Entre Nos/Carlos Santamaría Ochoa *Reflexiones de año viejo

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En el último día del año 2009, siempre es bueno hacer una reflexión acerca de lo que se ha podido llevar a cabo en doce meses; 365 días de anhelos, problemas y satisfacciones, alegrías y triunfos, aunque a veces calan más las cosas que nos pesan, siendo que debiéramos tener una actitud positiva, como aquel que tropieza con la piedra y cae, lastimándose y sangrante, pero contento porque ha aprendido a ver hacia adelante, pero sin dejar de ver el lugar que va pisando.
La evaluación de fin de año siempre resulta interesante, por donde quiera que la veamos, y no podemos negar que algo bueno nos deja cada descalabro, pero lo mejor que podemos hacer es no pensar en las veces que hemos caído, sino en las que nos hemos levantado para vender cara una derrota, o para, en una agresiva revancha, alcanzar el éxito, el triunfo que todos estamos llamados a tener en nuestro poder.
La fe tiene mucho que ver: quien piensa que hay un factor divino en su camino y le ilumina para que tenga buena ruta, tiene una parte considerablemente estructurada para alcanzar la felicidad. No se compara, por ningún motivo, el pensar que Dios está ahí con nosotros, y que no va a cargar nuestra maleta o a caminar nuestro camino; tampoco va a pagar nuestras deudas o a resolver nuestros problemas, pero sí estará ahí, como un gran estímulo para que nosotros saquemos la fuerza de nosotros mismos, y entonces, alcanzar la meta deseada, con la seguridad que hemos sido iluminados por esa divina luz que no nos levantó, sino que nos entregó la fe para tener fuerza y hacerlo por nosotros mismos.
En este día, es bueno dedicar unos minutos a la reflexión y pensar en todo lo que hemos recibido, sea porque lo hemos ganado o no, porque nos tocaba o cualquier otra razón, pero analizar el merecimiento que tuvimos para lograrlo y pensar que este año 2010 viene con mejores cosas para todos, pese a los grandes errores de un gobierno que ha llevado al país, aunque la información diga lo contrario, a una situación difícil donde los que trabajamos no entendemos mucho de macroeconomía, pero sí del alza en el jamón o la papa, en la gasolina o la luz, y que nuestro salario cada vez alcanza menos.
Pese a estos gobiernos, tenemos que tener una esperanza de que todo mejorará, y el caso de Tamaulipas es digno de llamar la atención en cada uno de nosotros, los que realmente hemos tenido la oportunidad de ver la manera en que ha crecido la entidad en los últimos cinco años y que no ha sido obra de la casualidad, sino de una administración que nos ha respondido, que hemos tenido aspectos por mejorar que se han logrado sacar adelante, pero lo más importante, que seguimos siendo un estado importante en el contexto nacional.
La evaluación que debemos hacer, también, en el ámbito personal, resulta fundamental porque es la base de todas las demás: nosotros, como personas, estamos llamados a un estado, como dijeran algunos filósofos: “de perfección”, entendiendo esta palabra como la unión de todos los esfuerzos para lograr una existencia llena de armonía.
Quien es feliz, así lo consideramos siempre, podrá entregar felicidad; quien se ama a sí mismo puede entregar amor a los que le rodean, y por el contrario, quien no tiene idea de estos sentimientos nunca podrá entender cómo ser feliz al lado de alguien.
Es una fecha, también, para hacer una lista de propósitos. Seguramente quienes se dedican a la política han hecho su lista para este 2010 en que habrá elecciones en Tamaulipas. Bien, esperemos que les vaya bien y que lleguen los hombres que necesita la entidad para seguir caminando hacia adelante.
En cada uno de nosotros, tenemos que considerar la lista de propósitos y anhelos para el año que viene dentro de una realidad alcanzable.
No sería justo, por ejemplo, pensar en tener alas y llegar a la luna, pero sí en volar con los talentos existentes y estar allá, disfrutar allá y compartir ese sentimiento.
Muchas cosas tienen que ver con la felicidad de cada quien, y todas son distintas de acuerdo al contexto en que vivimos y pensamos.
Hoy es un día que, seguramente estaremos con la familia, los amigos y uno que otro compañero, pero definitivamente, tenemos que aprender a buscar –y encontrar- la felicidad individual, ya que quien la alcanza tiene la parte que corresponde a los demás compartir.
Los deseos del columnista para quien tiene oportunidad de compartir estos momentos son en el sentido de que esa inmensa luz que llega de arriba e ilumina el camino del que escribe pueda iluminar el camino de cada una de esas personas que tienen que ver con su existencia, y para los que caminan cerca, que el resplandor también alcance la ruta que han elegido para recorrer en esta vida.
Que el 2010 sea venturoso, lleno de cosas buenas para todos, y que el amor y la felicidad estén siempre presentes en la vida de todos nosotros, sería la súplica que haríamos al Supremo Ser del Universo, para que todos vivamos dentro de una mayor armonía.
Gracias por su preferencia, esperamos contar con su lectura a través de este espacio durante el año venidero 2010.
Comentarios: [email protected]

Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!

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