Convocada por el ayuntamiento de Reynosa y por intelectuales fronterizos, la titular del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Laura del Consuelo Hernández Montemayor, disertó acerca de la apasionante vida de Agustín de Iturbide y su papel como protagonista en la consumación de la independencia nacional. Resulta muy significativo, reflexionar sobre la historia de aquellos tiempos, reinterpretar los procesos, difundir el conocimiento, con la idea de reencontrarnos con ese pasado de hechos culminantes en la vida nacional, ese pasado que nos dio historia, que nos hace patria y por lo mismo, nos explica en el presente, apuntó la historiadora.
Sobre la polémica histórica, apuntó: Agustín de Iturbide, el héroe de Iguala, Agustín I, su Alteza Serenísima y a quien se le consideraba, traidor a la patria, el consumador de la Independencia. Cada una de estas denominaciones abre un tema controversial de muchas y muchas páginas de su biografía, que será imposible abordar. Pero, alrededor de este tema, es igual de oportuno centrarnos en un acontecimiento hacia el año de 1892, o sea casi setenta años después de la muerte del Emperador de México. Sobre la decisión del gobernador tamaulipeco Guadalupe Mainero Juárez en el sentido de hacer un monumento a Iturbide, comentó que se argumentó lo siguiente: Agustín de Iturbide, nació en Valladolid (hoy Morelia) 27 de septiembre de 1783. Fue ejecutado en Tamaulipas el 19 de julio de 1824 a las 6 P.m.
Este documento causó conmoción en contra de Tamaulipas y directamente contra Mainero. La prensa provinciana y de la metrópoli dejaron llegar sus injurias en desacuerdo, de febrero a mayo de 1901, durante 3 meses, encontramos a detalle publicado en el diario oficial, páginas y páginas completas, muy interesantes. Digamos que se llevó una polémica entre ligerezas y defensas; acusaciones tremendas como por ejemplo: “Mainero será expulsado del partido liberal” entre otras, y todo, porque la idea que se captó fue: “erigir un monumento al consumador de la Independencia, a quien los liberales llamaban traidor; luego entonces, era indigno glorificarle.” Esa falsa interpretación fue el error que dio margen a la discusión. Mainero se dio cuenta que se estaba haciendo un juicio político y no un juicio histórico.
El licenciado Mainero fue muy explícito al decir que el fin que se perseguía con la edificación de un monumento en Padilla, era exclusivamente señalar el sitio donde por decreto del Congreso de la Nación fue ejecutado el Gral. D. Agustín de Iturbide, a quien la historia documental señala “Consumador de la Independencia”. En la defensa a cargo de la editorial del periódico oficial, se expresaron de mil maneras las razones, pero uno de los párrafos mas convincentes y significativos es cuando Mainero , quien era de profesión abogado, quien se había desempeñado como catedrático de la escuela de Jurisprudencia en Matamoros y además editorialista de diferentes periódicos de la región, señalaba: “Defender la independencia fue una gloria para Iturbide, proclamarse emperador fue una traición que eclipsó para siempre esa efímera gloria.
Esto es una verdad histórica, sin embargo es también histórico que fue él, quien consumó la independencia y al hacerlo personificó con indispensable título un momento glorioso en aquella época… creamos en la libertad, amemos el patriotismo, pero seamos también equitativos. Una lápida mortuoria que identifique el punto en donde la república castigó la ambición lejos de ser una mancha, será una lección para el porvenir…”. No fue un monumento como decía la iniciativa de Mainero, fue un obelisco el que se construyó y quienes no lo conozcan, se encuentra en nuevo Padilla en una plazoleta a bordo de carretera.
GAJOS DEL OFICIO.
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