-Carstens, ¿agotado?
-El estrés de las decisiones
-Clima económico y político
Las adversidades económicas provocan un estrés adicional en las personas para resolver su diario vivir y suele ser mucho mayor en aquellas involucradas en el quehacer gubernamental con la responsabilidad de tomar decisiones que involucran a la ciudadanía.
El temor por equivocarse, asumir la responsabilidad del momento, encarar el peso de la historia y el desgaste de buscar consensos para las propuestas y poder cristalizarlas pasa factura a la salud de los políticos y los funcionarios. Vivimos tiempos complicados.
El pasado 15 de septiembre un funcionario de alto nivel reveló su alto grado de estrés al que vive sometido debido al peso fundamental de las propuestas estructuradas desde el seno del Gobierno Federal: Agustín Carstens, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público desnudó sus nervios en su pasada comparencia ante el Congreso de la Unión.
Fue una cita obligada para explicar los pormenores del Paquete Económico 2010 y la glosa del Tercer Informe en el renglón de lo económico.
Durante su comparecencia desdibujó un semblante desgastado, anímicamente cansado, distraído, primordialmente poco convincente al explicar la estrategia de recorte y búsqueda de nuevos impuestos encabezada por el presidente Felipe Calderón.
La presión es mayúscula, sobre de sus hombros recaen la mayor parte de las propuestas económicas para intentar resucitar a la economía mexicana, más golpeada todavía que las anteriores crisis económicas que tanto daño nos han hecho.
La dependencia dirigida por Carstens absorbe toda la responsabilidad del programa económico propuesto aunque buena parte de esas “ideas geniales” emanan desde Presidencia. En él también la impopularidad y el descontento del sector empresarial.
A COLACIÓN
Es el lenguaje del cuerpo uno que existe porque revela nuestros impulsos, deseos y temores. Por largo tiempo se ha hablado del lenguaje corporal para cuando dos personas están enamoradas, hay psicólogos que siguen dichas manifestaciones para conocer el grado de compenetración entre las personas enamoradas.
Pero también el lenguaje corporal manifiesta y evidencia otras cosas más profundas: el estrés y las presiones. No hay forma de esconderse de esos signos porque estamos hablando de seres humanos que buscan inconscientemente distintos escapes.
Con la economía como está, uno se pregunta si el secretario Carstens terminará al frente de la cartera de Hacienda hasta el 2012 o si prefiere antes deslindarse del peso del desastre en el que estamos inmersos y anhela aquellos años de investigador meticuloso en Banco de México.
Parece que fue ayer. Es increíble como pasan los años, recuerdo que buena parte de mis compañeros estudiantes de economía anhelaban saltar desde la aula universitaria a la Gerencia de Investigaciones Económicas del Banco de México comandada por un investigador ganado en prestigio por sus procesos econométricos y la interpretación de los números: Agustín Carstens.
Por cierto que cuando ingresé a realizar mi servicio social en Banco de México (dentro de una peleada selección de universitarios) mi primera opción fue siempre el sistema financiero y me canalizaron a la Gerencia de Programación Monetaria y Financiera que en ése entonces capitaneaba José Ramón Palencia.
Algunos pisos más abajo estaba Investigaciones Económicas a la que desde dentro le llamaban “el área más árida del banco central”, compleja y llena de análisis cuantitativo con un desconocimiento de lo acontecido extramuros, muy dentro en el bolsillo de la gente.
Por supuesto hay mucha diferencia entre analizar los planos numéricos desde la comodidad de un escritorio a ejecutar decisiones plasmadas en políticas con un contenido de doble filo: o terminan por ayudar o terminan por empeorar la situación económica.
Los costos políticos e históricos son indudables, actuar bajo presión también conlleva riesgos, ¿quién asumirá la responsabilidad el día de mañana?.
SERPIENTES Y ESCALERAS
Lo hay, un Tercer Informe desangelado que no convenció y un Paquete Económico para 2010 que carece de credibilidad. Los empresarios ven venir el desastre mayúsculo, las bancadas de los Partidos Políticos aguardan la hora para sacar su tajada política, desde la posición de oposición.
Los mexicanos, todos, no vemos la hora de que termine la pesadilla. Nos quieren quitar más dinero de nuestro bolsillo, castigar más el nivel de vida.
Además los gobiernos estatales y municipales temen la escalada de recortes al presupuesto, la obra pública corre riesgo de no terminarse, lo que comenzó hace dos años es muy posible caiga en la parálisis ante los menores recursos del próximo año. Sin la obra pública desarrollándose y dejándola postergada con ello también se castiga al sector de la construcción, al empleo que todavía pervive en dicho sector.
Nos quieren meter en una pesadilla, inhibir el crecimiento de los pocos subsectores sobrevivientes de la crisis de 2009. Quieren más impuestos, ¿acaso no ven cómo se encuentran los restaurantes? Quizá quieran quebrarlos.
Probablemente los funcionarios no se pongan de acuerdo entre ellos mismos y el resultado sea recortar de donde sea a la desesperada e intentar arrancar impuestos de cualquier parte a como dé lugar aunque sea un 2 por ciento.
A lo mejor, desde la Presidencia se sienten más economistas que el propio secretario Carstens, no hay señales claras para los mercados, ni para el sector privado que ve con desencanto la imposibilidad de defender lo indefendible.
Hay mucho desconcierto, economistas en puestos que también requieren de pericia y talento político; y políticos que de pronto se sienten doctorados virtuales en economía.
A estas alturas me pregunto si el secretario Carstens no extrañará aquellos años de Banco de México o se preguntará si todavía existe un puesto disponible para él en el extranjero.
¿Será que en verdad está dispuesto a asumir los costos del desastre económico? Porque algo me queda muy en claro no todo ha sido culpa de Estados Unidos.
En México fallaron todos los canales de previsión, los funcionarios se confiaron y Presidencia presumió de más. No nos blindaron. Mucha gente está pagando por lo que no hizo el Gobierno Federal de forma oportuna, hay rabia cada vez que un micronegocios cierra, una empresa en el sector servicios, un empleado es despedido.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: [email protected]