Recientemente científicos mexicanos desarrollaron una tortilla de maíz de alto contenido energético, y con un bajo costo ambiental en su elaboración. Durante varios meses trataron de conseguir apoyo de empresarios del país para comercializar el producto, pero a ninguno le interesó.
Al final una compañía estadounidense compró el invento… con todo y la patente.
Ahora, los mexicanos que deseen tortillas energéticas deben comprarlas a la empresa extranjera.
Un ejemplo que se repite con frecuencia en México, que según cifras oficiales tiene uno de los registros más bajos de patentes propias en el continente.
Y no es que haya pocos inventores, dicen especialistas, sino que existe poco mercado para productos y tecnología desarrollados en el país.
Es un círculo vicioso que no ha podido romperse, pues ante la falta de estímulos se reduce el desarrollo de tecnología propia.
“Hay investigación de nivel mundial en algunas áreas, pero las empresas mexicanas no tienen capacidad para aprovecharla. Muchas patentes se pierden por su desinterés”, le dijo a BBC Mundo José Mustre, académico de Física Aplicada del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
No hay dinero
De acuerdo con el gubernamental Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), que lleva el registro oficial de las patentes, en lo que va de este año se han otorgado 161 licencias a inventores de este país.
La cifra representa menos de la mitad de las autorizadas en 1993, cuando el IMPI otorgó 343 registros.
El camino va en sentido contrario al de otros países. De acuerdo con la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, el año pasado ese país registró 77.501 patentes, mientras que en Japón se otorgaron 145.040 licencias.
Las solicitudes mexicanas de patentes son incluso menores a Brasil, que obtuvo 233 registros.
Los números revelan la falta de apoyo en México para el desarrollo de inventos propios, según ha reconocido el director del IMPI, Jorge Amigo.
“No hay financiamiento para apoyar a los inventores, y cuando tienen una patente tampoco existen fondos para llevarla al mercado”, dijo a diarios mexicanos.
Apoyo escaso
Los especialistas consultados por BBC Mundo afirman que existe un alto nivel de desconfianza hacia los científicos mexicanos, especialmente de las grandes empresas que prefieren comprar tecnología en otros países.
Al mismo tiempo, son pocas las universidades públicas donde la investigación científica se concentra en necesidades reales del mercado, señaló el académico Mustre.
Y, por si fuera poco, en las últimas décadas el sistema educativo mexicano ha fomentado poco la creación de tecnología propia.
“Hay una escasa cultura de la innovación, no existe en las instituciones públicas ni privadas una política de fomento a la creatividad”, le dijo a BBC Mundo Víctor Castaño, director del Centro de Física Aplicada en Querétaro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Así, el resultado ya es evidente.
“La mayor parte de los científicos mexicanos somos más que creadores, seguidores de la ciencia y tecnología. Es meritorio, pero hay que dar el siguiente paso”, añadió el investigador de la UNAM.