Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Tradiciones

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Resulta muy agradable ver que la ciudadanía sigue manteniendo sus tradiciones: los altares de muertos se pudieron observar desde hace varios días en la capital de Tamaulipas, gracias, en primera instancia, al concurso que se llevó a cabo en la Plaza Hidalgo, donde se instalaron infinidad de recuerdos de esta naturaleza dentro de la Semana Cultural que organiza la Unidad Académica de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
También pudimos ver el concurso que el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes llevó a cabo a través de la Casa del Arte.
En distintos lugares, ciudadanos y grupos sociales también hicieron lo suyo: el grupo 10 de Scouts de México preparó un emotivo altar en la iglesia de San Agustín, dedicado a quienes merecen el recuerdo cariñoso de los muchachos de este movimiento que busca aprender jugando, hacerlos autosuficientes y darles más herramientas para la vida.
Cierto es que las tradiciones norteamericanas nos están invadiendo y a veces cobran mayor auge del esperado. No nos gusta la idea de que los niños salgan a pedir su “haloween” vestidos de brujas y fantasmas, de diablos y uno que otro monstruo, lo que nos recuerda a veces a ciertos monstruos sociales que están acabando con la tranquilidad de los mexicanos.
Hay mucho que rescatar, pero los altares de muertos son un verdadero platillo para la vista con sus flores de zempaxuchil, piedras y cal, veladoras y muchos artículos que se ubican en honor del difunto al que se le hace este recuerdo, con la idea, según la tradición, de recibirlo cuando venga a visitarnos del “más allá”, motivo por el que los vivos hacemos lo posible porque tenga una visita agradable.
Las calaveras que tienen un significado especial fueron motivo de diversos concursos en escuelas e institutos; muchos hicieron los tradicionales versos para reclamar, hacer valer un derecho o mostrar fallas o virtudes. Eso son los versos tradicionales: una forma de decir las cosas con motivo de las fiestas.
En primarias tuvimos oportunidad de ver algunas calaveras donde los pequeños se quejan del mal trato o de lo que no les parece adecuado, y todo, dentro del marco de las festividades de todos los santos y el día de muertos.
Somos, sin duda alguna, un país rico en tradiciones, hermoso por donde se le vea, lástima que tengamos que lidiar de repente con personajes que no ayudan a la ciudadanía y se empeñan en hacerse odiar, en tomar medidas inadecuadas y en propiciar que las calaveras sean referentes a esos puntos que nos molestan, incomodan, nos traicionan.
Las tradiciones del día de muertos llegan en momentos difíciles para el país, por los asuntos de salud que no acaban de dejarnos en paz y amenazan con que vuelva aquella Influenza AH1N1 que tanto daño ha hecho al mundo.
Por otra parte, no entendimos muy bien a qué se llevó el paquete de ingresos al Senado si el Congreso no estuvo de acuerdo, pero el caso es que el golpe de los impuestos nos lo han dado a todos los ciudadanos, y no habrá vuelta atrás en eso del ISR, IVA y demás, aunque hay información contradictoria sobre el uso de Internet, si se va o no a cobrar impuesto.
El caso es que ya el palo está dado, y en pleno día de calaveras y fantasmas asoma el correspondiente al desempleo, a la futura falta de oportunidades para crecer y, como dijeron algunos grupos de industriales y comerciantes, la expectativa de que muchos negocios mejor cerrarán sus puertas propiciando que la crisis, por un lado, tenga una oportunidad al recaudar más impuestos, pero por el otro, a dejar más hogares sin manutención segura.
Nos recuerda aquella historia de Nothingham, donde el valeroso Robin Hood no estaba de acuerdo con la tasa de impuestos y se dedicaba a robar: a mayor impuesto, robaba más, aunque la diferencia es que lo distribuía a los pobres, sin la necesidad de hacer público el impuesto para los necesitados.
Era algo para ellos, aunque no lo hubieran aprobado quienes gobernaban.
Qué bueno que la Secretaría de Educación Pública, a nivel federal y estatales, se han dedicado a preservar nuestra mexicana tradición, porque sucede muchas veces que se va perdiendo ese colorido y música tan especial, las imágenes y demás, en aras de una supuesta modernización que lo que hace es construir obstáculos donde debiera haber progreso.
Son los tiempos en que también se comienza a llevar en exceso la comida y provoca en algunas personas un importante sobrepeso, y en otros, como es el caso de quienes vivimos con diabetes mellitus, que se incrementen los niveles de glucosa en sangre, lo que lleva a un estado de salud crítico.
Hay mucho que hacer, la verdad, pero es interesante saber que la autoridad hace su parte, por lo que exhortamos a quienes gustan de estas costumbres a que ayudemos a quien tiene la obligación de hacerlo, para que no muera lo poco que nos queda en México.
La esencia del mexicano y sus fiestas y ritos no deben escapar de nuestra existencia. Son de esas muy pocas cosas que nos mantienen vivos, unidos, ilusionados, que nos tienen aquí, donde estamos, amando a una nación que sigue envuelta en una gran crisis provocada por unos cuantos que no supieron guiar al país.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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