– “Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción.” Joaquín Sabina
Ésa conjunción de palabras, apenas dos, ha sido una expresión muy entusiasta que desde niños hemos escuchado, no solo por los medios, sino incluso en los ambientes familiares que me diga.
Viva México, Viva Tamaulipas, son dos expresiones significativas para muchos infantes, ahora adultos, por la alegría de la tierra que nos ha visto crecer, por la tierra que nos ha formado como hombres y mujeres, grito que enseñamos “sin querer queriendo” a nuestros hijos.
¡Viva! Es lo que quisimos oír en esa noche de fiesta y lo escuchamos.
Sin embargo días antes opiniones a favor y en contra se dispersaron en los medios por este aniversario 199 del grito de independencia y el desfile de este 16 de septiembre, sobre todo por los hechos sangrientos que sucedieron el año anterior en la capital de Michoacán, terruño natal del presidente Felipe Calderón (2006-2012) y ahora en manos “amarillas” desde hace ya algunos sexenios.
Tristemente algunos señores que viven de la política han declarado a los medios que “al que se porta mal, mal le va”. Falacia vil que solo intenta disimular la realidad cuando disfraza un escenario donde aparecen inocentes de todas las edades que sin “deberla ni temerla” ensangrientan las calles y el campo mexicano.
Pese a todos los malos augurios la noche del 15 de septiembre para la gran mayoría de los mexicanos en todas las entidades fue de alegría. Sí de zozobra, pero en compañía de la familia y los amigos que juntos se dirigieron al centro de la ciudad o de la población, donde desde el presidente, el gobernador o la autoridad civil máxima dio el famoso “grito de independencia”, a lo mexicano.
Sabemos por algunas amistades que hubo quienes aprovecharon los paquetes turísticos y viajaron a distintos puntos nacionales o del extranjero para pasar la noche del grito en un ambiente diferente y volver a la realidad de reanudar labores hoy.
En este sentido las organizaciones dicen que la demanda no fue como en otros años, no hay duda de que estamos en crisis, pero algunos por la gala que hacen parece no la han resentido.
En Tamaulipas fuera de los “borrachazos” y lamentablemente la pérdida de algunos coterráneos víctimas de esos irresponsables, el parte policiaco y militar fue blanco. Es decir todos nos portamos bien.
Incluso parece que ya no es moda eso de las balaceras al aire, como sinónimo de “sana alegría”.
La noche del grito, en la capital del estado, permitió que los ojos de los tamaulipecos de todas las edades siguieran paso a paso los acontecimientos protagonizados no solo por el Gobernador en el Palacio de Gobierno, sino por la misma gente que se arremolinó en torno a esta fiesta cívica.
Puestos de lo que me diga en las calles aledañas a la plaza del 15 hidalgo, cercos de seguridad. No faltaron los vendedores ambulantes que caminando ofertaban su producto, desde la pintura tricolor en las mejillas por un peso, hasta la entrega de tarjetas de presentación para algún servicio de impresión o de alquiler de salones para fiesta.
En la tradicional vista panorámica del Santuario, se pudo apreciar a los feligreses que llegaron a su etapa final en el concurso, “Señorita Independencia”, con puestos de venta de comida, bailables que al ritmo de música vernácula emocionaban a sus familiares y amigos, a todos gustaron.
Antes de las 23 horas, muchos tamaulipecos por nacimiento o adopción, fuimos testigos, desde el santuario de Guadalupe, de ésa vista hermosísima de luces nocturnas que iluminan los edificios públicos y las calles de Victoria, se esperaba el espectáculo de luces, producida por los artesanos de la pólvora.
A lo lejos realza su majestuosidad el edificio del Palacio de Gobierno, adornado por los colores patrios que los artesanos de la electricidad lograron en ése halo de orgullo y sentimiento patrio. Desde ahí emanó la feria de luces que iluminó el cielo de victoria, una victoria majestuosa, digna, grande y amable, como dijera Don Carlos Adrian Avilés.
Al cerrar esta colaboración leo una nota de David Saúl Vela publicada en Milenio, bajo el título de “Petardazo en el DF” donde reporta dos detonaciones, distantes apenas once cuadras una de la otra, allá por el rumbo de la Merced y muy cerca del área donde se llevó a efecto el desfile, hay dos detenidos, sin declaración oficial.
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