En Corto/Benny Cruz Zapata *Sara Gabriela Montiel Solís ¡Qué vergüenza!: Salomón Rosas ya es Diputado Federal

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A Sara como la conocen en Tamaulipas, la conozco poco, sé que es una buena mujer que por los tejes, manejes y amarres de su marido Salomón Rosas, logró llegar de chiripa como Diputada federal en donde fue obligada por Rosas a calentar la silla un ratito más de lo previsto, pues mujeres como ella se le adelantaron en sus intenciones desatando el escándalo de las llamadas “Juanitas”, y tuvo que postergar hasta hoy su estancia en el Congreso de la Unión.
Ahora de acuerdo a información nacional Sara Montiel le da regalote de reyes a su maridin, para vergüenza de las mujeres en general y las políticas de Tamaulipas en particular; pues la Comisión Permanente del Congreso de la Unión aprobó las licencias de dos diputadas del PRI y una del PRD para dejar su curul a tres suplentes hombres, que resquebraja la equidad de género en San Lázaro.
Durante la primera sesión de este año se aprobó la licencia para que la diputada federal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) por el estado de Durango, María Guadalupe Silerio Núñez, sea sustituida por Marcos Carlos Cruz Martínez.
Se aprobó también que la diputada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por San Luis Potosí, Sara Gabriela Montiel Solís deje dieta, curul y fuero para otorgárselo a su suplente, Enrique Salomón Rosas Ramírez; marido y Delegado del CEN del PRI en Tamaulipas.
Es un agravio lo sucedido, es una falta de respeto a las mujeres que dedican su vida entera a su partido el PRI, que con personajes como Salomón Rosas, ponen a la vista que en política no hay moral ni respeto alguno por el trabajo político de las mujeres, que tienen que conformarse cuando bien les va con alguna suplencia en los puestos de elección popular.
Lo anterior dibuja de cuerpo entero a personajes como Salomón Rosas, y su abuso de poder; de ello nos habla Dulce María Sauri:
“La violencia contra las mujeres es un abuso de poder. Es la capacidad de imponer la voluntad a otra persona mediante el uso de la fuerza física, la presión sicológica, la coacción económica o la amenaza. ¿Por qué no pensar que las mujeres diputadas se sienten obligadas por la fuerza del afecto, la amenaza del desempleo —no quiero pensar que del daño físico—, a dejar su lugar a sus suplentes masculinos? Vistas como víctimas de una relación desigual de poder, ellas posiblemente sientan que no son dignas de sentarse en una curul de San Lázaro, por eso sólo prestaron su nombre al esposo, al hijo, al jefe, al partido, sin el ánimo ni la convicción de ejercer el cargo.”
Por lo anterior se deduce que Sara Gabriela Montiel no la tuvo fácil al usurpar un cargo que no trabajo, que no merecía y sobre todo al que fue llevada de manera circunstancial por su marido.
Desde cualquier óptica, ¿con que cara Salomón Rosas llega a Diputado Federal?
Si bien es cierto que la estancia de Sarita, su mujercita no servía de nada a las de su género, mucho menos su consorte, son este tipo de legisladores los cómplices principales del olvido de los intereses populares que deberían en teoría defenderse en el Congreso de la Unión.
En fin veremos y diremos

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