Rebeca Rodríguez; la traicionera

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Benny Cruz Zapata/EnLíneaDIRECTA

Reynosa, Tamaulipas.- Dice el dicho que jamás debemos morder la mano que nos da de comer y traicionar a quienes nos abrieron su casa es pecado capital.

Amelia Acosta Morales, jamás imaginó que la humilde mujer que hace muchos años le suplicaba por teléfono una oportunidad de trabajo en el Centro de Estudios Fronterizos y de Promoción de los Derechos Humanos, (Cefprodhac), formado por su marido, el periodista y defensor de los Derechos Humanos, Arturo Solís, iba a enloquecer y tomar para su peculio personal el legado que a su muerte, dejo Solís Gómez a quienes junto a él enarbolaron las mejores causas sociales en la frontera tamaulipeca.

¿Cómo imaginar que la mujer que sentaron a su mesa, que la arroparon en sus desventuras, en sus enfermedades y hasta en sus sueños profesionales cegada por la ambición, pisoteando la amistad y el cobijo que le brindaron no solo en el CEFPRODHAC , sino en el seno familiar, trataría de borrar de tajo los años de trabajo que la asociación civil ha realizado, tratando de torcer la ley, incluso llegando a abrir cuentas bancarias en Estados Unidos para acaparar los recursos internacionales ganados a pulso por la organización y el trabajo de Arturo Solís Gómez, Amelia Acosta, Daniel Solis, Miriam Galarza, entre muchos otros que impulsados por los ideales de Arturo Solís, tampoco imaginaron que Rebeca Rodríguez usurpara de tal manera el encargo que por confianza en un momento le concedieron.

Quienes conocen a Rodríguez, afirman que enloqueció al grado de sentirse dueña absoluta de la asociación civil, paseando por el mundo a cargo de los recursos gestionados para la defensa y el apoyo de los migrantes, poniéndose sueldos de lujo tanto para ella como para familiares y amigos.

Lo que olvidó Rebeca es que lo que no lo descubre el agua lo descubre el tiempo, por lo que la verdad jurídica pesa ya sobre su humanidad y tiene que rendir cuentas públicas del teje y maneje que ha hecho con el CEFPRODHAC.

Su desesperación la ha llevado a la injuria pública contra la familia del impulsor de la asociación Arturo Solís Gómez y demás miembros del grupo, tratando de justificar lo que no tiene nombre, pues más allá de las aberraciones jurídicas que cometió en nombre de su ambición, su traición esta a la vista de todos, incluso de su propia familia, quienes en los momentos más difíciles siempre tuvieron el hombro de la familia Solís Acosta para salir adelante.

Pero sus acciones están ya en manos de la justicia, y es ante esta instancia en donde tiene que responder por lo que ha deshecho en CEFPRODHAC.

En cuanto a Amelia Acosta Morales, es una profesionista que con la frente en alto, y en el más alto sentido de ética profesional, ha depositado los hechos y su confianza en las leyes, segura de que no solo la justicia terrenal esta con ella, sino la justicia divina.

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