingenio de nuestros artesanos que siempre entregan algo diferente para cada fiesta patria, y que no puede dejar de manejar los rostros de grandes mexicanos, o frases que han sido pensadas e inmortalizadas para no olvidar nuestra lucha por la independencia.
Posterior a la noche del grito, este miércoles se llevó a cabo el desfile militar que estuvo encabezado por el gobernador Eugenio Hernández Flores, así como autoridades militares, navales, civiles y uno que otro invitado. Vimos a los muchachos de las diversas escuelas locales: primarias, secundarias y de nivel medio superior, para luego dar paso al imponente grupo de soldados del glorioso Ejército Mexicano.
Siempre es impactante ver a los miembros del ejército desfilar. Cientos de personajes que entregan mucho de su tiempo para garantizar la paz en nuestro país, y que últimamente han desarrollado importantes acciones para darnos la tranquilidad que todos reclamamos.
En este sentido, es muy importante destacar que no se trata de asistir a un desfile o a una ceremonia del grito, pintarse las mejillas en forma tricolor o de gritar hasta la ronquera: “Viva México”, sino se trata de entender por qué somos o nos sentimos mexicanos.
La verdad, todos necesitamos comprender la importancia de pertenecer a una nación tan grande como es la nuestra, y procurar, en todos los días de todos los años, hacer la función que nos corresponde de acuerdo a la parte donde estamos ubicados: en la familia, la escuela, el trabajo y en la sociedad.
Todos tenemos una misión que cumplir, y si el maestro entiende que debe entregarse con profesionalismo y deja a un lado la pereza sindical, si el burócrata entiende que con el dinero de México se le paga, y devenga cada centavo recibido, si el universitario pone todo su empeño en sacar provecho de sus conocimientos, entonces, todos estaremos creciendo a México, la patria, la nación, el trozo de tierra que nos da identidad.
Ojalá que todos los que vivimos en esta gran nación entendamos por qué debemos hacer algo más para engrandecerla, y que entonces, cada uno, en su trinchera, pueda colaborar para salir de una crisis que amenaza con ser más grande si se aprueban impuestos poco lógicos como son los del alimento y la medicina.
México merece algo más que eso, luchemos porque se nos respete, y que las autoridades entiendan que la grandeza del país es por todos nosotros, no únicamente por ellos.
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Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *México en la piel
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