México ve crecer la delincuencia juvenil

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Recientemente la organización civil Causa Ciudadana encontró en Guanajuato, en el centro del país, a un grupo de adolescentes que empezaron robando tarjetas telefónicas y al poco tiempo fueron reclutados por una banda de secuestradores.

En Tijuana, al noroeste, el Centro Binacional de Derechos Humanos detectó a adolescentes que trafican droga y asesinan por encargo, mientras que en la Ciudad de México el Tribunal de Justicia estableció 15 juzgados especiales para atender los casos de jóvenes delincuentes.

Son ejemplos de una nueva realidad en México, donde según autoridades, desde hace cinco años existe un inusual repunte en el número de delitos cometidos por jóvenes.

Es un fenómeno “complejo” en el que se mezcla la crisis económica, la falta de oportunidades de estudio o empleo, la desintegración familiar, abundancia de drogas en las calles y hasta el acceso a medios de comunicación como internet, explicó David Ordaz, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).

“No es sólo que cometen delitos, sino cómo lo hacen. La violencia está muy arraigada entre los jóvenes”, dijo en conversación con BBC Mundo.

Una de las consecuencias es que cada vez son más los jóvenes y menores de edad asesinados, según datos del Consejo Nacional de Seguridad Pública.

Esta semana, por ejemplo, en una pequeña comunidad de Chihuahua aparecieron los cadáveres de siete jóvenes que horas antes habían sido secuestrados.

Línea recta

En seis meses, un joven mexicano puede convertirse en un delincuente peligroso, aseguró Carlos Cruz, director de Causa Ciudadana.

Es un proceso que se inicia con delitos menores que son tolerados por la familia o su círculo de amigos, pero que pueden agravarse rápidamente, sobre todo en zonas con presencia de narcotraficantes.

De hecho, según la Procuraduría General de la República (Fiscalía) desde hace varios años los carteles de la droga reclutan cada vez a más jóvenes.

“Cuando son cooptados por los grupos criminales el proceso es rápido. Empiezan vigilando cargamentos de droga y terminan en sicarios”, dijo Cruz en conversación con BBC Mundo.

Un elemento fundamental es el entorno social en que viven y el tipo de delincuencia a la que están expuestos.

“En Tijuana quieren ser sicarios, pero en el Estado de México aspiran a ser secuestradores”, explicó el investigador del Inacipe.

Empleo disponible

El gubernamental Instituto Mexicano de la Juventud ha dicho que existen siete millones de jóvenes que no estudian ni trabajan.

Es un caldo de cultivo para la delincuencia organizada, especialmente los carteles de la droga, afirmó Cruz.

“Los narcotraficantes sí hicieron un análisis del bono demográfico de México y encontraron que allí hay mano de obra. Si según las autoridades este año los carteles han perdido a miles de personas, necesitan reponerlas”.

Muchos de estos jóvenes provienen de zonas marginadas, donde el acceso a empleo y educación es limitado.

Un ejemplo ocurre en Ciudad de México, donde según la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal entre enero y septiembre 2.273 menores de edad cometieron algún delito.

De ellos, la mitad proviene de barrios donde el ingreso económico promedio suele ser escaso.

“Son zonas donde vender droga o robar no es tan sancionado socialmente”, le dijo a BBC Mundo Javier Hidalgo, director del gubernamental Instituto de la Juventud del Distrito Federal.

El futuro

¿Pueden disminuir los delitos cometidos por jóvenes?

Sí, pero se necesitan acciones desde el gobierno, como rescatar los espacios públicos en manos de la delincuencia, o aumentar apoyo en becas de estudio a los jóvenes en riesgo, coinciden los entrevistados.

Pero lo más importante es cambiar la actitud de las autoridades, subrayó el director de Cauce Ciudadano.

“Las acciones de la sociedad civil en favor de los jóvenes no tienen fines electorales, y el gobierno mexicano lo debe entender”, insistió.

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