LAJORNADA.UNAM:
Javier Aranda Luna
El alumno supera al maestro: si el PRI necesitó medio siglo para alcanzar su decadencia y dejar constancia de ella labrada en mármol, al PAN le bastó un sexenio.
El Partenón de Arturo Durazo (la residencia veraniega del jefe de policía durante el sexenio de José López Portillo, y que por mucho tiempo fue símbolo de corrupción, mal gusto y megalomanía) es una caricatura frente a la megabiblioteca de Vicente Fox. Conviene recordar que, a diferencia de El Partenón del jefe policiaco, la millonaria construcción foxista, al ser presentada como obra pública, arrancó discursos y aplausos en el mundo cultural de hace unos años.
De continuar esa tendencia decadente, como parece que será, las Olimpiadas de Díaz Ordaz en el fatídico 1968 terminarán siendo chinampinas en nuestra memoria histórica, una tímida y solitaria luz de bengala de nuestro pasado frente al reventón del bicentenario que preparan los expertos de Los Pinos: el “presidente del empleo” considera gastar 60 millones de dólares para ofrecernos en 2010 una celebración “austera pero inolvidable”. ¿Se imagina el derroche si el bicentenario de la Independencia no sólo hubiera coincidido con una administración panista, sino también con los tiempos de abundancia petrolera que conoció Durazo?
Según reportes periodísticos los responsables de ese “magno evento” serán los mismos que organizaron la inauguración y clausura de los espectaculares Juegos Olímpicos de Pekín. Autonomy es el nombre de la empresa estadunidense encargada de celebrar nuestra Independencia y proyectar al mundo nuestra mayoría de edad: lo que actualmente “significa México”, según la nota de Jesús Esquivel fechada en Los Ángeles y publicada por Proceso el pasado 13 de septiembre.
Los funcionarios de Autonomy piensan contratar por lo menos 20 mil artistas para animar la verbena de 2010, que se llevará a cabo de manera simultánea en varias ciudades del país y posiblemente del extranjero. El productor Phil Green, fundador de Autonomy, considera que la “fiesta inolvidable” requerirá por lo menos de tres horas de transmisión en vivo a través de los principales canales de televisión. Una locura multimedia donde el uso del rayo láser será una constante y la pirotecnia un nostálgico guiño al pasado.
¿Así regresará el gobierno federal recursos a los pobres después de implementar el impuesto del 2 por ciento en alimentos y medicinas? ¿Pagaremos pan a cambio de circo? ¿O de dónde saldrán los 60 millones de dólares para pagar el show del bicentenario? ¿Del ahorro que representará el despido masivo de 10 mil burócratas anunciado por el secretario de Hacienda? ¿Del recorte presupuestal de 31 por ciento a Liconsa; de la reducción de 52 por ciento a Opciones Productivas, el programa diseñado para los pobres más pobres? ¿De los recortes a la Universidad Nacional Autónoma de México, la Secretaría de Educación Pública y al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes? ¿Existirá algún proyecto cultural después del despilfarro de 2010? ¿Será verdad que se organizarán partidos de futbol para animar el show del bicentenario y así celebrar como se debe a los héroes que nos dieron patria? ¿Y será verdad también que por ser tan modernos y globalizados se organizará incluso un partido de basquetbol? ¿Sobreviviremos a la resaca del mega-show del bicentenario?
Gustavo Díaz Ordaz contó con Salvador Novo y Silvio Zavala para validar y aun defender las olimpiadas de 1968. Al margen de publicaciones, conferencias, coloquios, mesas de reflexión con motivo del centenario de la Revolución Mexicana y del bicentenario de la Independencia, que resultan indispensables, ¿la administración calderonista contará con algún intelectual, más allá de sus empleados, que valide el megashow que se avecina? Más aún: ¿contará con un intelectual que arriesgue su prestigio y sus lectores futuros por un cañonazo de 50 mil reflectores?