Cobra ‘vida’ panteón municipal antiguo ante cercanía del día de muertos

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– Pero a 400 difunto nadie los visita.

Gastón Monge/EnLíneaDIRECTA

Nuevo Laredo, Tamaulipas.- A una semana de iniciar las celebraciones del Día de Muertos en esta frontera, el panteón municipal antiguo luce impecable para recibir a más de 100 mil personas que visitarán a sus familiares difuntos, pero 400 tumbas, de un total de 17 mil existentes,

permanecen en el olvido y semidestruidas desde hace más de 25 años.

Habilitado como panteón en 1880 gracias a las gestiones del entonces presidente municipal Wenceslao Cuellar, este camposanto recibe cada vez menos demanda, debido a que la medicina moderna incrementó la esperanza de vida entre los residentes de la ciudad, refiere Héctor Gaucín, administrador del panteón desde hace 23 años.

“Ya no se mueren tantas personas como antes. Era común ver entierros de personas de 50 y 60 años de edad, pero hoy solo traen cuerpos de personas de 80 y más años”, explica.

Además, dice que la violencia ha disminuido tanto, que cada año se entierran cerca de 40 personas que fueron ejecutadas por el crimen organizado, y otra cantidad similar que se va a la fosa común cada año, la mayoría migrantes que se ahogan en el río Bravo, o indigentes que son atropellados en las carreteras aledañas a la ciudad.

“A esas personas nadie las reclama porque no son de la ciudad, y paran en la fosa común”, dice tras referir que en el panteón municipal nuevo, yacen cientos de cuerpos que nunca fueron identificados, y que fueron enterrados en cerca de 100 fosas de ese tipo.

Un ejemplo del abandono es la tumba de la familia Peña, cuya lápida además de estar en evidente descuido y deterioro, es un serio riesgo para los visitantes, por una enorme oquedad que está convertida en trampa mortal.

“No se vale que las abandonen, pero creo que ya se perdió la cultura del respeto y de la tradición”, refiere Gaucín, quien dice tener en mente cada detalle de las tumbas más significativas de se panteón.

La tumba de Catalino Morales, permanece olvidada casi desde que falleció, en 1958; pero hay otras como la de Celerino Oliva, que pese al tiempo, permanece intacta gracias al cuidado de la familia.

Pero de entre todos los dolientes que llegan cada año al panteón, 50 familias acuden a visitar a sus difuntos cada una de las semanas de cada año, de manera religiosa y sorprendente, aunque señala que familias de amplia fortuna económica, han desenterrado a sus muertos para llevarlos a otras ciudades y a panteones privados, porque consideran que el entierro es cuestión de linaje y de fortuna, por lo que muchas tumbas abandonadas ya no tienen los cuerpos.

Tal es el caso de las tumbas más antiguas. Los cuerpos de los fallecidos ya no se encuentran en ellas, debido a que fueron trasladados a Estados Unidos o a otros estados del país, por lo que pese a su antigüedad y singular construcción, con el paso de los años se deterioran hasta derrumbarse.

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