A él lo persigue la mala suerte porque apenas asoma la cabeza y no falta quien le propine un coco.
Y es que el alarde, el alboroto y el manejo que hizo su partido acerca de que panistas de los grandes asistirían a su cumpleaños el sábado pasado no paso inadvertido para un veterano alvizaul de hueso colorado, quien aun recuerda algunas de las travesuras del festejado allá en sus años mozos, a principios de los ochenta.
Se nota a cien kilómetros de distancia que lo aborrece y que nada le agrada que regrese a su mente viejos y penosos recuerdos que tienen como escenario una de las colonias más exclusivas de Reynosa, Tamaulipas, donde fue víctima de una bandilla de renegados juveniles que lo hizo pasar un mal rato.
Para él leer sobre el despliegue que su victimario del pasado hizo para celebrar su onomástico cerca de Ciudad Victoria lo perturbo, le produce coraje y como que no se imagina como alguien con antecedentes que van de lo más grave hasta lo pueril se atreva a soñar con gobernar Tamaulipas, un estado que merece respeto.
Y hasta se le calienta la sangre cuando regresan a su mente algunas escenas que no ha podido borrar, porque esa gavilla de malhechores pusieron en peligro la seguridad de su colonia con su presencia y con sus jueguitos de mal gusto.
Y menos aun ahora que ve la imagen en los medios de uno de los principales actores de esas pillerías sonriente, despreocupado y con aire de triunfador.
Tal vez sea una simpleza lo que le paso a ese veterano panista, pero confiesa que eso nunca le agrado porque él pensaba que su partido estaba compuesto por elementos serios, inteligentes y propositivos, por muy jóvenes que fueran.
Y cómo no le va a irritar, si el flamante festejado atentó contra su patrimonio y le robo, junto con sus camaradas, las copas de su lujoso automóvil y, peor aun, lo cacho en la movida.
Recuerda y, bien, que Francisco Javier Cabeza de Vaca y sus cuates en los años 80 se convirtieron en el terror de su colonia, sin embargo nunca presentó una denuncia formal, porque sabe que para los “chicos” adinerados la justicia es como un cero a la izquierda.
Pero ahora lo tiene bien identificado y en Ciudad Victoria aun se muestra sorprendido de que el delincuente juvenil pregone cosillas sobre la igualdad, sobre el bienestar social, sobre el respeto a la justicia y sobre la dignidad.
Para él no se vale que personajes como ese haya conquistado un lugar en el mundillo político de Tamaulipas a base de escándalos y de falsas promesas, por eso se atrevió a alzar la voz y a retomar aquella anécdota que muchos habitantes de su colonia recuerdan y que les produce ira.
Nunca se enteró bien para qué ese grupillo de jovencitos mal orientados se robaron las tapas de los automóviles de su colonia, porque dinero no les faltaba.
Entonces, pues, solo el ocio y la mala cabeza se antoja que son los motivos de esos actos tan reprobables que muchos los podrán calificar como un juego, mientras que otros se los atribuyen a personas desequilibradas que requieren de suma atención.
Por eso le molesta ver a Pancho Javier en todos los medios de Tamaulipas lanzando promesas como las que en el pasado hizo como político y como servidor público y que se les llevo el viento.
Y más le va a irritar a este señor el hecho de que seis sendos espectaculares con los cuernillos característicos del diputado local panista y ex alcalde de Reynosa fueron colocados en la Avenida Hidalgo de Tampico, Tamaulipas, para promoverlo como candidato del PÀN a la gubernatura del estado.
Y que se dice allá en el sur tamaulipeco que sus potenciales promotores son un tal Tino Lee, de Altamira, y la ex senadora Carmen Bolado del Real, una dama de abolengo que desapareció de la vida política hace tiempo.
Pancho Javier sigue asomando mucho la cabeza para consumar su sueño.
Y por eso y por haber sido en su juventud un vulgar roba tapas.
Pronto le lloverán más coscorrones.
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