-Millones de celulares y el IEPS
-Tarifas y mercado no competido
-Alza de precios en 2010
Desde tiempo atrás el mercado de la telefonía celular reveló su verdadera dimensión en un país donde millones de hogares todavía no cuentan con una línea telefónica fija.
El surgimiento del celular coadyuvó a romper con los tiempos de espera pautados por los hilos fijos y primordialmente contribuyó a masificar el mercado de las comunicaciones móviles gracias a que los celulares vinieron a romper con las barreras sociales.
Era una bola cantada: gravar más al mercado de las telecomunicaciones máxime cuando a junio de 2009 existen en el país 77 millones 809 mil usuarios de teléfonos celulares y la tendencia indica que, a pesar de la crisis, la gente seguirá optando por un móvil desechando la idea de la instalación del fijo.
Hoy en día, es cierto, la comunicación ofrece distintas opciones, algunos hogares optan por no contar con línea fija y contratan Internet con algún servicio de televisión de paga mientras la comunicación directa la realizan mediante sus respectivos celulares y casi todos de prepago, el 92 por ciento.
Con la amplitud del mercado, al menos de esta parte que comentamos, surge la propuesta del gobierno de imponer un 4% en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), nuevamente con la tesitura de obtener mayores ingresos fiscales por esta vía.
En suma qué servicios se afectarían en caso de ser aprobado el 4%, fundamentalmente todo el mercado de las telecomunicaciones: televisión por cable, teléfonos celulares, líneas fijas, radiocomunicación y muchos otros esquemas participantes.
Lo que se anticipa es que el nuevo gravamen termine siendo trasladado al usuario final con el impacto consecuente en el encarecimiento de las tarifas.
El golpe para el mercado será muy diverso, mientras el mercado de la telefonía celular seguirá creciendo a pesar del impuesto es posible que en los hogares frene la contratación de esquemas de telefonía fija, más televisión privada y modem para Internet.
Este segmento de las telecomunicaciones no ha dinamizado todavía en un país como México con más de 40 millones de hogares, que así como arrastra la etiqueta de subbancarizado también mantiene un bajo perfil en el esquema del Internet en los hogares. El servicio es caro y lo será aún más con el 4%, lo que resta competitividad a las empresas.
De acuerdo con la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL), datos a 2008, en México había 23 millones 260 mil usuarios de Internet, de éstos únicamente 9 millones 138 mil lo tienen contratado en sus hogares, el resto salen a consultarlo fuera del hogar.
A COLACIÓN
La cereza en el pastel: las tarifas que pagamos por el uso de los teléfonos celulares y las líneas fijas son de las más altas del mundo y con precios y opciones poco competitivas, además llega un impuesto que no frenará el crecimiento de los celulares sino que provocará que sea más caro mantenerse comunicado.
¿Va a prosperar? Todo apunta a que sí, a pesar de las voces de oposición de los propios dueños de diversas empresas, de las advertencias, las molestias, se trata de un mercado que difícilmente escapará de los gravámenes sobre todo por la potencialidad del mismo.
El gobierno del presidente Felipe Calderón justifica que es tiempo de que los operadores paguen lo justo por el uso de las bandas, radiofrecuencias, en general del espectro.
La Secretaría de Hacienda añade que el uso del espectro radioeléctrico significa el 1.55% de los ingresos de los concesionarios.
No obstante, la historia no termina aquí porque además de aprobarse el 2% por el llamado impuesto contra la pobreza (idea del presidente Calderón), el próximo año los usuarios realmente estarán pagando servicios encarecidos tanto por el 4% más el 2% y el 15% de IVA.
Reiteramos que la mayor afectación será en la expansión del Internet en los hogares. La gente preferirá que sus hijos sigan saliendo fuera de casa a bibliotecas, centros escolares o pequeñas empresas que proporcionan el servicio de Internet por un pago promedio de 30 pesos por una hora de consulta. Claro que, dichos precios también incrementarán por el ajuste de los impuestos.
No todas las micro, pequeñas y medianas empresas participantes en el mercado de las telecomunicaciones podrán sobrevivir a la crisis, ni a los mayores impuestos, a la caída de los clientes, ni a los morosos.
SERPIENTES Y ESCALERAS
Cambiando de industria, se ha fijado amigo lector en la cantidad de restaurantes que han quebrado a lo largo de este año.
Muchos del segmento de lujo y medio lujo no aguantaron más las presiones derivadas de la crisis, principalmente por el tipo de cambio, sus contratos de alquiler por los locales estaban en dólares (para quienes intentan ocultar que la economía mexicana no está dolarizada).
La devaluación desde noviembre del año pasado les metió en problemas aunados con la baja de la clientela, una que se supone tiene alto poder adquisitivo pero que también fue desapareciendo de las mesas.
Al menos en la ciudad de México muchos restaurantes en Polanco y Las Lomas de Chapultepec quebraron, otros dentro de hoteles prestigiados lo hicieron en el último trimestre.
Pero muchos otros restaurantes de precio más moderado lucen igualmente semivacíos, la gente me explican, se fija en todo: “Si vienen a comer omiten entradas, ensaladas, van directamente al plato fuerte, no piden más botellas de vino sino una copa de tinto de la casa, omiten el agua y si vienen en grupo cada quien paga su cuenta o la dividen”.
La crisis se nota, está presente en cada uno de los rincones, las actividades diarias, en el ánimo ronda como pesadumbre.
Aunque no falta quien con optimismo habla de sacar oportunidades dentro de la crisis, aprender de la mala experiencia, mostrar el carácter en tiempos difíciles, la verdad es que han sido ya muchas décadas de vivir golpeados por una crisis económica tras otra.
Yo, al menos, como economista me siento defraudada, no pierdo el optimismo, pero en los últimos años he renunciado a muchas cosas para poder sostener las básicas.
Las crisis me han dejado la lección de no usar tarjetas de crédito, ni hacer compras compulsivas, ahorrar aunque sea lo mínimo, y sobre todo a volverme multichambista para tratar de compensar toda la pérdida acumulada en el poder adquisitivo debido a las crisis económicas, golpes de la inflación, devaluaciones, impuestos, etc.
*Economista y columnista especializada. Es candidato a doctor por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: [email protected]