Interiores/CARLOS LÓPEZ ARRIAGA *No hay rumor ingenuo…

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Cd. Victoria, Tam.- Y bueno, que caray, la experiencia nos muestra que ni somos tan originales ni tampoco cambiamos mucho al paso de las generaciones.
Cierta insana cadena de mensajes electrónicos le endilgó hace poco al gobernador tamaulipeco una secuela infame de bromas mal copiadas que de tiempo atrás habían circulado por la web teniendo por destinatario original al presidente CALDERON.
Caray, ni siquiera para eso son creativos. Se van al plagio rabón (como dijera una amiga nuestra, ¡Hijos de su todo su “copypaste”!) dejando evidencias tan claras que ahorran cualquier pesquisa.
Enfermedad típica de los tiempos que vivimos, me permito dar fe de que una parte sustantiva de los chistes andrajosos y acaso bien pagados que el “ave azul” propagó como ponzoña por Internet contra LOPEZ OBRADOR en 2006, eran, en realidad, versiones recicladas de diatribas deliberadamente hirientes orquestadas por la ultraderecha mexicana contra LUIS ECHEVERRIA en 1976.
Con treinta años de diferencia, observe usted la creatividad de estos genios: ¡Nomás le cambiaron el nombre!…
Huelga decir que hasta la búsqueda más somnolienta en GOOGLE permitiría ubicar las gracejadas monotonales que hoy se enderezan contra MARCELO EBRARD y similares, como creaciones originalmente concebidas contra HUGO CHAVEZ hace cinco o seis años.
Ocurre así, mire usted. Desde que se fue don FERNANDO GUTIERREZ BARRIOS el palacio de Bucareli ha perdido indefectiblemente ese aire de novela gótica que hasta sus detractores le atribuían para convertirse ahora en una versión mediocre de Disneylandia.
Tantito más al norte, la Agencia Central de Inteligencia solía atribuir el mismo problema de impotencia (castración por arma de fuego, presuntamente en combate) al CHE GUEVARA, a FIDEL CASTRO y a DANIEL ORTEGA, fenómeno al que sin duda calificaríamos como el misterio de la bala ubicua, viajera y tenazmente emascularadora.
Ya le he contado en esta columna que al joven PEÑA, gobernador mexiquense, cierto malvado archivo en PowerPoint que deambula por la Red Madre le imputa la propiedad de una fastuosa mansión que iguala en derroche y mal gusto a la de cualquier jeque árabe, narco sinaloense, especulador urbano (o contratista tamaulipeco, que es casi lo mismo).
Pero hete aquí que (ni lo uno ni lo otro) la vivienda en cuestión pertenece a un célebre predicador brasileño de nombre EDIR MACEDO, investigado allá mismo por prosperidad excesiva a costas de la fe popular.
En casos así, la posibilidad de error se ve avasallada por la fundada sospecha de una tergiversación rentable y perfectamente maquinada.
La psicología del rumor a la que aluden GORDON ALLPORT y LEO POSTMAN en aquel legendario texto del mismo nombre (1973, en su versión castellana) está íntimamente hermanada con la difusión de infundios que se riegan en tono de susurro con efecto contundente.
En aquel tórrido año de 1973 se estableció el hito histórico de una agencia de publicidad norteamericana contratada por la CIA para emplear su batería de conocimientos y destrezas en el manejo de la psicología social para sembrar rumores arteros contra el régimen del doctor SALVADOR ALLENDE en Chile.
A los comunicólogos actuales se les llena la boca cuando hablan de la “teoría de los memes” que temerariamente ha sido extrapolada de la genética a las ciencias de la información.
Puesto que soy de la vieja guardia (de los tiempos de DAVID BERLO, imagínese usted) a los únicos “memes” que conocí en mis tiempos fue al MEME GARZA GONZALEZ (y también a un primo algo lurias).
Pero hete aquí que donde la academia escasea, la poesía viene al rescate y un día leyendo sobre magia caoísta (“¿What?”, dirá el 99% de los lectores) me topo de sopetón con los mentados “memes”.
Mejor aún, es mi deseo el pensar que, como reflexión, poseen innegables vasos comunicantes con la rumorología clásica.
Las unidades de información (“memes”) seguirían trayectorias semejantes al comportamiento de los cromosomas.
Transmiten información entre individuos y generaciones, tienen capacidad de autorreplicarse y su éxito no depende (ojo) del criterio de verdad (pueden ser rotundamente falsos) sino de su canija eficiencia formal.
Y como sucede que no soy académico (ni lo quiero ser), me remito a la literatura bizarra que suele saturar mis horas de ocio cibernético (hoy bajo la dictadura de Windows 7) donde los irreverentes gurús de la “magick” (con “k”) dicen que un “meme” sería algo así como el equivalente de un átomo mental y es la unidad básica del lenguaje sociocultural que da fundamento a todo programa de la realidad. A la Matrix, pues…
Ello, para añadir que existen dos clases de bichos en la ideósfera: singulares y replicantes. Los memes son replicantes. Solo los más fuertes sobreviven aunque esto no quiere decir que por ello sean buenos.
Ande usted. Ni son uno sino legión, ni por efectivos redundan en verdaderos, como su eficacia no los hace buenos, ni su éxito representa garantía de belleza.
Tiempos escépticos los nuestros, en aras de la más elemental supervivencia.

BUZON: [email protected]
WEB: http://vivatamaulipas.blogspot.com

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