Cierto, hay problema médico en el país por el rebrote de la Influenza AH1N1, pero en ocasiones, consideramos al menos, hay más ruido que lo que realmente sucede.
Comentamos hace unos días de la solicitud del SNTE en el sentido de dotar de vacunas a los miembros del magisterio, por considerar que los mentores son primordiales en el desarrollo social. Igual exigencia existe para los trabajadores del sector salud, ya que son quienes deben estar más sanos para poder atender a quien tenga la desgracia de contraer esta enfermedad que está causando víctimas mortales.
Aunque, a ciencia cierta, no sabemos si los difuntos fueron atendidos en forma inadecuada o si llegaron ya con una sintomatología que no les permitió salir adelante. Muchas cosas se pueden decir.
También, en algunos casos, las enfermedades suelen ser más dañinas porque el organismo afectado no cuenta con las defensas correspondientes. Muchos de nosotros, por aspectos nutricionales o de otra índole, en ciertas etapas de la vida tenemos menos defensas y, obviamente, hay padecimientos que nos golpean más fuerte.
Entendemos la preocupación de cada cabeza de sector: los maestros y su dirigente sindical que desean garantizar salud para sus miembros, así como también los del sector salud, y consideramos lógico que dirigentes obreros piensen que sus agremiados también tienen un gran riesgo y deban proporcionarles la vacuna.
Igual, los comerciantes e industriales han de pensar lo mismo. También recordamos que se anunció que grupos determinados habrían de ser objeto de atención prioritaria como son los de ancianos, niños muy pequeños, diabéticos y demás.
Todos tenemos derecho a aspirar a la salud, sin lugar a dudas, pero la verdad sea dicha: ni garantía hay de las autoridades por dotar a todos de una vacuna, ni los laboratorios tienen capacidad para que todos la tengamos. Habrá problemas porque no se previno a nivel mundial que hubiera necesidad de tantas dosis de vacuna, pero bueno, así sucede en las epidemias y pandemias, en las enfermedades que llegan de repente y nos agarran descuidados.
Es como cuando una tromba, ciclón, huracán o algo parecido arrasan con un sitio y lo inunda. Es casi natural que haya problemas relacionados con cólera, peste y otras enfermedades infecciosas.
El caso es que la anteriormente llamada “gripe porcina” ha ocasionado muchos dolores de cabeza a los gobiernos mundiales.
Es tiempo entonces de buscar soluciones: si sabemos que no alcanzará la vacuna, no podemos esperarnos a que nos llegue el problema ni vamos a matar por una dosis, eso lo tenemos claro, pero también queremos garantizar al bienestar para los nuestros, que también está más que claro.
¿Qué hacer al respecto?
En este sentido, habrá que coordinarse entre autoridades de los tres niveles, educativas, de salud, de protección civil y toda índole para asegurar que, si bien, no se puede evitar que llegue, al menos que cause el menor daño posible.
Algo que resulta fundamental es el hecho de que, cuando se tengan los primeros síntomas hay que acudir con los que saben, y sobre todo, encontrar y seguir las indicaciones adecuadas para evitar que el problema se agrave.
En este caso, es justo reconocer que muchos de nosotros comenzamos a sentirnos mal y no vamos a revisión hasta que nos estamos literalmente muriendo. Debemos evitar esas actitudes que en nada ayudan, y procurar, insistimos mucho, en atendernos con los profesionistas de la salud.
El secretario de salud en la entidad, Juan Guillermo Manzur Arzola dijo que se acatarán las disposiciones de los expertos, y ellos, la secretaría en el estado, serán los rectores y vigilarán que las medidas sean adecuadas.
Ahora, a la ciudadanía, para variar, nos toca hacer nuestra parte; ya sabe usted que no hay que saludar de beso y demás: cero saludos de manos y otras medidas que conocemos de sobra. Es tiempo de acatar lo que nos indican, sin repelar ni dar color a las declaraciones.
El tema del día versa sobre la necesidad de adelantar o no los períodos vacacionales; consideramos, a título personal, que no es una medida que evite problemas, sino por el contrario, puede propiciar que haya más, dado que los niños que no vayan a la escuela tendrán que convivir con alguien que no son sus compañeros, es decir, no estarán solos, y además, pueden propiciar problemas de desintegración familiar y otros que eviten que tengan un desarrollo adecuado.
Es tiempo, por favor, de que escuchemos a los que saben, a los que tienen la experiencia necesaria, y entonces, todos unidos, entender que si no nos ponemos de acuerdo a partir de este momento, no habrá el bienestar que estamos deseando para los nuestros.
Es la hora de actuar, hagámoslo con responsabilidad, por favor.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!