Óptica/Gastón Monge *Decálogo perverso e inadecuado

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Expectación, temor y esperanza, son los sentimientos que probablemente provocó entre la sociedad mexicana la presentación ante el Congreso, de la propuesta de reforma política y electoral que el presidente Calderón entregó la mañana de ayer.

Tales propuestas, a mi juicio, fueron realizadas en un contexto político y social inadecuado, ya que debieron tal vez, llevarse a cabo hace 15 o 20 años a lo sumo, cuando el país más las necesitaba, y cuando el partido dominante, el PRI, más las negó, porque se encontraba consolidado en el poder.

Hoy Calderón hace suyos los reclamos de aquella parte de la sociedad que pedía una reforma electoral integral y justa, una reforma política que rompiera las redes del poder político sustentado en el monopolio de un solo partido, y un sistema político ciudadanizado que permitiera la real participación de esa parte de la sociedad ansiosa de hacer propuestas.

En estos momentos en que el país está sumido en la indolencia política y la inanición social, provocada por una crisis económica que se ha hecho preferencial y prioritaria de atender para los mexicanos, sumada a la pesada losa de la inseguridad y la violencia, reformas como las propuestas, creo que si bien son importantes de realizar, no es el momento de llevarlas a cabo, por el enorme costo social y político que llevaría de implícito.

Por ejemplo, en las elecciones presidenciales, contar con una segunda vuelta al estilo del Tío Sam, sería costosísimo para un país con una economía debilitada por la crisis externa e interna, ya que recursos económicos destinados en un principio para combatir la pobreza, pudieran ser utilizados para la elaboración de esa segunda vuelta.

Más bien, debería reducirse el número de partidos con base en el 4 por ciento de respaldo social propuesto por Calderón, pero además, llevar al país a un tripartidismo, el que a mi juicio sería menos costoso, porque estaría representado por un partido de izquierda, uno de derecha y otro del centro, para equilibrar el sistema político y evitar que rémoras partidistas aparezcan para aliarse a conveniencia con partidos que les de cobijo.

Sería dudoso que en esa segunda vuelta uno de los candidatos pudiera obtener mayor votación que la que habría conseguido en la primera elección, debido al hartazgo social que se evidencia en un enorme abstencionismo en tiempos electorales.

De los candidatos independientes, creo que lo que pudiera provocar es que serían abiertas de par en par las puertas a la participación de personajes del crimen organizado, ya que al no pertenecer a ningún partido político, por medio de la intimidación y la amenaza, conseguirían adeptos y simpatizantes para lograr el voto popular.

En cuanto a la reelección a 12 años de alcaldes y legisladores locales y federales, la verdad es que es de dudar también el que los programas pudieran tener la continuidad que se pierde, pero no por falta de tiempo, sino por falta de voluntad política y de capacidad para hacerlo.

No quisiera ver a un alcalde o un diputado deshonesto y despilfarrador repetir en el cargo por 9 años más. Ello generaría nuevos vicios y crearía oportunidades insospechadas para el enriquecimiento inexplicable, y aunque pienso que sí hay ediles y legisladores honestos y trabajadores, la excepción no hace la norma, por lo que aquellos que no trabajen o sean deshonestos, simplemente continuarían en sus cargos, porque no habría poder alguno para destituirlos. Hasta el momento no ha habido casos de estos, aunque abunden los ediles rateros y despilfarradores.

Tal vez la única propuesta que me parece congruente, de todas las presentadas por el presidente, es la que se refiere a la reducción de diputados y senadores. Pero no en la forma en que lo propone Calderón, sino que la reducción implique la desaparición de los diputados plurinominales, para que en vez de 400, queden en la Cámara Baja solo 300 legisladores federales, aunque pienso que reducir los senadores a solo 96 en vez de los 128, es justo.

Esto es lo que pienso del decálogo de Calderón, propuestas que si bien no son m al intencionadas, en el fondo no resuelven el fondo del problema, es decir, en poco o casi nada beneficiarán a los millones de mexicanos que como dicen ahora los especialistas oficiales, se encuentran en pobreza alimentaria, para no decir que se están muriendo de hambre.
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La comunicadora Xiomara Rendón lleva a cabo desde hace año una loable labor proselitista, que consiste en recabar juguetes para entregarlos a los niños pobres de las colonias marginadas.

Por ello es que inició una importante colecta de juguetes y ropa para esos niños, la que denominó ‘Juguetín’, campaña que iniciará el 18 de este mes, para terminar el 22. Creo que al igual que en años anteriores su causa tendrá como recompensa muchas caritas felices el día de la Navidad. Felicidades Xiomara.

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Ayer, un maestro de nombre Alfonso Reyes Briseño se presentó de manera intempestiva en las instalaciones del Departamento para el Desarrollo Integral de la Educación, del que es titular el maestro Aurelio Uvalle Gallardo.

Ese maestro llevó mantas y una cartulinas, en la donde exigía el cargo de director en cualquier escuela primaria de la ciudad, y protestó porque a otro maestro le asignaron el cargo que el solicitaba. Pero ocurre que el maestro designado tiene más antigüedad que él, y que las gestiones para darle ese puesto de director, están avanzadas y es probable que se resuelva en enero, lo que el mentor ignoraba, por lo que solicitó disculpas y se retiró avergonzado.

Hasta mañana

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