POR LA ESPIRAL/Claudia Luna Palencia

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-LyF, faltó sensibilidad social
-Decisiones con costos inmediatos
-Miles de desempleados, millones de hogares

La repentina extinción por decreto contra Luz y Fuerza del Centro (LyF) emitida por el gobierno del presidente Felipe Calderón tiene varias lecturas en un momento de delicada tesitura económica y de voracidad política, por no descartar las tensiones sociales.
Desde hace más de dos décadas la filtración del neoliberalismo y las políticas de adelgazamiento del Estado tuvieron un franco enemigo a vencer con los sindicatos como síntoma de herencia de regímenes paternalistas, corruptos y ser un cardumen necesario para la maquinaria proselitista electoral.
Pero el neoliberalismo los volvió sus enemigos, mantener sindicatos era cosa del pasado, no de la modernidad y no podían seguir existiendo grandes centros de poder cuando las reformas laborales están quitando conquistas sociales.
Irónicamente más de un siglo después de ser reconocida la capacidad de gremio y asociación en México (se documentan los primeros movimientos de corte sindical el 16 de septiembre de 1872) la tendencia desde finales del siglo XX y principios del XXI es reducir el movimiento sindical.
El neoliberalismo no quiere ningún fiel de la balanza, ninguna fuerza que le impida que los despidos sean abaratados, las empresas públicas pasen a ser privadas o de plano liquidarse de convenir a los intereses de la clase gobernante aduciendo razones de finanzas públicas.
También es cierto el corporativismo político tan ligado al viejo PRI se utiliza como factor de venganza por parte de los partidos opositores cuando éstos llegan al poder, es cobrarse viejas rencillas o la falta de apoyos electorales.
El PAN no puede negarlo, tampoco justificar su actitud ante el corporativismo, su extraña relación con el sindicato de maestros liderado por Elba Esther Gordillo revela que el blanquiazul reinventa a su conveniencia las mismas fórmulas del tricolor.
Por tanto hay mucho mar de fondo en la repentina extinción de Luz y Fuerza, desde el avance del neoliberalismo hasta razones de peso político una falta de simpatía hacia Martín Esparza, líder del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Intuimos un ajuste de cuentas bajo el argumento de que LyF es una hidra inservible llena de defectos con números rojos. Todo es verdad tanto como que el SME choca con la línea del Gobierno Federal y no comparte simpatías con el presidente Felipe Calderón.
A COLACIÓN
Son números de la Secretaría de Energía: en el país la Comisión Federal de Electricidad (CFE) surte el 95% de la energía que recibe el país, el resto 5% corresponde a la Luz y Fuerza del Centro principalmente a zonas del centro del país.
Desde 1978 LyF fue de más a menos, sorprendió por ejemplo que en la época privatizadora desde el presidente Miguel de la Madrid Hurtado y sobre todo con el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari en que el adelgazamiento del Estado dio plumazo a secretarías de Estado, empresas paraestatales, sindicatos y muchas otras dependencias oficiales, fueran intocables los sindicatos y sus empresas públicas ligadas con cualquier aspecto energético o de la energía del país.
De forma reiterada se ha dicho que uno de los principales opositores a la privatización de las empresas paraestatales ligadas al sector energético y de la energía son precisamente sus respectivos sindicatos.
No obstante con el paso del tiempo ese grito de “no pasarán” para advertir que los trabajadores se oponen a la venta privada de la empresa pública ha ido perdiendo fuerza.
Como sabemos el gobierno tiene muchas artimañas para disfrazar la participación privada nacional y extranjera dentro de paraestatales con delicada actuación en la extracción del petróleo, recursos naturales, manejo de agua, luz, etc.
Desde mi punto de vista la extinción de LyF obedece más a razones políticas que económicas, todos sabíamos desde años atrás de las pérdidas anuales por 25 mil millones de pesos de la empresa, su corrupción, la mala administración, las múltiples quejas en su contra al igual que las acumuladas por la CFE; y es que los recibos alterados que llegan a los consumidores no sólo son práctica habitual de LyF, lo es de la CFE.
En México todos los consumidores domésticos residenciales de luz sabemos que el gobierno nos roba en el pago de los recibos y que por más que se compran focos ahorradores, aparatos amigables con el medio ambiente y se baje el switch de la luz durante el día, no hay recibo que vaya a menos. Las reclamaciones de la gente son contra LyF y la CFE.
No creo que un mexicano en cabalidad de funciones condene la actuación de LyF y aplauda a la CFE; ambas tratan por igual a los consumidores, ambas sobrefacturan, ambas nos roban, ambas son ineficientes.
SERPIENTES Y ESCALERAS
El decreto de extinción de LyF tomó por sorpresa a propios y extraños, el Gobierno Federal no dio tiempo de actuar al SME, simplemente se anunció la liquidación de la misma y el pago de indemnizaciones a los 44 mil trabajadores de la compañía.
En la página de LyF www.ifc.gob.mx se intenta orientar a los trabajadores ahora ex trabajadores sobre cómo gestionar su respectiva indemnización.
Con la decisión ejecutada y sin posibilidad de dar marchar atrás, el escenario social es visiblemente más vulnerable no sólo porque son 44 mil bocas más a la calle sino porque cada una representa a un hogar en México y porque estos miles se suman a los otros miles que a lo largo de 2009 ya se quedaron sin empleo, más los otros miles que lo harán a partir de enero de 2010.
Millones de hogares no tendrán sustento oficial, ni nómina. Para aquellos que aplauden la extinción de LyF deberían reflexionar que también debe primar la inteligencia y saber tomar decisiones en el momento más adecuado.
Éste no es el mejor momento para seguir sacando gente a la calle, para darle pretexto a los sindicatos de exacerbar el odio contra el gobierno, de darle caldo de cultivo a políticos como Andrés Manuel López Obrador o Fernando Gonzáles Noroña para llevar ríos de personas por las calles porque en una de esas las cosas se saldrán de control.
Al actual gobierno encabezado por el presidente Calderón le falta sensibilidad social, saber político y pericia, debieron aguardar a que la situación económica remontara para darle el golpe al SME, hacerlo en estos momentos en que todos tenemos graves problemas económicos es echarle más leña al fuego y darle pretextos a todos los opositores y agitadores sociales. Mucho cuidado.
*Economista y columnista especializada. Con estudios de doctorado por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: [email protected]

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