La delincuencia en nuestro país tiene nuevo rostro: cada vez hay más jóvenes y cada vez son más crueles.
Criminólogos, sicólogos y expertos en seguridad pública consideran que la nueva generación de criminales es producto de la tensión social y la impunidad, pero también es el resultado del incremento en el consumo de dogas y alcohol y la frustración por falta de oportunidades en los ámbitos escolar y laboral.
Los delincuentes hoy son personas que ya no sienten empatía por sus víctimas, lo que quiere decir que no perciben sus emociones ni tienen sentimientos de culpa. Cada vez es mayor la incidencia de actos delictivos que se cometen con ira y crueldad y sin el menor remordimiento.
Mario Arroyo, investigador del ICESI, advierte los riesgos de que pretenda disfrazar lo que sucede a través del uso de términos que esconden las dimensiones del problema. Un ejemplo de ello, citó, es usar la palabra sicario: “Llamar sicario a una persona le quita la carga real al problema; son asesinos seriales y en cualquier parte del mundo cuando se conoce su existencia, se arma toda una estrategia nacional de persecución, pero en México no”.
Arturo Santos, sicólogo y criminólogo de la UNAM, asegura que la corrupción y la impunidad alientan la violencia, pues ante la falta de sanción, los delincuentes lejos de alejarse de las actividades ilícitas, se vuelven verdaderos profesionales.
Clementina Rodríguez García, directora ejecutiva de Prevención y Readaptación Social del GDF, señala que si vivimos en una sociedad donde la violencia se ejerce y se tolera generamos personas violentas.
