PALACIO/Mario A Díaz Vargas *¿”Vamos ganando…”?

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EFECTIVAMENTE, como bien lo señala el alcalde de ciudad Reynosa, OSCAR LUEBBERT GUTIERREZ, los acontecimientos violentos de las últimas fechas no pueden ni deben ser considerados como simples “casos aislados”

Los tres enfrentamientos entre fuerzas federales y particulares armados que se han suscitado entre el fin de septiembre y el inicio de octubre, en un lapso no mayor de 15 días, con toda razón mantienen sumamente preocupado al edil.

Motivo de peso es que, además, el intercambio de metralla se ha registrado a plena luz del día, a mitad de semana y en dos fines del mismo período, por lo que el temor y la incertidumbre de los ciudadanos es más que justificada.

LUEBBERT GUTIEREZ analiza, y analiza bien, el impacto negativo que para la sociedad reynosense y el desarrollo económico ha generado en esa ciudad fronteriza la campaña del gobierno federal en contra del narcotráfico y delincuencia organizada.

Máxime que, asegura, la nueva modalidad de los particulares armados de bloquear bocacalles de avenidas muy transitadas provoca verdadero caos vial a la hora en que se registran esos eventos violentos.

Asimismo, el Jefe de la Comuna es de la idea de que ese tipo de operativos federales deben realizarse con mayor coordinación para salvaguardar la integridad física de personas inocentes cuyo único delito es estar en el lugar equivocado y a la hora equivocada.

Desde luego que no le falta razón al también aspirante a la gubernatura estatal, pues tal y como lo hemos sostenido en otras colaboraciones, no es viable que el Ejército Mexicano y la Policía Federal actúen como una banda más que se disputa la superioridad o propiedad una determinada plaza.

El mismo mandatario estatal EUGENIO HERNANDEZ FLORES reconoce la incertidumbre y temor que priva entre la población de ciudad Reynosa ante los hechos violentos que se han registrado de manera sistemática.

Eso de trabajar al “topón”, por utilizar un término policial, y enfrentarse a balazos al momento en que se cruzan los convoyes militares y vehículos particulares no es la mejor opción para atacar ese flagelo que mantiene prácticamente incendiado al país.

La falta de una efectiva labor de inteligencia para asestar verdaderos golpes a los cárteles de la droga y no acciones menores maximizadas a través de los medios de comunicación, es el principal problema que enfrenta el gobierno del presidente FELIPE CALDERON HINOJOSA.

Tal parece que al Jefe de Ejecutivo Federal le interesa más mantenerse firme en un capricho de medición de fuerzas que la protección y seguridad que merecen sus representados.

A casi nueve años de haberse iniciado esa guerra interna-el sexenio de VICENTE FOX QUEZADA y el casi primer trienio de FELIPE CALDERON HINOJOSA-los resultados no son nada convincentes para los ciudadanos aztecas con todo y la exagerada publicidad oficial y la labor de los mastines mediáticos.

Nadie en su sano juicio podría asegurar que aún y con la detención de capos menores, armas, droga, vehículos y dinero, la campaña calderonista en contra del crimen organizado ha logrado debilitar su estructura financiera y capacidad de corrupción.

Lo que sí ha logrado la alternancia política en el país es el incremento de otras actividades delictivas tales como el secuestro y la extorsión, mismas que son nuevas fuentes de financiamiento de los grupos delincuenciales organizados.

Es decir, salió peor el remedio que la enfermedad.

Con base en todo lo anterior, vale la pena reflexionar y hacer uso de la balanza que determina el costo-beneficio para establecer con objetividad si realmente vale la pena el baño de sangre del “México rojo” actual.

Resulta una verdadera estupidez tan sólo pensar que el trasiego y consumo de drogas en el territorio nacional va a desaparecer por decreto.

Mientras no disminuya la demanda de estupefacientes en el país más poderoso del planeta, cuyos ciudadanos son el cliente potencial de esa actividad ilícita, los cárteles de la droga seguirán reclamando sus espacios y sus rutas.

Así de sencillo.

Ahora que, si de lo que se trata, repetimos, es una medición de fuerzas o bien favorecer a tal o cual grupo, eso es simple y sencillamente otro asunto que nada tiene que ver con la protección y seguridad que merece la sociedad mexicana.

¿O qué, acaso el ejército norteamericano patrulla las avenidas de sus urbes capitalinas y se enfrenta a balazos con los narcotraficantes de ese país?

¿O bien los grupos delincuenciales atentan, como en México, en contra de cualquier autoridad policial ejecutándola a cualquier hora del día y a bordo de sus propias unidades policiales?

Cierto es que la tranquilidad tampoco caracteriza a las principales ciudades estadounidenses y que sobran los dementes que se atrincheran en alguna escuela y son protagonistas de verdaderas masacres como consecuencia de la descomposición social.

Pero de ahí a que los “marines” anden a la caza de los cárteles que también, por supuesto, existen en ese macizo continental, hay un mar de diferencia.

¿No lo cree así Usted estimado lector o radioescucha?

Y hasta la próxima.

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