Como buenos mexicanos al escuchar la palabra “investigación” lo primero que nos viene a la mente son los temas policíacos, aquellos hechos donde la Delincuencia Organizada ha sentado sus reales en áreas de la drogadicción, secuestro, robo de autos y los asaltos a personas, domicilios y comercios.
Generalmente los asuntos de la investigación policíaca se reservan para delincuentes armados, gente que abiertamente comete ilícitos que no solo dañan la moral de las víctimas sino la pública cuando altera la estabilidad social.
Pero no solo gente con pistola o metralleta en mano entra a la comisión de delitos, también hay personas detrás de un escritorio, en la calle, de pantalón y camisa finos, de traje e incluso porta el uniforme de las sociedades orwelianas de los gobiernos actuales.
Gente que actúa por instrucciones y muchas veces se puede valer de los que habitualmente delinquen por hambre o por vivir en un estatus de adrenalina alta. Pero los “cerebros” muchas de las veces quedan en el anonimato, por lo menos a la vista de la gran mayoría.
Una de las bases de lo anterior es que desde el martes pasado se hace eco de la noticia política-policíaca, en torno a la muerte del madrileño-mexicano Juan Camilo Mouriño (1971-2008), entonces Secretario de Gobernación del actual gabinete presidencial y según los analistas políticos, el posible sucesor del presidente Felipe de apellidos Calderón Hinojosa (2006-2012).
La cosa es que a un año del ¿accidente aéreo? dice el periódico Excélsior que “…las autoridades aeronáuticas de México reservaron por 12 años la auditoria que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) realizó al aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).”
El mismo periódico nacional sin embargo, entrando por la puerta del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), la casa editora logró se ordenara a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), a través de Servicios a la Navegación al Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), dar a conocer los resultados de esta auditoria. Lo lamentable es que la SENEAM sólo difundió un resumen nada convincente de este análisis.
En concreto, no solo este periódico nacional sino todo el país quedó exactamente en las mismas: Se sigue especulando sobre el posible complot y crecen las hipótesis sobre las razones, incluso se habla de desacuerdos internos entre los azules del partido.
Coincidencia o no, anoche en el canal de TV, Discovery, transmitieron un reportaje sobre otro asesinato ¿político? y que hasta la fecha sigue con sus lagunas, casi océanos, del PRIÍSTA Luis Donaldo Colossio Murrieta (1950-1994), asesinado en Tijuana cuando era candidato a la presidencia del tricolor.
En esta puesta de TV repitieron lo mismo, nada nuevo, solo resúmenes de las cuatro investigaciones que se supone sucedieron e inclusive se repitió lo del asesinato de estado cuando se especula la dirección del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).
Una de las paradojas es que después del sexenio priísta de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) que sustituye a Colosio en la Candidatura – y durante la presidencia del panista Vicente Fox Quezada (2000-2006) y hasta este 2009, muchos priístas, incluso del primer círculo, siguen exigiendo esclarecimiento de hechos en el asesinato del hijo predilecto de Magdalena de Quino, Sonora.
Las investigaciones policíacas ¿siguen? Es posible, solo las posturas políticas pudieran determinar la voluntad de llegar verdaderamente hasta el final, pero a medida de que pasa el tiempo muchos actores, voluntaria o involuntariamente contribuyen para que desaparezcan evidencias.
La investigación policíaca es un tema interminable, por lo que le invito a un tema más amable pero no menos escabroso sobre la investigación y me refiero a esa que iniciamos en la escuela, a esa que algunos profesores dieron por aprobada aunque fuera copiada de libros o de Internet.
La investigación académica-científica es un arma que utiliza la vida moderna y se rige por métodos o formas de buscar, de experimentar, formas de llegar a los rincones de todas las áreas que puedan auxiliar al ser humano a vivir mejor, con una calidad de vida superior a la que llevamos.
Uno de los temas de moda ha sido la enfermedad descubierta en nuestro país, la Influenza A H1N1, que ha hecho estragos en la población no solo nacional, sino que amenaza con convertirse en pandemia, es decir, que se expanda por todo el mundo.
Lo extraño es que en México no haya investigadores que se hayan metido al tema, si se sabe del arribo de este virus desde finales del siglo pasado y su peligrosidad. Hay evidencia que incluso en el año de 1999 hubo un simulacro de este relajo en el estacionamiento del Estadio Azteca, en el DF.
La investigación médica, en esto de salud pública: ¿Cero? La Influenza solo es un ejemplo en esto de las enfermedades.
El Sistema Nacional de Investigadores parece estar en crisis, aunque paga bien, estimula mejor, pero los resultados casi son similares a las investigaciones policíacas.
No todo es negro, la buena noticia en el campo de la investigación tecnológica es que dos mexicanos, Raúl Rojas y Javier Rojo, del Instituto Politécnico Nacional, lograron aplicaciones muy importantes para Iphone, ese aparatito que sirve como reproductor de música, lo aprovecharon y desarrollaron un control remoto para automóvil, dicen “…podríamos estacionar el coche desde la sala de la casa”.
En el mundo de la investigación tecnológica mexicana también podemos decir que ya esta a la venta el auto eléctrico con un valor de 150 mil pesos y corre hasta 120 km/h con una batería para 80 km. recargable por 8 horas y una carga rápida de 30 minutos, es para pasajeros y soporta hasta 450 kilogramos.
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