-¡Oh China! PIB buen rumbo
-Competidor emergente
-Pendientes sociales, atención
La crisis financiera internacional con epicentro en Estados Unidos y cuyos efectos y magnitudes son proporcionalmente superiores a los de la crisis de 1929 en cuanto a destrucción de capital y daño social, tomó a varios países por sorpresa -entre estos México-, y en casi todos los casos desnudó las deficiencias y carencias de las diversas economías que pueblan al mundo.
Hay países que vieron venir el efecto boomerang y tomaron determinadas medidas fiscales así como el acercamiento del gobierno con el sector financiero y empresarial para conocer de primera mano el grado de afectación esperado en caso de estar contaminado por las quiebras de Lehman & Brothers y otros grandes intermediarios financieros.
Otros países demoraron en reaccionar al respecto creyendo que tratábase de una crisis del primer mundo que no alcanzaría ni a los emergentes ni a los del tercer mundo. Nada más erróneo.
En este grupo México nunca debió aguardar a que la crisis inoculara en su aparato productivo, siendo una economía altamente vinculada con la de Estados Unidos, el país debió en el mismo momento de los primeros indicios de desaceleración del aparato norteamericano instrumentar políticas de protección a la planta industrial, maquiladora de exportación e industria manufacturera automotriz.
El gobierno de México, no Estados Unidos, tiene la culpa de esta caída abrupta del PIB, de los altos índices de desempleo y del enorme costo social que hará más grande la brecha entre pobres y ricos, ya no hablamos de clases sociales en tres niveles, sino de dos polos que cada vez irá delineándose de forma más clara: ricos y pobres. Nada más.
Las autoridades correspondientes en el país reaccionaron mal y lo hicieron tardíamente cuando la crisis estaba encima de nosotros, una actuación muy semejante al caso de la influenza N1H1 la gente empezó a morirse y varias semanas después sucedió la alerta al respecto de un virus raro que estaba matando a la gente de neumonía. Curioso, pero tanto en lo primero como en lo segundo, la decisión fue la parálisis.
Así es primero paralizaron y luego se sentaron a definir la estrategia a seguir para reactivar, nada más que hacerlo cuesta mucho pero mucho trabajo.
Pero mientras en México el gobierno reaccionó en sentido contrario, otros países dentro del renglón de los emergentes y que son fuertes participantes del comercio mundial decidieron tomar a tiempo diversas medidas para frenar el golpe del impacto de la crisis financiera y su efecto de contagio en la economía real.
China es una de esas economías. Recientemente el gigante rojo celebró de forma magna 60 años de comunismo que mantiene un sistema político centralizado y muchos dogmas fielmente arraigados dentro de la población insertados dentro del propio sistema educativo.
No obstante, esos dogmas ni la falta de democracia como demanda Occidente, han impedido el despegue económico, comercial y manufacturero de una nación cuya principal fuerza radica en el enorme cúmulo de mano de obra disponible siendo el territorio del planeta más poblado del mundo: mil 338 millones de chinos.
El gigante rojo está haciendo de la fuerza de su gente una ventaja competitiva, esa es la turbina que va girando para expandir la demanda y una creciente clase media que va demandando todo tipo de bienes.
Como China es uno de los grandes competidores en el comercio mundial y su economía también tiene de socio principal a la economía estadounidense, el gobierno chino de forma anticipada decidió llevar a cabo un plan de estímulo fiscal por 586 mil millones de dólares para reactivar la economía china.
Luego de varios años sobre todo desde 2000 de crecer a tasas anuales promedio del 9%, la economía china sufrió un descenso en el primer trimestre de 2009 al bajar el PIB de enero a marzo hasta 6.1%, una tasa de crecimiento insuficiente para sostener la demanda y el empleo.
De allí la urgencia de acelerar el plan de estímulo económico que meses después empieza a rendirle fruto luego de que en el tercer trimestre el PIB remontara a 8.9 por ciento.
La meta de las autoridades está enfocada a cerrar 2009 con un PIB de 8% con la mirada puesta a crecer por encima del 9% el próximo año.
Con tales perspectivas, de lograr China cerrar con un crecimiento del 8% muy por encima de los 3.19 billones de dólares, el gigante rojo caminará a convertirse en 2010 en la segunda economía mundial, desbancando a Japón país que tampoco se ha librado de los efectos de la crisis financiera y de su golpe a la economía real.
A COLACIÓN
China está dentro del panorama de los primeros lugares en casi todo los renglones cuantitativos: motor del comercio, imán de la inversión extranjera, potencia turística y en el renglón de generación de la riqueza.
Empero lo social es su gran tarea pendiente, la mejoría de lo cualitativo, la inclusión de los pobres al desarrollo, la reducción de la pobreza y la depauperación urbana son prioritarias.
Por muchos años, el país asiático ha sido exportador natural de millones de chinos que se encuentran diseminados en todo el mundo, principalmente en Estados Unidos, España y México.
Muchos emigran por diversas historias desde por la opresión política, la falta de libertades civiles hasta por la búsqueda de una mejoría sustantiva en su calidad de vida que los lleva a ser emprendedores naturales.
Aunque también es verdad ha ido surgiendo en paralelo a la potencia económica emergente todo un lastre social derivado de las mafias, los contrabandos de mercancías ilegales, las redes de trata de chinas y chinos, el descontrol del comercio de productos que no son aptos para el consumo humano o que están fabricados con insumos nocivos; la participación china en el negocio del narcotráfico creando redes mundiales así como del tráfico de armas.
Al gobierno chino se le han salido de las manos dichas aristas mucho más difíciles de controlar que los hilos del poder político, parecería que se trata de una expresión del capitalismo de mercado cuyo dios el comercio y la propiedad privada lleva hasta que el propio ser humano se convierta en una mercancía más.
China tiene muchos grandes desafíos sociales por atender, por el momento se preocupación enfoca en continuar con la expansión de su economía y en ese tenor está logrando los objetivos, con crisis o sin ésta.
*Economista y columnista especializada. Con estudios de doctorado por la Universidad de Alcalá, tiene dos libros publicados y participa en distintos foros de radio y televisión con opiniones sobre educación financiera, economía y finanzas personales. Puede contactarla en: [email protected]