NO HAGAS cosas buenas que parezcan malas, dice el dicho y dice bien.
Lo anterior bien podría aplicarse a esa sumamente extraña visita del embajador estadounidense en México, CARLOS PASCUAL, la semana pasada, al domicilio particular del alcalde ERICK SILVA SANTOS.
Extraña, porque a pesar de que diferentes espacios mediáticos trataron de hacer aparecer la visita del alto funcionario del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica como una muestra de su modestia, lo cierto es que el asunto realmente tiene trasfondo por lo atípico del mismo.
Resulta inverosímil que el representante en nuestro país del presidente BARACK OBAMA, repentinamente haya decidido realizar una visita de cortesía con el Jefe de la Comuna matamorense con quien, de acuerdo a los antecedentes, no le une ningún lazo de amistad o relación personal.
Extraño también, que la reunión entre el embajador yanqui con el presidente municipal se haya desarrollado en el domicilio particular de éste y no en algún lugar público como sería lo lógico suponer.
Fuera de contexto, además, que dada la investidura del visitante, el gobernador del estado EUGENIO HERNANDEZ FLORES no haya estado presente con el argumento de que el avión oficial no pudo aterrizar debido a condiciones climáticas adversas.
Como tampoco es nada claro el porqué la reunión se pactó con tanto hermetismo sin necesidad aparente, salvo la que tiene que ver con la seguridad que el caso ameritaba.
Al cónclave, de cortesía o de trabajo, asistieron el Cónsul General de los Estados Unidos de América en Matamoros, MICHAEL BARKIN, el diplomático mexicano en el consulado de Brownsville, Texas VICTOR MANUEL TREVIÑO, el comandante de la Guarnición de la Plaza General JUAN ANTONIO SANCHEZ y el Jefe del Sector Naval Militar DANIEL BOSADA SANCHEZ, entre algunos otros pocos funcionarios.
Con todo y lo que se diga, no puede pasar desapercibido el hecho de que el mandatario estatal, de acuerdo a la versión oficial, hizo el intento por llegar a la reunión, pero por cuestiones de seguridad en el aterrizaje el piloto prefirió no llevar a cabo la operación.
Lo anterior bien pudiera ser una evidencia de lo apresurado de la visita del representante en México del gobierno estadounidense, pues con agenda anticipada bien se pudieron haber tomado las providencias necesarias con respecto a las condiciones del tiempo.
Y es que no resulta lógico que los honores respectivos a tan importante visita hayan quedado a cargo del alcalde, cuando por lógica y de acuerdo al protocolo la bienvenida le corresponde el Jefe del Ejecutivo Estatal.
Algo más que pone en tela de duda la información oficial respecto a la ausencia del ingeniero HERNANDEZ FLORES es que ese mismo día, en el vuelo comercial, llegó a Matamoros el embajador CARLOS PASCUAL antes de participar en una reunión binacional de diplomáticos en la Isla del Padre.
Tampoco es normal que la importante reunión sólo haya merecido espacios en columnas políticas y no de manera abierta, tomando en cuenta que a pesar de lo selecto de los invitados en la reunión se trataron asuntos públicos que tienen que ver con la política de ambos países.
La premura, el hermetismo, la tendencia mediática y argumentos no bien sustentados permiten suponer que algo no encaja en todo ese montaje que aún mantiene pasmados a propios y extraños.
Lo dicho. No hagas cosas buenas que parezcan malas.
Independientemente de los temas tratados y las causas que obligaron a la privacidad de la reunión con la ausencia marcada del gobernador del estado, seguramente que el embajador norteamericano en nuestra Nación se llevó un amargo sabor de boca.
Lo anterior, no precisamente por fallas en la anfitrionía tamaulipeca y concretamente matamorense, o bien por condiciones asociadas con la calidad de la gastronomía degustada.
El aparatoso despliegue militar en el Fraccionamiento Residencial en donde se ubica el domicilio particular del edil, con toda seguridad llamó la atención del diplomático yanqui.
El “búnker” en que se convirtió el área aledaña a la residencia del ingeniero ERICK SILVA SANTOS mantuvo en zozobra a los numerosos habitantes de esa comunidad, quienes, por momentos, temieron lo peor e, incluso, llegaron a especular acerca de la presencia de las fuerzas federales.
Por supuesto nada que extrañe al representante del presidente del país más poderoso del planeta, aunque, eso sí, la evidencia clara que comprueba lo mal que anda la seguridad pública en el territorio mexicano.
Por cierto, eso de que se trató de una mera visita de cortesía de un funcionario a otro para degustar un determinado platillo y deleitar el paladar con alguna bebida, es una versión no del todo convincente.
Como también no despeja dudas el hecho que el avión gubernamental no haya podido aterrizar en el aeropuerto Servando Canales, como el argumento de peso para justificar la ausencia en la importante reunión de quien manda en Tamaulipas.
Para nadie es desconocido que antes de despegar la tripulación de una aeronave verifica las condiciones del tiempo de su destino final, sin contar, además, que el viaje a la frontera se pudo hacer por otro medio de transporte.
Dígase lo que se diga, la duda envolverá a las condiciones extrañas que se dieron durante la visita del embajador norteamericano CARLOS PASCUAL.
Y hasta la próxima.
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