Maremágnum/Mario Vargas Suárez *El Grito

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Le saludo con gusto en este inicio de fin de semana y de una buena vez, le aclaro que no estoy desfasado de la realidad, ni pasado de copas, ni nada por el estilo cuando titulo esta colaboración “El Grito”.

De sobra sé que esta celebración ha pasado y hemos iniciado el mes de octubre y que la semana próxima celebraremos el “Día de la Raza”, festival artístico en la frontera por cierto importante en la época americanista (1987-1993).

El grito al que me refiero es a esa expresión sonara que regularmente escuchamos en medio de la desesperación y el cansancio de lo que se ve y de lo que se supone.

Usted sabe que hay gritos de horror, de alegría, de dolor, de buenaventura, dolencia o sufrimiento; de felicidad, gozo y hasta el placer. En este tenor, la desesperación, es la interrogante, es la madre, la génesis del grito.

¿Basta?, si ¡Basta! Gritaban los jóvenes estudiantes de todas las edades, los ciudadanos que fueron testigos mudos de asesinatos por todo el mundo, generalmente de gente inocente en la década de los sesentas y más. “Basta de masacrar -dijeron en innumerables foros- al futuro de de las naciones, incluyendo México.

El grito silencioso es otra forma de expresión y a pesar de no ser sonoro, es kinésico, es decir, que junto con la proxemia y la paralingüística, forma parte de los tres aspectos más sobresalientes de la comunicación no verbal.

En este sentido quienes toman las decisiones, me parece, deben estar atentos al estrés que genera entre la ciudadanía todo tipo de información y mire que no faltan razones.

Los ciudadanos vemos, oímos y atestiguamos que entre candidatos que no asumen el cargo para el que fueron electos, los altísimos salarios y prestaciones de los legisladores locales y federales, la economía tanto nacional como familiar, etc., etc., le aseguro que los gritos desesperados del trabajador, del padre de familia, se sienten.

Súmele además los sorprendentes salarios entre funcionarios del gobierno local que van desde poco menos de 150 mil pesos mensuales, hasta los 88 mil 500 pesos y un “piquito” más… Aparte, lo que no es publicable en ningún lado como las compensaciones, pagos de cuentas de celulares, gasolinas y gastos de representación.

En este renglón se habla del recorte, pero seguro que se refieren al próxio despido de los empleados que sin plaza, laboran solo por una compensación, sin derecho a nada, bueno a vacaciones y aguinaldo si, pero sin SAR, Servicio Médico, estímulos y mas.

Imagine no solo a un desempleado –de esos que se están multiplicando aceleradamente- sino a los profesionistas libres que han visto mermar sus ingresos por la falta de circulante, leyendo en los medios o Internet que un funcionario, de los que se suponen si funcionan, ganar ¿Cuántos salarios mínimos diarios?

A propósito y dicho sea con verdad, a partir de que las calcomanías tricolores de todos tamaños que se impusieron a los autos oficiales, es casi imposible verlos en los estacionamientos de hoteles, moteles, tiendas de autoservicio, restaurantes y los infaltables moll de gringolandia, aquí en el estado sigue siendo común verlos hasta en el cine y taquerias de banqueta, se incluyen patrullas.

Por otro lado y aunque la “familia revolucionaria” de siempre solo da vuelta a la estructura, es de gritar que casi nunca cambian, son los mismos hombres y mujeres –por cierto pocas- que llevan cobrando sexenios tras sexenio en cargos diferentes.

No es de extrañar que hay “personitas cobronas” hasta en tres y cuatro chambas simultáneas y se ufanan que es el partido quienes les hace justicia con tanto año en la “lucha social”.

Los gritos de los ciudadanos no solo se dan en torno a las cosas de los gobernantes y los partidos políticos que nos inundan, sino que se suman los abusos y atropellos de los comerciantes.

El grito desesperado es seguido de las manifestaciones de estrés social e individual de los ciudadanos y cuidado, por ello hay algunas voces muy inmersas en la política nacional que hablan de estallidos sociales.

Esta vez, no es solo un grito, puede haber mas.

¿Con todo?

El problema de unificación laboral del ramo eléctrico parece muy difícil de resolver cuando vemos a un gobierno firme en no prestarse a malos manejos electorales internos.

Lo extraordinario es que solo se va contra uno, a tres años, casi cuatro, de haber iniciado la administración presidencial de Felipe Calderón, pero algo es algo. La incertidumbre es el escenario final.

Dudas son muchas y muy añejas, por ejemplo casi todo el país es surtido de energía eléctrica por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y solo una parte de chilangolandia y otra del Edomex son surtidos por la Compañía de Luz y Fuerza del Centro?, que por cierto ya estaba en liquidación desde hace mucho y fue restituida por Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Se habla del apoyo electoral.

Actualmente ¿Cuáles son los problemas reales que subyacen detrás de lo aparente en esto del sindicalismo electricista?

Algunos analistas hablan de que en esto de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, al PRI le están cobrando la factura, si esto es cierto significará ¿que el viejo PRI “cabalga de nuevo”?

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