La fe guadalupana que a todos mueve

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Hugo Reyna/EnLíneaDIRECTA

Reynosa, Tamaulipas.- Además de su ferviente devoción a la Virgen de Guadalupe (Patrona de México) y acudir a la Basílica de Guadalupe a dar gracias y presentar respeto, no es solamente ese el principal motivo de las peregrinaciones que de todos los rincones del País llegan el 12 de diciembre, sino también hay una coincidencia generalizada que comparten: Testimonios de fe e incluso milagros ocurridos que son motivo suficiente para venir y agradecer, así como ofrecer testimonio de lo ocurrido.

Llegan en multitudes por todos los costados de la Basílica de Guadalupe o La Villa como también es conocida, los rostros de cansancio tras una larga peregrinación como por arte divino desaparecen ante el solo hecho de ingresar y pisar el terreno sagrado en sí ya es un milagro y se reconfortan sabiendo que están a punto de cumplir con una promesa hecha en el transcurso del año, algún favor para sanar, salir o resolver algún apuro, en fin todo aquello que implicó el auxilio e intervención de la Virgen de Guadalupe.

Se ha dispuesto de un operativo de seguridad que orienta el paso y estancia de los fieles, mediante folletos informativos se informa de los principales puntos de reunión y auxilio en caso de ser necesario.

De acuerdo a directivos de la Basílica se espera la presencia en los próximos días hasta el 12 de diciembre la visita de poco más de 5 millones de personas que de toda la república mexicana vienen a pagar los favores recibidos en su beneficio.

Martín Chavarria es un ejemplo de ello, hace 10 años se fue a trabajar a Los Ángeles, California, desde entonces no había regresado a México ni a su natal Perote, Veracruz, antes de retornar a su terruño se pagó el viaje a la Ciudad de México para acudir a La Villa a dar gracias a la Virgen de Guadalupe por el trabajo que tiene por sus cuidados y luego de concluir con el pago de esa manda que cumplió de rodillas hasta el templo principal, habrá de reencontrar con sus familiares.

En su largo y penoso camino de rodillas hacia la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, Martín expresó que no siente cansancio ni dolor, lleva una veladora encendida en sus manos y procura que no se apague es para ponerla a los pies de la imagen de la Virgen de Guadalupe, la célebre tilma que cuenta la leyenda llevaba Juan Diego, cuando se le apareció hace más de 400 años.

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