Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Los bonos

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Es curioso, a veces los que tenemos la encomienda social de mostrar los actos de ilegalidad, sin querer –aunque a veces queriendo- caemos en acciones que no son precisamente las más adecuadas.
Pero este día quisiéramos hacer una reflexión acerca de un concepto que, lejos de ser prestación o privilegio, se ha convertido, de detalle, a una necesaria obligación que dicho sea con todo respeto, deja temblando las arcas, municipales, estatales y federales.
Los bonos cuya existencia es cuestionable y que no tienen razón de estar en el presupuesto, son causa ahora de muchos comentarios adversos.
Sucede que cuando concluimos la responsabilidad laboral en el Instituto Estatal Electoral, algunas voces recomendaban ir a pedir el bono de despedida, a lo que contestamos: “no, a mí me contrataron por 3 meses, me pagaron los 3 meses y listo”. Recuerdo perfectamente que terminé mi función y me fui a mi casa sin más ni más.
Ahora, es común solicitar un bono “sexenal”, “trianual” y todo lo que se les ocurre a funcionarios y legisladores, consejeros electorales y quien se pueda agregar.
No entendieron que durante 3 o 6 años vivieron decorosamente, con un buen salario, a veces más de lo que merecen, con una buena compensación y otros privilegios, y todavía quieren ganar un dinerito extra como bono, lo más ilógico y aberrante, desde nuestro punto de vista.
Por ejemplo, están por salir los ciudadanos que actúan como Consejeros Electorales en el Instituto Estatal Electoral; ellos llegaron supliendo a otros tamaulipecos que, como ellos, procuraron hacer su mejor esfuerzo por defender ciertos puntos de vista, alabados por unos, criticados por otros, pero legítimos, a fuerza de ser sinceros.
Valió en ese tiempo la ideología política de cada uno de los Consejeros: hay quienes ubican a tal o cual persona como priísta, panista, perredista, petista o de cualquier otro instituto político. Es válido, porque todos tenemos simpatías y eso no lo podemos ocultar.
Pero tampoco se puede negar que han cobrado muy bien sus quincenas, lo que es honesto y lógico, aunque a muchos ciudadanos se nos hace exagerada la cantidad que se les asigna, pero, finalmente, es el salario, igual que un secretario o un funcionario.
Ahora se rumora que quieren su bono de fin de año, su bono de fin de actividades. ¿Por qué habría de dárseles una cantidad mayor?
Consideramos que tienen una responsabilidad y se les ha pagado por ella, pero no se vale tener que erogar esas millonarias cantidades por efectos de dejar un cargo.
El ejemplo: los diputados federales que se llevaron un “súper-bono” ahora que concluyó su gestión.
Estuvieron tres años cobrando bien, atendidos en comisiones con sus respectivas “dietas”, que no tienen nada de dietas. Se les pagó hasta el último peso de sus prestaciones, y salen todavía con que quieren más. No nos parece justo.
Cuando uno concluye un contrato se va y punto.
Esta costumbre que han impulsado muchos gobernantes se ha vuelto una obligación laboral, y la verdad, si fuéramos justos, todos los que tenemos un trabajo debiéramos recibir, además del aguinaldo de ley, el dichoso bono, porque finalmente, todos tenemos los mismos derechos.
No hay una justificante legal para las cantidades que se destinan de los presupuestos para los famosos bonos. No lo sentimos adecuado, menos, cuando el país está inmerso en una crisis mundial que obliga al ahorro de recursos.
Los consejeros electorales, insistimos, hicieron lo que consideraron pertinente, que para algunos no fue de nuestro agrado, pero que para otros fue lo más adecuado.
Cobraron siempre, y no pensamos que sea justo premiarles con una cantidad que por lo general no es nada pequeña.
Es tiempo de considerar lo que es justo, y si somos órganos oficiales, legislativos, del Ejecutivo o cualquier instancia oficial, no se vale que el dinero de todos que llega vía impuestos se vaya a los hogares de unos cuantos.
Qué bueno que fueron consejeros; algunos ganaron ahí lo que nunca en su vida, y ahora, todavía más, quieren el bono. No, para nada.
Esperamos que haya cordura en las autoridades correspondientes y se premie a los Consejeros electorales con el reconocimiento a su labor para quienes lo hicieron bien, y con un jalón de orejas para quienes no lo hicieron, pero con eso basta, con el aplauso o la rechifla. Nada de bonos, por favor, que es dinero nuestro, de todos los mexicanos, y no queremos que se malgaste.
Y los próximos consejeros, por favor, hay que ponerse la camiseta, ser congruente, y actuar dentro de la lógica, sin exprimir al erario, si fueran tan amables.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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