PALACIO/Mario A. Díaz Vargas *Patéticos y pesimistas

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EL FRACASO de Tamaulipas en la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) ha traído a la par la polarización de criterios.

Unos, tratando de justificar el descenso en la calidad de la educación y, otros, en plan catastrofista, por cierto, tratando de hacer hincapié en una mala política económica del actual gobierno federal.

Respecto a que instituciones educativas y alumnos en el territorio tamaulipeco no hayan logrado un lugar relevante en la citada evaluación académica, como en el año pasado, el argumento recurrente es el sentido de que el hambre fue el principal factor en esa sensible baja de conocimientos.

El caso concreto que significa el primer lugar en 2,008 en la prueba ENLACE logrado por los alumnos de la escuela primaria “Guadalupe Cavazos de González” y el mal resultado en el presente año, es el tema de moda que analistas desmenuzan de uno y otro modo.

Los catastrofistas juran y perjuran que el hambre que padecen los alumnos del citado plantel educativo fue el motivo principal para que el éxito de ayer no se repitiera hoy, y ni tan siquiera se asemejara.

De acuerdo a ese criterio que raya en el pesimismo pero que además falta a la objetividad, todos los estudiantes de aquella institución educativa acuden a las aulas sin alimento en el estómago como consecuencia de la crisis económica que se padecen sus respectivos padres, quienes, a causa del desempleo, no tienen dinero ni tan siquiera para darles de comer a sus hijos.

Patética opinión de quienes se rasgan las vestiduras, critican la política económica del gobierno, exigen los desayunos escolares, o bien, organizan colectas entre sus allegados para dar de comer a los escolapios en pobreza extrema.

Por supuesto que no se necesita ser experto en la materia ni nutriólogo, como dirían por ahí, para entender que el aprendizaje no es fácil cuando el estudiante acude al aula sin haber probado alimento.

Sólo se requiere aplicar la lógica simple.

Sin embargo, la pregunta obligada es ¿en verdad todos los alumnos de la escuela primaria “Guadalupe Cavazos de González” acuden en esas condiciones a recibir su instrucción primaria?

¿Qué acaso todos los padres de familia que tienen a sus hijos estudiando en ese plantel son desempleados y viven en la miseria al grado de no alimentar a sus hijos?

Es entendible que en cualquier comunidad estudiantil, oficiales y privadas, existen diferencias sociales que definen la calidad de vida de sus integrantes, como en el caso que nos ocupa, pero de ahí tan siquiera pensar que la pobreza extrema invade a todos los padres de familia y estudiantes existe un mar de diferencia.

Lo peor del caso es que, de acuerdo a ese criterio pesimista y patético, el fenómeno de la hambruna no es privativo de la escuela matamorense ganadora de la prueba ENLACE el año pasado, sino que el mismo invade a todas las instituciones educativas en Tamaulipas.

Repetimos, es una verdad de a kilo que con hambre ningún estudiante brillante o no, a la hora de la recepción académica, no logrará el mejor resultado y calidad en la enseñanza.

Pero del mismo modo, reiteramos ¿todos los estudiantes de todas las escuelas tamaulipecas y todos los padres de familia en la entidad tienen hambre y viven en condiciones de miseria?

¡Por favor!

Luego entonces ¿cómo es que otros planteles educativos del país sí obtuvieron el reconocimiento en la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares?

¿Será acaso que en otros lugares de la geografía de la República Mexicana la crisis económica de padres de familia, producto del desempleo, no se traduce en hambre para sus hijos en edad escolar de instrucción primaria?

Si bien es cierto que la crisis económica mundial ha provocado el desempleo, también es cierto que la economía informal ha crecido y que, en muchos de los casos, jefes de familia se refugian en esa opción sacrificando un salario seguro y prestaciones de ley.

Por lo tanto, resulta patético, catastrófico, pesimista y falto de objetividad que una baja en el índice educativo en los centros escolares tamaulipecos se origine en el hambre que padecen cada mañana o cada mediodía, según el turno, matutino o vespertino, los pequeños estudiantes.

Por cierto, llama la atención la declaración de la directora de la escuela primaria “Guadalupe Cavazos de González” al justificar la baja de conocimientos de sus alumnos como consecuencia de que acuden a recibir su instrucción sin haber probado alimento.

También, que el mismo resultado adverso obedece a que amantes de lo ajeno robaron el equipo de cómputo que les regaló el gobierno del estado por haber obtenido el primer lugar en la prueba ENLACE, el año anterior.

Al respecto, vale la pena recordar que la crisis económica y desempleo es un fenómeno que enfrenta el mundo y los mexicanos desde el año pasado y que antes de lograr la máxima presea en la evaluación nacional no contaban con ese moderno equipo de enseñanza.

Luego entonces ¿de qué se trata?

Eso de emitir juicios o recurrir a argumentos para justificar posibles fallas pedagógicas no deberían ser actitudes propias de quienes tienen la misión y obligación de enseñar.

Y hasta la próxima.

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