
Carlos Peña Palacios/EnLíneaDIRECTA
Reynosa, Tamaulipas.- La noticia corre como reguero de pólvora del lugar de los hechos a destinatarios de correos en los teléfonos celulares, llamadas en línea, llamadas a radios nextel, alguno que otro con Blackberry con la primicia de lo que sucede aquí en Reynosa a la hora de las balaceras.
En centros comerciales, restaurantes, tiendas de autoservicio, toda la gente con el aparato telefónico al oído en comunicación con familiares, amigos y hasta algún otro olvidado, donde solo le marcaba para ver si sabía de la nueva balacera.
Es aquí en donde los aparatos telefónicos y de radiocomunicación se quedan sin señal ante la saturación de los servicios satélite y antenas.
La preocupación es evidente en los rostros de las personas de todas las edades, incluso de los menores de edad, solo ellos guardan silencio.
Escuelas privadas que ofrecen servicio educativo sabatino prohíben la salida de sus alumnos y con el candado en el portón sellan las medidas de seguridad para este día, nadie entra ni sale al menos en los horarios del servicio.
Como ya es costumbre, es un hecho aislado de lo que esta ciudad fronteriza aporta al país, opinado por la primera autoridad municipal para este inicio de semana.
Sin el ruido por la detonación de las armas de fuego, nadie quiere seguir en las calles de esta ciudad por el temor de nuevos enfrentamientos, noticia que sigue corriendo en boca de todos.
No falta el sacerdote o líder religioso quien aprovecha esta noticia para atraer fieles durante las misas dominicales por eso de que, “el mundo está por terminarse y mejor estar confesados”.
Todo lo anterior es solo una parte de lo que sucede en Reynosa, ciudad fronteriza a la hora de las balaceras.
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