No obstante que ya se nos infundió el temor a una inminente escalada en los impuestos que pagamos los mexicanos, para el próximo año se nos viene en cascada también lo que todos conocemos de sobra y que llamamos ‘cuesta de enero’, cuyos resultados o efectos se sienten de manera dramática en la endeble economía de millones de familias que subsisten con el salario mínimo.
Se trata del inevitable, injusto, arbitrario, impopular, negativo, absurdo, torpe, innecesario y estúpido pago de la tenencia vehicular y del emplacado de nuestros desvencijados vehículos, la mayoría de ellos de modelos tan viejos, que da lástima verlos circular por la calles de nuestras ciudades.
Así es, a partir de enero del 2010, los mexicanos y en particular los tamaulipecos tendremos que pagar de manera obligada 800 pesos como promedio, por el canje de unas láminas cuyo costo pudiera evitarse si solo se pagara el costo del engomado cuya vigencia quede plasmada en el mismo, y a un precio evidentemente menor.
Pero no, a toda costa los gobiernos estatales y el federal requieren de más impuestos para subsanar sus saqueadas economías, y todo a costa de la economía del pueblo, que como siempre, es el que paga los platos que otros rompen y que no quieren pagar.
El resultado de ello será que muchos de lo automovilistas que tienen ese tipo de desvencijados vehículos, preferirán no canjear sus placas ni pagar los 800 pesos por ellas, más lo que cueste el permiso, y continuar circulando con sus armastotes ante el riesgo de ser infraccionados.
Es por ello que le doy la razón y voto de admiración a la periodista victorense, María Jaramillo Alanís, quien cansada de tanto abrupto abuso, decidió manifestar sus inconformidades dentro del mismo congreso local y ante los diputados locales, que si bien ellos no aprobaron el paquete económico del 2010, son parte del mismo sistema que los mantiene.
Aunque de nada servirá la protesta de Jaramillo, al menos ella se atrevió a demostrar su inconformidad como ciudadana, de lo que considera que no es correcto, aunque para los diputados su postura sea la correcta. Y como no, si a ellos para nada les afectará el incremento en los precios ni en los impuestos, ya que con los salarios de 70 mil pesos que ganan los diputados locales, y de 123 mil los federales, el viento les hace lo mismo que a Juárez.
Pero en política hay movimiento en el PAN estatal, ya que pese a que Gustavo Cárdenas se encuentra en el listado de los aspirantes a la candidatura para gobernador de Tamaulipas, de manera imprevista ayer se autodescartó, al argumentar que no le interesa competir para ese cargo.
Pienso que uno de los motivos que lo hacen desistir, es que en el listado de su partido, figura con muy pocas probabilidades para el cargo, ya que otros con más poder y posibilidades, como Ángel Sierra, Francisco Javier García Cabeza de Baca, Maki Ortíz o José Julián Sacramento, están mejor posicionados en el tablero blanquiazul, por lo que teme una derrota al interior de su partido.
Pero en el PRI estatal las cosas no andan tan bien tampoco, ya que el secretario de gobierno, Antonio Martínez Torres, se rumora que renunciará a su cargo a petición del propio gobernador Eugenio Hernández Flores, cosa que me extraña debido a que es uno de sus hombres de mayor confianza.
A propósito del gobernador, está convencido de que el paquete económico 2010 será de alto beneficio para el país, y más para el desarrollo de la educación en Tamaulipas. Creo que en ello tiene razón el mandatario, ya que es uno de los gobernadores que más le ha invertido en ese rubro, por lo que pienso que algo de lo rescatable del mencionado paquete económico, es que parte de los recursos captados vía impuestos, sean destinados de verdad, al desarrollo de la educación.
Y es que una reducción del 6.2 por ciento al apoyo de la educación,. Que e gesta entrará en vigor a partir del próximo año, afectará a la UAT tanto, que algunos programas de investigación serían afectados al dejar de percibir algo así como 50 millones de pesos menos en el 2010.
Para seguir con el tema de las universidades, la verdad me dio mucho gusto saber que mi ‘alma mater’, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la que egresé en 1980, recibió el premio Príncipe de Asturias en el campo de la comunicación y las humanidades.
Y como no darme gusto, si este reconocimiento refrenda a la universidad como una de las mejores del mundo, y hace ver que el México moderno no podría se explicado sin la presencia de nuestra querida universidad. El premio fue entregado en Oviedo España al rector de la UNAM, José Narro Robles, por el príncipe Felipe de Borbón.
En su discurso, dijo el rector que el enorme desinterés que se le brinda al desarrollo de la educación debe preocupar a nuestros gobernantes, ya que sin una educación vigorosa y pujante en un mundo que todo lo globaliza, en nuestro país los egresados de las universidades sin apoyo, están condenados a ser parte de la maquinaria de una maquiladora. Hasta mañana.