Tal parece que los estrategas políticos y económicos del gobierno federal, no supieron o no pudieron definir los alcances de tan errada medida de aumentar el precio de los hidrocarburos, gas y gasolinas, y por lo tanto, no midieron el alcance social que dichas medidas provocarían en el corto plazo en todos los sectores de la población; ricos y pobres, empresarios y comerciantes, políticos y advenedizos.
A tres semanas del primer incremento a las gasolinas, medida bautizada por el pueblo como ‘gasolinazo’, término bien empleado para dar a conocer el duro golpe que a la economía popular se le dio, los partidos políticos que accionaron la guillotina económica, PAN y PRI, ahora se lamentan y se culpan mutuamente, en un vano intento de deslindar sus propias responsabilidades en este artero atentado a los mexicanos.
De nada valen los argumentos esbozados por el líder del PRI en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, de que en el PRI no se autorizo tal incremento. Tampoco son validas ya las acusaciones que se hacen de manera mutua Cesar Nava, líder nacional del PAN, y Jorge Carlos Ramírez, vice coordinador del PRI en la Cámara baja, en el sentido de uno de los dos partidos tiene la responsabilidad total.
¿Para qué tanta lamentación y acusación, si el daño ya se hizo y las consecuencias las pagamos todos, en particular el pueblo?, ¿Para qué evadir la responsabilidad política y social que a cada partido le corresponde, si ninguno de los dos hizo algo para evitar el desplome de la economía domestica?
Después del golpe, de nada o de poco sirven las palmaditas. Hay que resarcir el daño, y la mejor manera de hacerlo, es mediante la aplicación de programas sociales efectivos, suficientes y capaces de frenar la pauperización de la economía de millones de familias, crear más empleos mejor remunerados, abrir más oportunidades a los jóvenes egresados de las universidades, para que se empleen de manera productiva, y no lo hagan en labores que desperdicien su talento y habilidades.
¿Qué hará el gobierno federal para atender a los cientos de mexicanos que regresaron de Estados Unidos para re establecerse en el país? Ni los diputados federales ni los senadores saben a ciencia cierta las repercusiones económicas y los alcances sociales que tendrá este retorno masivo de mexicanos, a las comunidades a las que daban vida con sus remesas.
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Ayer comentaba sobre el probable fracaso de algunas alianzas que se me antojaban como imposibles de realizarse, debido a la divergencia de intereses y de objetivos de los partidos políticos, a excepción del PRI, partido que hasta el momento ha mostrado una consistencia política que ningún otro partido tiene en estos momentos.
Me enteré que pese a los extraños movimientos que a nivel estatal ocurren entre los aspirantes al cargo de candidato a gobernador, el tablero político en la entidad, así como en Nuevo Laredo, ha sufrido no modificaciones, sino movimientos raros que confunden a muchos.
Por ejemplo. Resulta que Rodolfo Torre Cantú es visto en la capital estatal como el seguro candidato del PRI para gobernador, toda vez que todo parece indicar que el secretario de educación, José Manuel Asaad Montelongo, se irá como candidato a la alcaldía de ciudad Victoria, mientras que el resto de los aspirantes priistas, ya se descarto o fue descartado por su partido. Por ello, creo que la lucha será solo entre Ramón Garza y Torre Cantú.
En Nuevo Laredo, hasta el momento, el candidato natural sigue siendo el gerente de la Comapa, Carlos Montiel Saeb, aunque no se debe descartar la posibilidad de que otro de cargo pueda dar una sorpresa.
Uno de ellos es el secretario general de la sección 30 del SNTE, Arnulfo Rodríguez, de quien me enteré, también pretende gobernar esta ciudad, aunque tengo reservas muy a pesar de que Arnulfo tenga el respaldo de los maestros, bastión importante para el PRI, ya que aunque es originario de Nuevo Laredo, no tendría el respaldo popular porque carece de posesionamiento político en la ciudad, no posicionamiento, que sí lo tiene.
Hasta mañana
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