Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Investigadores de primera

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Es satisfactorio saber que la Universidad Autónoma de Tamaulipas sigue creciendo y su prestigio se va mejorando día a día. Los registros y certificaciones obtenidas dan cuenta de ello, sin embargo, de todos es sabido que hay todavía mucho que hacer.
Siempre que se habla de nuestra gente, somos muy injustos: minimizamos lo que se hace y exaltamos lo que otros pueden realizar aunque sea de menor calidad, y un claro ejemplo lo tenemos en una actividad que hoy en día ha proliferado: la lucha libre, cuando los roperos norteamericanos están poniendo de moda algo que llaman lucha libre a través de una agrupación denominada WWE –World Wrestling Entertainment, y que la verdad sea dicha, nada tiene que ver con la enorme calidad de los nuestros: el Perro Aguayo, el Mil Máscaras y muchos otros; la calidad de los luchadores mexicanos es reconocida mundialmente, pero ahora, como buenos malinchistas, hemos dejado a un lado su prestigio por comprar una camiseta o algo de esos monstruos del consumismo que nos hacen creer que son mejores.
Igual sucede en la academia e investigación: los mexicanos tenemos mucha calidad pero somos tan especiales que nosotros mismos nos hacemos menos, y una clara muestra lo constituye el hecho de reconocer la calidad, por ejemplo, de instituciones como el Tec de Monterrey o la Universidad Autónoma Metropolitana y no entender que la Universidad Autónoma de Tamaulipas tiene también una calidad que sobrepasa fronteras.
Tenemos gente buena, gente que tiene estatus a nivel nacional como investigadores, y hay protocolos que se llevan a cabo en nuestra alma mater tan buenos como cualquiera.
Siempre hemos sostenido que la calidad académica de nuestras aulas tiene un nivel de competencia a la altura de cualquiera de las muchas universidades en el país y otras naciones.
Claro, hay sus “prietitos en el arroz”; no podemos afirmar que todos los profesores de la UAT merecen estándares de calidad, o que todos los investigadores son honestos y capaces: hay sus elementos que tienen poco que aportar y no merecen siquiera el calificativo de investigadores o de docente, pero afortunadamente, son una minoría.
Ahora que el rector José María Leal Gutiérrez ha iniciado el camino hacia la reelección, ha destacado la interesante jornada de certificación que nos lleva a tener la mayoría de los programas de licenciatura certificados por organismos nacionales o externos, lo que quiere decir que no basta con saber que tenemos calidad, sino con tener una constancia de ello.
Independientemente de los diplomas que orgullosamente cada director cuelga en su unidad académica, lo mejor de todo es el saber que la sociedad, el sector productivo y social confían en los universitarios.
Eso tiene su riesgo ahora que al señor Calderón se le ocurrió proponer recortes y nuevos impuestos y amenazar con que, si no se aprueba el paquete económico nos volveremos todos más pobres que nunca.
Bien, la UAT ha reflexionado sobre ello y ahora busca trascender sin detener el paso, lo que nos lleva a buscar, en primera instancia, el hacer investigación basada en las necesidades de nuestra misma gente, para lo que se llevan a cabo encuestas y estudios que determinan donde hay que ajustar, donde apretar y donde abandonar.
Esa es la trascendencia que tendrá la investigación universitaria en el año próximo y con un nuevo período rectoral: buscar financiamiento externo, gente que apueste al éxito de las investigaciones de la UAT y confíe en ellas, en su gente y pueda financiarlas, porque el dinero estará más escaso que nunca y eso lo entendemos, aunque no aprobamos la medida, porque seguimos viendo el despilfarro del gobierno federal en muchas cosas de total intrascendencia.
El caso es que habrá que pensar muy bien en qué investigar, la manera de hacerlo y propiciar que alguien pague los gastos que ello implica.
La medida no es nueva, porque algunas universidades de otras partes del mundo lo han hecho, con un cúmulo de buenos resultados que nos hacen pensar que la UAT también tendrá el éxito en esta materia.
Insistimos en la calidad de muchos tamaulipecos que laboran en el alma mater estatal como docentes e investigadores, y avalamos su capacidad que está más que demostrada.
En ese sentido, estamos ciertos que para ser un triunfador no se requiere tener en el título las siglas del ITESM o de la UAM, sino las de la calidad y el entusiasmo, la entrega y la validación profesional que podamos dar a nuestro trabajo en base a los resultados obtenidos.
Es el presente un voto de confianza a nuestra alma mater en todos sentidos, porque sabemos que podemos seguir creciendo, siempre y cuando todos nos lo propongamos.
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